NUESTRA MEMORIA

Falange Española y el paro obrero

«El paro obrero, que es una angustia que debía quitar el sueño a todo político español, nos ofrece la triste situación de 700.000 hombres que pasan muchos días y muchas noches sin comer; 700.000 cabezas de familia para quienes el pan diario de sus hijos constituye una congoja sin remedio…» (José Antonio).​


Publicado en Gaceta de la FJA, núm. 344, de mayo de 2021. Ver portada de Gaceta Fund. José Antonio, en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.​

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Falange Española y el paro obrero

Falange Española y el paro obrero.


En el II Consejo Nacional de Falange Española de las JONS, celebrado en Madrid los días 15 y 16 de noviembre de 1935, una de las ponencias que se debatieron fue la referida al paro obrero. Manuel Mateo, miembro de la Junta Política y jefe nacional de la CONS –Central Obrera Nacional Sindicalista–, y Manuel Hedilla, jefe provincial de Santander, ambos consejeros nacionales, que representaban el ala más obrerista de Falange y fueron junto a otros, los ponentes y autores del Informe.

Recordemos que Manuel Mateo era un obrero de origen comunista y Hedilla fue la única persona que, al momento de su afiliación a principios del año 34, aportó a la nueva organización falangista un sindicato de trabajadores, todos ellos de la SAM –Sindicatos Agrícolas Montañeses– (donde trabajaba Hedilla), cooperativa creada por ganaderos cántabros para el tratamiento y comercialización de productos lácteos.

Manuel Mateo fue muerto por sus ex camaradas comunistas en septiembre del 36. En un principio logró eludir la persecución y captura tras el 18 de julio y el asalto al Cuartel de la Montaña. Primero estuvo escondido en casa de un conocido, Enrique Garrigues. Después alquiló un piso en la calle de Cadalso, junto a la madrileña Estación del Norte, haciéndolo a nombre de Manuel Hedilla, con quien se había intercambiado la documentación. Sin embargo al final fue localizado tras seguir varios chequistas del Partido Comunista a su novia, también antigua comunista. Lo detuvieron y lo llevaron a la checa de la calle San Bernardo y después a la de Serrano. Allí fue torturado y asesinado.

En Valladolid Onésimo Redondo era el abogado del Sindicato de Remolacheros en donde gozaba de un amplio predicamento. Bastantes de sus miembros fueron también miembros, primero de las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, después de las JONS y por último de Falange, aunque el sindicato, que lo era de agricultores, no se adhirió como tal.

Con anterioridad a Falange Española de las JONS, y refiriéndome a las JONS, existió en Valladolid el Sindicato de Conductores de Automóviles o Transporte, cuyo principal promotor fue Emilio Gutiérrez Palma, estando formado no solo por jonsistas sino también por otros trabajadores del sector no afiliados a ningún sindicato o que habiéndolo estado, UGT o CNT, los habían abandonado.

Gutiérrez Bedoya tras la salida de Ramiro Ledesma Ramos de Falange Española de las JONS en diciembre de 1934, abandonó junto a este la organización, no volviendo a intervenir en actividad política o sindical alguna el resto de su vida.

Una de las primeras actividades sociales de Falange Española, nacida el 29 de octubre de 1933, fue la creación en Madrid de una bolsa de trabajo. Se buscaba con ello no solo atraer militantes obreros sino también buscarles trabajo. Se encargaron de su gestión Nicasio Martínez Cabezas, Gregorio Sánchez Puertas y el antiguo cenetista Camilo Olcina, amigo personal de Julio Ruiz de Alda y mas tarde escolta de José Antonio.

La CONS se creó en el verano de 1934, siendo su primer Jefe Nicasio Álvarez de Sotomayor, antiguo cenetista y jonsista. Este abandonó junto a Ramiro Ledesma Ramos, Falange Española de las JONS, muriendo a principios de la guerra civil asesinado por hombres con camisa azul, al frente de los cuales al parecer estaba, José Luna Meléndez. Esto lo cuenta Ceferino Maestú en su trabajo de abril de 1963, titulado La Falange y los sindicatos obreros.

Luna Meléndez, jefe provincial de Cáceres fue un “extraño” personaje, pues poco antes del 18 de julio abandonó Falange llegando a anunciarlo en la prensa extremeña, reincorporándose después.

La nueva Central Obrera continuó con la labor ya iniciada con la creación de la bolsa de trabajo, y su primera gran acción en ese sentido se llevó a cabo mediante el intento de captación de trabajadores de la construcción en paro, a los que se les ofreció trabajo. José Antonio había escrito a los constructores, sector con gran actividad en el Madrid de 1934, avisándoles de que se presentarían estos a trabajar, sin embargo el temor de los empresarios a UGT y CNT, así como la obstrucción de estos sindicatos frustró la operación. Como resultado aumentó considerablemente el número de trabajadores afiliados a la CONS. Hubo enfrentamientos por esa causa cabiendo destacar el que ocurrió en los Nuevos Ministerios, entonces en construcción, en donde el propio José Antonio participó en defensa del derecho al trabajo de los obreros en paro.

En Madrid se llegaron a constituir con anterioridad a la guerra civil, los sindicatos de la industria metalúrgica, de la Industria del pan, de hostelería, de artes gráficas, de dependientes y mozos de comercio, de empleados municipales y el de oficios varios.

Esta preocupación por los parados fue constante en Falange Española de las JONS, y particularmente en la CONS. Parecida labor que en Madrid se efectuó en Valladolid, provincia en la que la CONS tuvo un importante crecimiento y en donde la figura de Emilio Gutiérrez Bedoya fue esencial. El crecimiento de la CONS en provincias fue paulatino, destacando especialmente Zaragoza, en donde su responsable fue Andrés Candial, también antiguo jonsista de origen cenetista. En la capital maña se llegaron a crear cuatro sindicatos, el de Oficios Varios, el de Construcción, el de Oficinistas y el de Transportes.

Es obvio que la mayor afiliación a Falange Española de las JONS lo fue de estudiantes que con su sindicato, el SEU, dirigido primero por Manuel Valdés Larrañaga y después por Alejandro Salazar, albergó a gran número de ellos. Hubo también muchas mujeres afiliadas al SEU y su primera delegada nacional fue Mercedes Formica, pero ni mucho menos hay que desmerecer o pasar por alto a los trabajadores que integraron la CONS, así como la preocupación de esta por el paro obrero y sus posibles soluciones.

El jefe nacional aspiraba a llevar a cabo una revolución social pero con características claramente diferenciadas del socialismo, dada su idea de servicio y el carácter personalista y nacional, que no nacionalista, de su pensamiento.

José Antonio, en entrevista del periodista Ramón Blardony, celebrada en la cárcel de Alicante el 16 de junio de 1936, a través de Agustín Peláez, cuando fue preguntado acerca del carácter burgués de la Falange, contestó:

«Los obreros conocen al nacionalsindicalismo sólo a través de las versiones de sus enemigos. Por eso creen que es un instrumento del capitalismo, cuando precisamente una de sus razones de existencia es el propósito de desmontarlo. Pese a las dificultades de propaganda, considerables masas obreras empiezan a mirar ya a la Falange con benévola curiosidad, especialmente impresionadas por el régimen de austera persecución que soporta, en contraste con la suntuosidad burguesa y burocrática que siempre ha rodeado a los líderes marxistas. Donde Falange logrará más pronto avivar las corrientes de simpatía es en las filas del viejo sindicalismo revolucionario español».

Por último no está de más el recordar también las siguientes palabras de José Antonio:

«El paro obrero, que es una angustia que debía quitar el sueño a todo político español, nos ofrece la triste situación de 700.000 hombres que pasan muchos días y muchas noches sin comer; 700.000 cabezas de familia para quienes el pan diario de sus hijos constituye una congoja sin remedio… no hay mas que una manera, profunda y sincera, de evitar que el comunismo llegue: tener el valor de desmontar el capitalismo, desmontarlo por aquellos mismos a quienes favorece, si es que de veras quieren evitar que la revolución comunista se lleve por delante los valores religiosos, espirituales y nacionales de la tradición. Si lo quieren, que nos ayuden a desmontar el capitalismo, a implantar el orden nuevo. Esto no es solo una tarea económica: es una alta tarea moral. Hay que devolver a los hombres su contenido económico para que vuelvan a llenarse de sustancia sus unidades morales, su familia, su gremio, su municipio…».

Estas palabras de José Antonio fueron dichas en el mitin del del Cine Europa de Madrid, ante las elecciones del 36, el día 2 de febrero de 1936. El discurso, justo un año después, el 2 de febrero de 1937, en plena guerra civil, fue reeditado y distribuido en toda la zona nacional, por la Jefatura de Prensa y Propaganda de Falange Española de las JONS, siguiendo instrucciones del jefe de la Junta de Mando Manuel Hedilla. La Delegación de Prensa y Propaganda del Cuartel General de Franco, ordenó la prohibición de reproducción y difusión del discurso. Por este motivo hubo varios incidentes, entre ellos la detención, aunque fue inmediatamente después puesto en libertad, de José Andino, jefe provincial de Burgos. Pero esto es ya es otra historia…

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