Semblanzas

Mercedes Formica en la pluma de García de Cortazar.

Fue Mercedes Formica una falangista capaz de entenderse con gente de diferentes tendencias, una adelantada en la reconciliación de todos los españoles al valorarlos por lo que eran y no por sus inclinaciones políticas.

Publicado en la revista Gaceta de la FJA de NOV/2021. Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Recibir actualizaciones de LRP.​​​

Mercedes Formica en la pluma de García de Cortazar.


En su día se publicaron una serie de conferencias que organizó la asociación Círculo Orellana, con el apoyo del Instituto Cervantes y que, en este caso, lleva por título ¿Conoces a Mercedes Formica? Españolas por descubrir. Como no estoy muy de acuerdo con ese título, voy a intentar "descubrir" algo de ella de lo mucho que se podía escribir de esta falangista. En 2015, García de Cortázar dedicaba un artículo, en el diario ABC, Mercedes Formica, palabra de mujer, a esta escritora y jurídica que promovió la reivindicación de la mujer como mujer y no como espécimen de género. Es cierto que durante largos años ha permanecido silenciada por muchos medios españoles, incluido el que ahora le dedicaba una página a pesar de que el 27 de julio de 1956, este diario madrileño recogía, con la firma de Mercedes Formica, un artículo que titulaba Los derechos de la mujer casada. También este periódico, en la edición de Sevilla, el 14 de diciembre de 2015, informaba a sus lectores que se había reeditado la novela más conocida de Mercedes Formica, Monte de Sancha.

Dos amigos míos, en relación al artículo de García de Cortázar me decían: uno de ellos, que el artículo era muy bueno; el otro iba un poco más allá y escribió estas palabras «La verdad es que el artículo de Cortázar sobre Mercedes Formica es de lo mejor que he leído sobre ella. Aunque trata un aspecto no tocado por otros, al menos en la forma que lo hace». Indudablemente no voy a llevar la contraria a estos amigos porque el artículo es bueno, y aunque sólo sea porque el periódico abrió sus páginas para volver a recordar a una mujer que llegó a colaborar en ese medio, aunque su muerte casi llegó a silenciarla. Una mujer falangista que fue capaz de entenderse con gente de diferentes tendencias, que es ahora lo que precisamente necesita España y no dejar que sigan manipulando, parte de la política, las que nunca debieran haber llegado a donde ahora están: Manuel Carmena, Ada Colau, Rita Maestre, etc. son un ejemplo que nos llevan, entre otras cosas, y sin que nadie las pare, a lo más bajo del laicismo. Y como decía muy bien Pedro Luis Llera en un artículo publicado en ese mismo medio: «Por este camino, llegaremos a la ilegalización de la religión católica».

García de Cortázar dedica la primera parte de su artículo a recordarnos la novela, ya citada, Monte de Sancha, finalista del Premio Ciudad de Barcelona. Esta novela, editada por Luis de Caralt en 1950, ya recibió una crítica en el ABC en marzo de 1951, firmada por el académico Fernández Almagro: «Es Málaga, en la época roja, la ciudad que presta todo su ambiente…» El autor catalán Sebastián Juan Arbó, consideró la novela, en una crítica que escribe en el diario La Vanguardia Española, como «espléndida». En el espacio que sigue García de Cortázar dedicando a la novela, reproduce unas líneas donde sale el nombre Margarita Bradley, personaje simbólico, pero olvida lo último que Mercedes Formica escribió sobre esta mujer cuando se encontraba ante un grupo de hombres que hacían sonar los cerrojos de sus fusiles que habrían de acribillarla:

«Frente a ella estalló una luz clarísima y distinguió fugazmente las campanillas azules de una fachada. Un golpe violento le hundió el corazón, cortándole el resuello, del mismo modo que, cuando pequeña, había caído de lo alto del ficus. Perdió la noción de su propio cuerpo y cayó en el vacío, en una obscura, infinita profundidad. Pero todavía alentaba su pensamiento y aún pudo invocar con angustia: ¡Jesús! ¡Dios!».

El historiador no cita más novelas de la escritora. Pero habría que recordar Bodoque, donde narra las reacciones de un niño frente a un acontecimiento superior a sus fuerzas; La ciudad perdida, seleccionada para el Premio Nadal y llevada al cine más tarde; a Instancia de parte, con la que ganó el Premio Cid; La hija de don Juan de Austria, una aportación sobre un personaje olvidado, con prólogo de Julio Caro Baroja, y que su hermano Pío, fallecido recientemente, aún tuvo tiempo, de ver con enorme pena como el Ayuntamiento de Cádiz retiraba el busto de esta amiga de la familia, luchadora de los derechos de la mujer; María de Mendoza. Solución a un enigma amoroso, novela histórica; La infancia que, con otra novela Collar de Ámbar, termina Mercedes Fórmica su obra literaria. El historiador escribe en otro momento que «debería ser obligatorio leer el primer tomo de sus memorias, Visto y vivido», citando asimismo el segundo, Escucho el silencio, pero olvida el tercero, Espejo roto. Y espejuelos que cierra la trilogía iniciada en 1982.

García de Cortázar relata que Mercedes Fórmica «se enamoró del pensamiento de José Antonio», citando después, una sola vez, el nombre de Falange, pero nada nos dice que asistió al primer Consejo Nacional del SEU, que tuvo lugar el 11 de abril de 1935, y que el mismo José Antonio la nombró, febrero de 1936, delegada nacional del SEU femenino, y, como tal, miembro de la Junta Política del Partido.

Olvidó citar también el artículo, que después de estar congelado tres meses por la censura, publicó en ABC el 7 de noviembre de 1953, titulado El domicilio conyugal y que tuvo un enorme éxito no sólo en España sino fuera de nuestras fronteras. Fue el principio de la lucha que, en defensa de la mujer tuvo esta jurista, desconocida y silenciada para la mayoría. «Confieso que no sabía nada de Mercedes Formica», escribió la periodista del periódico El Mundo, Berta González de la Vega. Y Rosa Regás, directora general de la Biblioteca Nacional, algún tiempo, en el gobierno de Zapatero, también escribió que desconocía la historia de Mercedes, sin embargo reconoció que ésta «fue la primera mujer que desde el régimen dictatorial del general Franco intentó que se transformaran las leyes machistas que convertían a la mujer en una esclava de las costumbres, la sociedad, la religión y el omnímodo poder de sus maridos o padres».

Fue Mercedes Formica, en definitiva, una adelantada en la reconciliación de todos los españoles al valorarlos por lo que eran y no por sus inclinaciones políticas.



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