EDITORIAL. TROCHA Nº 216. JULIO. 2020

Dar fruto en un presente constante

Ostentar la condición de veterano de la OJE es un orgullo e implica un grado de compromiso con el presente; y en este presente se incluyen muchas cosas: mantener un talante personal que se advierte, de manera consciente o inconsciente, en cada hecho y en cada palabra; una constante preocupación –a veces, angustiosa– por la situación actual de España...


Publicado en el núm. 216 de 'Trocha', de Julio de 2020.
Editado por Veteranos OJE - Cataluña.
Ver portada de Trocha en La Razón de la Proa.

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Dar fruto en un presente constante

Dar fruto en un presente constante

La condición de veteranos de la OJE es muy amplia y plural en un sentido lato, pues miles y miles de niños y jóvenes españoles vistieron su uniforme, se encuadraron en hogares y asistieron a campamentos y marchas. A muchos –la mayoría– les queda de todo ello un bonito recuerdo, plagado de anécdotas simpáticas; otros han preferido olvidar y silenciar su pasado, pues puede resultar sumamente molesto para sus actuales intereses; los más, por fin, lo asumen con toda naturalidad –eran cosas de críos–, lo reconocen, si viene al caso, pero no le dan la menor importancia.

Finalmente, unos cuantos consideramos que ostentar la condición de veterano es un orgullo e implica un grado de compromiso con el presente; y en este presente se incluyen muchas cosas: mantener un talante personal que se advierte, de manera consciente o inconsciente, en cada hecho y en cada palabra; una constante preocupación –a veces, angustiosa– por la situación actual de España; una profundización en los ideales y valores que se aprendieron en la OJE, y una ocupación constante para que estos se difundan, a modo de semilla, en nuestra sociedad, ya sea en un nivel familiar y privado, ya sea en un nivel público, según posibilidades y opciones.

Quienes redactamos mes a mes estas páginas de Trocha y quienes las esperan para leerlas, reflexionar sobre su contenido y difundirlas, están en ese último grupo de personas. No hemos echado un espeso muro de silencio o de amnesia sobre el recuerdo juvenil, sino que lo hacemos actual de forma permanente, pues no nos basta con la suave nostalgia de otras edades. Procuramos mantener ese talante –Estilo–, sentimos hondamente la preocupación y nos ocupamos en una tarea diaria para que aquel ideario esencial se proyecte en un panorama nacional muy distinto al que vivimos entonces.

Esto implica habitualmente un luchar contra corriente, una incómoda, pero asumida, situación de estar fuera de tu propio solar, y un soportar incomprensiones, menosprecios y rechazos. Sin embargo, no nos importa, pues, además de tener las espaldas muy anchas, tenemos la conciencia en paz al no haber olvidado el compromiso que un día adquirimos y en el que, a Dios gracias, perseveramos.


 

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