Editorial

La España que deshace y la España que debe hacer.

Nosotros, los joseantonianos del siglo XXI, creemos que la política debe ser otra cosa; que la tarea de los políticos debe estar guiada exclusivamente por el servicio a todos los ciudadanos. ¿Hemos dicho servicio? ¡Peligrosa palabra!


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La España que deshace y la España que debe hacer.


Pasemos revista, rápidamente y sin sonrojarnos, a los últimos acontecimientos políticos: el centro-izquierda, dícese que representado por Ciudadanos, rompe con el centro-derecha, que representa el PP del infeliz Casado, y lo quiere hacer caer del gobierno autonómico y del Ayuntamiento de la capital en Murcia, para dar entrada al PSOE y tratar de arrebatarle (¿) el influjo de Podemos a escala nacional; sin embargo, hay cuatro díscolos de la orden de Arrimadas, y la cosa está en el aire; el terremoto va a afectar, de momento, a Castilla y León, donde algunas mociones de censura ya pretenden derribar la hegemonía de los populares; Ayuso va por libre en Madrid y convoca elecciones apresuradas, mientras la izquierda y la extrema izquierda madrileñas de aprestan a sendas censuras igualmente; sigue la espada de Damocles del caso Bárcenas sobre el antiguo PP de Rajoy, con amenaza de sacar a relucir todos los trapos sucios; un excomisario dispara sus pistolas dialécticas, mediáticas y jurídicas al unísono sobre el mismo tema; el Gobierno nacional, partido por gala en dos, y unos apoyan el enjuiciamiento del fugado Puigdemont y otros se niegan, por oscuras simpatías hacia el huido y lo que representa: ERC amenaza, sin titubeos, a mandar a Sánchez a su casa… ¿Para qué seguir?

Entre tanto, ¡cuatro millones de parados en España!; ERTEs sin cobrar; empresarios que se ven obligados a cerrar sus chiringuitos; el separatismo en Cataluña que campa por sus anchas, y no solo en las calles cuando le interesa…; un desmadre autonómico sobre las medidas sanitarias para evitar más muertes y contagios; vacunas que no alcanzan a todos los españoles, por mala gestión o por desidia…, pero la imposición de las ideologías oficiales sobre la sociedad española acapara la atención del gobierno Sánchez-Iglesias, a pesar de sus diferencias.

Nosotros, los joseantonianos del siglo XXI, creemos que la política debe ser otra cosa; que la tarea de los políticos debe estar guiada exclusivamente por el servicio a todos los ciudadanos, y que los teóricamente representantes de estos deben responder ante quienes les han votado; añadiríamos que la perspectiva de esos políticos debería estar puesta en España y sus necesidades de todo tipo: sociales, económicas, culturales, espirituales, de prestigio internacional, de colaboración en empresas universales, como esa Europa titubeante.

¿Hemos dicho servicio? ¡Peligrosa palabra! Hoy en día, la política española es, exclusivamente, o profesión lucrativa de unos cuantos o satisfacción de las necesidades de partido.

Nosotros estamos fuera de toda esta cloaca; a pesar de que, a veces, se intente involucrar nuestra significación en maniobras de confusión, que están a la vista de todos.

Debe hacer otra España, integrada por las gentes de bien, que escupan sobre este turbio panorama y que se apresten para cambiar las cosas.

Leamos, por ejemplo, con mucha atención el último artículo del escritor Pérez-Reverte, el que lleva por título Aquí, mojándome (El semanal, 7-13 de marzo) y meditemos… Y actuemos en consecuencia.