Las tretas de cada día.

Parece ser que el panorama que está proyectando el actual Gobierno respecto al presente y futuro de la nación española va a dar mucho de sí en cuanto a comentarios y las probablemente imprescindibles críticas. En este sentido, cada amanecía nos sorprenden –si es que ya nos sorprenden sus devaneos– con nuevas interpretaciones de sus actos, con nuevas decisiones, con proyectos y disposiciones que cambien algo sustancial y alteren el orden que se había ido estableciendo a lo largo de los años.

Sin duda esos avancen han de corresponder a las ofrecidas innovaciones, al progreso del que carecíamos, a la entrada en un mundo en el que se subvierten todos los valores para sustituirlos por un edén como el de las huríes prometido a los musulmanes, pero aquí, en la tierra, no en el más allá, lo que es más plausible para los que creen que la vida termina en la muerte.

Como vemos en los medios de comunicación –no en todos, pues la censura actúa con rapidez y rigurosamente–, las relaciones entre el presidente del Gobierno y la Casa Real no está a partir un piñón.

Pedro Sánchez ningunea al Rey en cuanto tiene oportunidad, le da la espalda cuando tiene que concurrir a actos oficiales de primera magnitud con disculpas sumamente peregrinas, está empeñado en mezclarle en sus cabaleos con los países hispanos en los que se ha producido el bolivarianismo, transmite a la prensa antes que a él los nombramientos de sus áulicos colaboradores –lo que además hace por simple llamada telefónica–, etc.

Y, como está poniendo continuamente de manifiesto, por sí o por medio de sus legados, contraviniendo los acuerdos internacionales que ha firmado, auspiciado y empujado por su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, –el que no lo iba a dejar dormir de establecer alguna relación con él según nos contó vía pública–, hace juegos malabares con los líderes comunistas-marxistas que mantienen en vilo a las repúblicas hispanas mediante las acciones que con ellos comparten Pedro y Pablo.

Así vemos como el zascandil Rodríguez Zapatero realiza su 39 viaje a Venezuela –¡a qué habrá ido 39 veces allí!–, según nos confirma la periodista venezolana Ibéyise Pacheco. Según transmiten los tambores ha debido ir a charlar con Nicolás Maduro respecto al intempestivo aterrizaje del avión venezolano con la vicepresidenta Delcy Rodríguez para salvar las vergüenzas de Pedro Sánchez y José Luis Ábalos en el caso, las mentiras dadas por uno y el otro, habiendo ocultado que la susodicha pisó suelo español cuando lo tenía prohibido por la UE, incluso impidiendo que la Policía Nacional la detuviera de acuerdo con la orden internacional dictada al respecto, e ignorando que el avión transportaba una caja con lingotes de oro camino de Turquía.

Este viaje, además de llevar personalmente la petición de disculpas –en nombre del presidente del Gobierno–, tenía también la misión de evitar se tambalearan, por tal incidente, las relaciones establecidas con Petronor de hacerse cargo de la explotación petrolífera venezolana dado el desastre en el que se mueve, así como el suministro de petróleo que, al parecer, se ha intensificado últimamente, cosa que, para más inri, está molestando en demasía en EEUU.

Ya que el tiempo no acompaña, empecemos la semana con ilusión, rezando, como cada día, para que se vayan descubriendo todas las tretas de estos aprendices de gobernar un país, con el fin de irlas hostigando de la mejor forma posible.

Y aunque somos partidarios de fiestas menos voluptuosas que los carnavales, no por ello las vamos a despreciar, aunque las aprovecharemos en su forma más afables. Por ello nos hemos acercado a este pueblo de la imagen, de la provincia de Jaén, donde tienen la costumbre de «romper el botijo» al estilo de las piñatas mejicanas, a ver si podemos salvar alguno de ellos para nuestra colección.