JOSÉ ANTONIO

Verso y palabra en José Antonio.

José Antonio Primo de Rivera consideraba su producción poética como un juego íntimo, (...) de ella sólo tuvieron noticia sus más allegados.


Autor.- Fernando Alonso Barahona, escritor y crítico de cinePublicado en su blog personal el 10/JUN/2021. Recogido por la revista Gaceta de la FJA de OCT/2021. Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Recibir actualizaciones de LRP.​​​
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Verso y palabra en José Antonio.

Verso y palabra en José Antonio


La actualidad, la fascinación, el interés que continúa despertando la figura de José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) se hace evidente en la edición de libros sobre su figura. Cabe destacar entre los últimos Las últimas horas de José Antonio, de José María Zavala y, sobre todo, el completo y exacto El último José Antonio, de Francisco Torres. También un musical en teatro Mi princesa rojadirigido por Álvaro Saenz de Heredia,  o una película anunciada El hombre que todos convirtieron en mitolibro de Pepe de las Heras.

Desde una vertiente creativa y cultural interesa rememorar la relación intensa que la poesía y José Antonio tuvieron, algo que no puede sorprender, aunque no sea tan conocido, en el hombre que en el discurso fundacional de Falange Española pronunciara estas bellas palabras :

«A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas, y ¡ay del que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete!»
(Teatro de la Comedia de Madrid, 29 de octubre de 1933)

Además, su autor escribió en ocasiones aisladas poemas que quedaron guardados en el corazón de la vida privada, seguramente bastantes de ellos pueden haberse perdido para siempre. En 2002 el poeta y editor Rafael Inglada publicó “11 poemas de José Antonio Primo de Rivera“, un cuadernillo que, según Inglada, podría considerarse como la poesía completa y hasta ahora dispersa del fundador de la Falange.

Jose Antonio Primo de Rivera consideraba su producción poética como un juego íntimo, Inglada recordaba que de ella sólo tuvieron noticia sus más allegados, entre los que se encontraban escritores como Rafael Sánchez Mazas y, tal vez, Dionisio Ridruejo también poeta. El libro Rosas de plomo de Jesús Cotta ha indagado por otro lado en la conexión insospechada por muchos entre José Antonio y Federico García Lorca, teñida de mutua admiración.

La poesía como forma de comunicación, como temple del alma, el verso y la palabra para dibujar esa forma de ser de la que hablara Eugenio d’Ors. La belleza en la palabra escrita de José Antonio, tantas veces influido por Miguel de Unamuno y sobre todo Ortega y Gasset es una de las características de su verbo. Y tal vez una de las razones de su permanencia por encima de los avatares políticos.

En 1939, un conjunto de poetas rindió homenaje a Jose Antonio con la edición de Corona de sonetos en homenaje a José Antonio Primo de Rivera. Pasear hoy por los veinticinco sonetos supone un sugestivo viaje por la magia de las palabras, por el carisma de los sentimientos. El libro fue publicado por Ediciones Jerarquía.

Contiene sonetos de: Antonio Tovar, Ignacio Agustí, José María Alfaro, Manuel Augusto, Álvaro Cunqueiro, Gerardo Diego, Manuel Díez Crespo, Carlos Foyaca, Román Jiménez de Castro, Pedro Laín Entralgo, Eduardo Llosent y Marañón, Manuel Machado, Eduardo Marquina, Eugenio Montes, Alfonso Moreno, Eugenio D’Ors, Leopoldo Panero, José María Pemán, fray Justo Pérez de Urbel, Pedro Pérez Clotet, Dionisio Riduejo, Félix Ros, Luis Rosales, Juan Sierra, Adriano del Valle, Luis Felipe Vivanco.

Contemplamos la presencia de poetas ilustres como Gerardo Diego, Manuel Machado, Luis Rosales, Vivanco o José María Pemán, amén de Leopoldo Panero, siempre con su personalísima voz .

Alvaro Cunqueiro, voz primera de las letras gallegas y españolas escribe en su soneto:

Muerte cegó tus ojos y usó el frío hierro en tus pies, cadenas destinadas a privarte del aire y del rocío.

No falta el equipo cultural que montara Dionisio Ridruejo en el que fueron figuras capitales Pedro Laín Entralgo y Antonio Tovar. Ridruejo, entonces aún inmerso en una acción política de la que luego se ausentaría –aun sin olvidar nunca a José Antonio– recordaba en su verso cálido :

José Antonio va a reír la primavera
Y solo tú nos faltas en la risa
Pero tu voz nos llega como antaño 

Por su parte Luis Felipe Vivanco comenzaba su soneto con bello cuarteto no exento de reflexión:

José Antonio, mi voz acostumbrada
a renovar la duda en la alegría,
tierna y secreta en el umbral del día 
también ha sido fiel a tu llamada.

Reproducir íntegros los sonetos de Manuel Machado y Eugenio d’Ors cautivará al lector desprejuiciado. El primero teje una auténtica oración de ausencia y ansia de perfección (toda belleza fue tu vida clara). D'Ors en una de sus escasas incursiones poéticas abunda en el estilo de su pensamiento filosófico (el ángel) y estético creando un poema de resonancias clásicas y a la vez modernistas en la estela de Rubén Darío .

José Antonio, ¡Maestro!… ¿En qué lucero,
en qué sol, en qué estrella peregrina
montas la guardia? Cuando a la divina
bóveda miro, tu respuesta espero.

Toda belleza fue tu vida clara.
Sublime entendimiento, ánimo fuerte,
y en pleno ardor triunfal, temprana muerte
porque la juventud no te faltara.

Háblanos tú… de tu perfecta gloria
hoy nos enturbia la lección el llanto;
mas ya el sagrado nimbo te acompaña

y en la portada de su nueva historia
la Patria inscribe ya tu nombre santo…
¡José Antonio! ¡Presente! ¡Arriba España!”

Manuel Machado


He aquí a Jacob, en soledades ásperas,
Que, lejos de las tiendas de sus nómadas,
Nocturnamente pugna con un Ángel
Miembros promiscuos y fundidos hálitos.

Éste, así, mozo frágil y este dolmen.
Por tres vegadas milenario sílice,
Ara en que tres culturas desangráronse,
Trabados veo, como nupciales púgiles.

Amor, amor, divina(4) antropofagia;
Amor, que tanto como escupes, bebes.
«¡Te quiero, ruge, porque no me gustas!»

A la aurora, ya el Ángel, derribado,
Cedía al vencedor su propio nombre
Y José Antonio se decía España.

Eugenio d'Ors

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