¡Toma ya!

12/05.- No hace mucho comentábamos que los mayores intelectuales de la nación, tales como Javier Bardem, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar y otros parecidos, no decían ni pío de cómo andaba el país con el coronavirus.

Publicado en el número 306 de 'Desde la Puerta del Sol', 12 de mayo de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa

No hace mucho comentábamos que los mayores intelectuales de la nación, tales como Javier Bardem, Penélope Cruz, Pedro Almodóvar y otros parecidos, no decían ni pío de cómo andaba el país con el coronavirus, lo mal que lo estaban haciendo los políticos –curiosamente de su cuerda–, lo poco que aparecían para echar una mano con el fin de aportar ayudas, poniéndose a disposición de los que estaban en los hospitales o recluidos en sus casas, y que son los que les han proporcionado el bienestar del que disfrutan viendo sus películas.

No sabíamos si andarían por sus nobles viviendas de España, o por las que tienen por ahí en lugares idílicos, disfrutando de la vida o también encerrados entre cuatro paredes.

Estábamos equivocados al pensar que les importaba una higa cómo andaban los españoles, o qué les sucedía a gentes de otros climas que tenían parecidos problemas. Hemos de pedir disculpas, pues ahora hacen acto de presencia demostrando toda su preocupación al respecto. Información que nos llega a través de OKdiario, de la siguiente forma expresada:

Los españoles Pedro Almodóvar, Penélope Cruz o Javier Bardem, además de Cate Blanchett, Julianne Moore, Robert de Niro, Madonna y otros doscientos artistas de todo el mundo apoyan un movimiento que quiere redefinir nuestro comportamiento tras la crisis del Covid-19.

En el documento firmado por una veintena de premios Nobel se muestra la preocupación de los firmantes por la epidemia de coronavirus. «La pandemia de la covid-19 es una tragedia, una crisis que, sin embargo, nos invita a plantar cara a cuestiones esenciales. El balance es simple: los «ajustes» no son suficientes, el problema es estructural.

La catástrofe ecológica en curso revela una meta crisis: la extinción de la vida sobre la Tierra está fuera de duda y todos los indicadores apuntan a una amenaza existencial directa. A diferencia de una pandemia, por muy grave que sea, se trata de un colapso global cuyas consecuencias no tienen parangón. Hacemos por eso un llamamiento solemne a dirigentes y ciudadanos a sustraerse de la lógica predominante para trabajar en una reforma profunda de los objetivos, los valores y las economías.

Sin duda ellos han tomado el toro por los cuernos y van a arreglarlo con sus claras y lúcidas palabras. ¡Tienen la solución! Solo falta que los imbéciles que vivimos el problema nos pongamos en marcha de acuerdo con sus proclamas, las de los premios Nobel que no mencionan y la de sus excelencias.

Echando mano, como ayuda, de la niña Greta Thunberg, por ejemplo, que de cambio climático sabe cantidad, o de Soros, ya que con la colaboración de las ONGs que controla se podrá llegar a dar de comer a todos los necesitados de los desiertos de África, más otros bien forrados que intentan globalizarnos para hacerse con el control del mundo mundial.

Entre todas esas lumbreras seguro que se resuelven todos los problemas existentes en la humanidad. Y el Covid19, y todos los otros virus, les dirán amén y desaparecer como por arte de ma-gia.

Sin duda nuestros notabilísimos cineastas son unos golfos. Y encima los aplaude el pueblo soberano que padece la pandemia mientras ellos disfrutan ampliamente de la vida.

Si este pueblo soberano fuera consciente, cuando pase este trago tan duro que estamos viviendo, haría un profundo examen de conciencia y llevaría a cabo una buena limpieza entre lo que se arrastra por el suelo.

Para invitar a un trago a los mencionados intelectuales de estas y otras latitudes, nada mejor que hacerlo con un botijo Poseidón, de la firma «Clareli, Unique&Artistic botijos», que puso a trabajar a alfareros y artistas del pincel para conseguir plasmar debidamente el tridente que suele portar el dios de los mares, ríos y océanos, rematándolo con tres pitorros.

 

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