Ahora puede ser tarde

Mas el pasmo es el acabose cuando cuándo ves lloriquear a alguien que no ha jugado en la partida y teme que el tramposo se haga con la victoria.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid (20/FEB/2024). Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

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Ahora puede ser tarde

Mire uno para donde mire se queda un tanto pasmado. Si lo hace en dirección a Ferraz, el pasmo es sublime. Se te desencajan todas las tragaderas en un corto tiempo y no hayas la forma de conseguir una respiración normal y pausada. ¡Por qué! Porque la tropa que entra y sale del lugar anda cambiando de opinión continuamente, e igual te jura por todos sus muertos que la Constitución no se toca, que dando un incontrolado giro de grados te asegura que la Constitución se puede sobar y resobar y sacar de ella todo lo que uno considera que contiene. Pues, es evidente, no es un espécimen intocable. Y, está demostrado, a todo se le puede modificar la dirección según soplan los vientos.

Pero la visión se puede encaminar hacia La Zarzuela, en cuyo caso más vale no pararse a pensar. Entonces el pasmo empieza a dar vueltas y revueltas en un sentido u otro, como si fuera un helicóptero que va incontrolado hacia el suelo y únicamente se podrá saber cómo queda cuando se haya estampado contra la tierra dura y compacta. Porque el piloto, por más esfuerzos que haga no lo podrá controlar por más que se empeñe, y se volverá tarumba dado que es absolutamente imposible. De esta forma, cuando se esparrame todo él, helicóptero y piloto, quien iba de viaje intentando dar una lectura a la Constitución se dará cuenta de que es imposible; razón por la que ha de seguir con la misma tendencia de cada día, es decir, quedarse sin llegar a valorar su contenido. Más teniendo en cuenta la situación en la que ahora se topa, enredado por el suelo, con tiempo únicamente para sacudirse el polvo del traje, poco puede hacer. Aunque, eso sí, asegurará a sus devotos que no ha tenido tiempo de dar un repasillo a tan importante ley, pero que no se preocupen, que él sabe lo que tiene que decir a las gavillas de gente que le esperan.

El pasmo no se acaba ahí, persiste aunque tome la dirección de Génova. En este caso le viene a uno al pensar que, según aconseja el refrán, en ocasiones hay que poner toda la carne en el asador y no andarse con tiquismiquis que no conducen a ningún lado. En estos casos hay que atarse bien los machos, dejar de lado la fe vanidosa, y poniendo toda la carne en el asador, jugar la baza para ganar todo o perder la totalidad. Cuando el juego te ofrece la posibilidad de un mate al rey, o la aprovechas o no te sirve de nada seguir con la partida. Razón por la cual, cayendo en su mano la página de la Constitución donde hay alguien que pretende envolver su contenido de mala forma, es preciso defenderla para que ningún trilero pueda obtener rentas consiguiendo una victoria de rufián chulesco.

Mas el pasmo es el acabose al ver lloriquear a alguien que no ha jugado en la partida y teme que el tramposo se haga con la victoria. Se queja ahora sin tener en cuenta la parte de culpa que le corresponde por no haber participado en el momento adecuado para impedir que el tramposo fuera cubriendo las etapas de carroñero que ha conseguido. Y no es uno, son unos cuantos los lagrimosos, bastantes, los suficientes para haber intervenido, en el momento adecuado, con energía y pundonor. Es más, por aquello de que antaño jugaban con las mismas cartas, algunos de los plañideros les echaron mano en alguna ocasión participando en lo que ahora les hace sollozar. Demostraron su apoyo subiendo en volandas al podio a cantar –más o menos gloriosamente– las andanzas de los marrulleros. Razón por lo que luego perdía valor cuando que quejaran en la prensa, en la radio, con aquello de «no es esto, no es esto» que en otros tiempo dijera Ortega y Gasset doliéndose de su error. No vale que ahora clamen. Tuvieron su tiempo de cortar por lo sano y les faltó valor. Aunque todavía están a tiempo de reorganizar a los camaradas, con el mismo nombre, o con otro parecido, y salir a la calle a exponer lo que debe ser el progresismo y lo que no es otra cosa que una estafa, un fraude, una trampa.

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