Tres personajes...

16/FEB.- Hemos elegido tres personajes desaparecidos de notable trayectoria. Uno del que aprender y los otros dos de lo que debemos apartarnos analizando sus influencias para seguir intentando sembrar cómo combatir sus influjos.

Publicado en el número 267 de 'Desde la Puerta del Sol', 16 de Febrero de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.

Tres personajes...

Hoy dejamos en reposo los acontecimiento cotidianos, pues resulta bueno echar la vista a otros temas como pueden ser la trayectoria de personajes que nos han precedido, en unos casos para tomar ejemplo de ellos y en otros para afianzarnos de por dónde no han de discurrir nuestros caminos aunque en ellos vayamos a disfrutar considerablemente, consigamos posicionarnos en lugares encumbrados, continuamente suenen cantos de sirena en nuestro alrededor o la fortuna nos distinga especialmente.

Para ello hemos elegido tres personajes desaparecidos de notable trayectoria. Uno del que aprender y los otros dos de lo que debemos apartarnos analizando sus influencias para seguir intentando sembrar cómo combatir sus influjos.

En el primer caso tenemos a Solzhenitzin, quien durante su vida nos fue dejando una obra moral de notable densidad, y que en todo momento marcó una altura distanciada del intelectual occidental de nuestro tiempo, no obstante desarrollar su pensamiento antiburgués encontrándose alojado en por nacimiento en la existencia plenamente burguesa.

Nos dejó un pensamiento digno de reflexionar: la palabra Dios hay que escribirla en mayúscula pues en minúscula únicamente habla de ateísmo barato.

Seguimos con Jeffrey Epstein, individuo cuyo ejemplo es todo lo contrario. Desde su notable posición económica se dedicó al tráfico sexual de menores, constituyéndose en emblemático de la corrupción moral de nuestro tiempo.

Ni su suicidio le ha rehabilitado ante la sociedad.

El tercer personaje es más cercano: Alberti. Uno de los seres más detestables de nuestro país del siglo pasado.

Comunista apasionado, dedicó parte de su juventud a asesinar desde las checas a sus compatriotas, y la mayoría del resto de su holgada vida a vivir gracias al reconocimiento de Moscú por los servicios prestados; habiendo «olvidado» los españoles su tenebroso pasado en los últimos años que pasó en España, donde, incluso, llegó a ser diputado en Cortes en representación, entre otros, de las familias a las que había privado de alguno de sus componentes.


Los tres personajes son protagonistas del número del 267, por lo que se sugiere abrir el ejemplar adjunto en PDF 

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