«Que te vote Txapote»

Esta expresión no me extrañaría sea incorporada a los infinitos dichos que recoge el idioma español...


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 757 (2/JUN/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

«Que te vote Txapote»

Sin duda es una forma casi elegante de decir muchas cosas a Pedro Sánchez o de mandarle a otros tantos lugares porque se ha ganado todo lo que le digan en respuesta a todo lo que él ha dicho y hecho. Esta expresión no me extrañaría sea incorporada a los infinitos dichos que recoge el idioma español.

Situados en el levantamiento de la persiana de unas nuevas elecciones generales, nada mejor que decir insistentemente a Pedro Sánchez «¡que le vote Txapote!», que se vaya por ahí, que deje en paz a España y a los españoles, pues, como dice serenamente Feijóo, vamos a entrar necesariamente en un nuevo ciclo político.

Cosa, ésta, de entrar en un nuevo ciclo político, que también se le ha ocurrido a Pedro Sánchez y de una u otra forma se lo ha contado a sus seguidores del Parlamento y el Senado, lo que han comprendido fácilmente sus señorías de ambos sexos, pues, en su interior, lo vienen mascando desde hace tiempo, aunque se lo han callado como sabandijas. Pero al jefe hay que seguirle, fundamentalmente si en ello va encajado el rumboso sueldo que reciben más las bicocas que también les caen. No hubo más que observar el entusiasmo con el que eran acogidas sus palabras en la monserga que los soltó, fandango que en esta oportunidad acompañara de esa risita despectiva que suele utilizar cuando se las da de matarife ante la oposición.

Ahora dice que los llama a seguir una corriente reaccionaria que trabaja desde la derecha extrema y la extrema derecha –un bonito juego de palabras con que ilustro su locución–, haciendo mención a que se han dado cuenta han de tomar conciencia de que precisan hacer una sesión de terapia para poderse apreciar en qué momento se encuentran. Pero si él, Pedro, piensa en él mismo, digo yo que a poco que mire por fuera, tendrá que hacer un buen análisis de sus andanzas. ¿Por qué? Pues sencillamente porque los socialistas históricos, de toda la vida, están analizando que el socialismo de Pedro ya que han llegado a la conclusión de que se pasado de raya, se ha metido de lleno en un comunismo-marxismo, manchado con el separatismo y otras crescientes desviaciones, que ya fueran limpiadas en tiempos de Felipe Gonzalez con el consenso de la totalidad del partido.

Por ello el socialismo de Pedro no es el de la historia y no les gusta un pelo a los tradicionalistas –done queda demostrado en ocasiones las bondades del tradicionalismo–, y se le pone más feo el camino del 23J, mientras que a los reaccionarios –los de la extrema derecha o derecha extrema– les irá mejor a pesar del asalto que intenta dar Yolanda Díaz al juntar toda la morralla de la extrema izquierda –que esta sí que es extrema– en un «partido instrumental», que ha pervertido las instituciones españolas con el apoyo y ayuda de Pedro en su afán de alzarse en virrey espurio como intenta convertirse.

A mí no me sabría mal me dijeran que reaccionaba en contra de que unos ocupas de la propiedad intelectual, social, familiar, cultural, empeñado en revolver mi casa de los cimientos al tejado con una fórmula llamada progresismo, dejaran todo patas arriba. Yo prefiero empezar por lo clásico para ordenar mi vida; evaluar lo novedoso con el fin de ir incorporándolo poco a poco de forma que vaya encajando en los huecos un tanto vacíos o avejentados; manejar una familia donde reinen los valores universales con los que cada cual forme su personalidad dentro del sexo con el que haya nacido; en un país en el que todos sus habitantes caminen –sin menoscabo de su personalidad– por una misma ruta, con las variantes propias de cada quién, para conseguir llegar a una meta común; procurar convivir sin roces con quienes me rodean, con los que trabajo, con las personas que coincido en la vida normal que llevo; etc.

Evidentemente me parece una locura que una indocumentada pitonisa me asegure que puedo ser hombre o mujer a mi gusto con independencia de como nací; y que la familia no existe; y que puedo vivir sin saber de dónde vengo ni a donde voy; y que tengo que aprender todo lo que puedo sacar de mi sexo –o del que elija– porque si no me será imposible obtener provecho de mi ser; o que tengo que seguir las ocurrencias que plazcan a un señor cada mañana como consecuencia de lo que sueñe; y que puedo decidir el día que he de morir sin pena ni gloria, pues con la parada del corazón se acaba todo, y así descanso; y todas esas paridas que constantemente provocan unos iluminados de escasa mollera y grandes ambiciones personales.

Llegados a esta pradera, nada mejor que incitar a los españoles a que, de momento, se apunten al nuevo ciclo que nos anuncian, pero en la corriente reaccionaria para partir de una segura, firme, documentada y con base en buenos principios para que la carrera la podamos hacer con tranquilidad, tomando el relevo en cada posta, para, sin agobios, llegar a la meta con todo lo necesario debidamente aprendido. No merece la pena tomar atajos, pararse a descansar bajo un árbol escondido, hacer trampas, pues de ello no obtendremos ningún beneficio, sólo ir llenando el espíritu de fraudes y fullerías.




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