Palabra. Muchos españoles, casi todos, teníamos la esperanza de que, cuando diéramos el salto al año 2023, España ya habría tomado nuevos derroteros. Pero no ha sido posible. Hay que esperar todavía algunos septenarios. Y ver pasar distintas ferias. En la esperanza de que no se eternice el escenario actual, asistiremos al repiquete de las campanadas del reloj de la Puerta del Sol de Madrid con la esperanza de que, tras el tañido de estas campanadas, en un corto espacio de tiempo se puedan cantar himnos de gloria, además de en la plaza considerada como centro de las Españas, en todas las del país.

Mientras, en la espera que no hemos de malgastar, incrementemos la ilusión de que no tardaremos mucho en oír los atabales anunciando que han caído las desdichas, que entramos en el camino que nos lleva al triunfo de la tranquilidad, la paz, la justicia, las buenas maneras, el interés por conseguir la unidad de los españoles, la inquietud por saber, así como ver cómo ondea la bandera de todos en todos los rincones del país, se canta con amor el mismo himno, y todos juntos marchamos tras el mismo carro hacia la misma romería disfrutando unidos de los mismos bailes del folklore de todas las tierras de España.

Así sea.