MEMORIA AZUL | SEMBLANZAS

Antonio Alemán Ramírez

Uno más de los héroes azules totalmente olvidados, de falangista voluntario a teniente general del Ejército español, además de haber sido recompensado con las máximas recompensas militares al valor.


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Antonio Alemán, luciendo en su uniforme del Ejército de Tierra español, con divisas de sargento e insignias de la Infantería, la Cruz Laureada de San Fernando y la Medalla Militar individual. Detrás, él mismo de teniente general.
Antonio Alemán Ramírez

Antonio Alemán, de voluntario falangista a teniente general del Ejército español.


Hoy recordamos a otro "camisa vieja" de la Falange canaria, que de soldado llegó, por méritos propios, a teniente general de nuestro Ejército.

Antonio Alemán nació en Las Palmas de Gran Canaria, el 26 de agosto de 1913, y fue de los primeros en conocer el mensaje de la "revolución nacional" por medio de su amigo y jefe de los estudiantes falangistas canarios Adolfo Fernández Galván.

Su militancia falangista quedó en suspenso mientras cumplía su servicio militar como soldado en el Regimiento de Infantería nº 11, con guarnición en Las Palmas, donde llegó a ser ascendido a cabo.

En enero de 1936, al finalizar su servicio militar, se reintegra plenamente a la lucha falangista, colaborando especialmente con el SEU de la Universidad de La Laguna.

Al inicio del alzamiento cívico-militar contra el gobierno del Frente Popular, Antonio se incorpora como voluntario a su antiguo regimiento, trasladándose a la península como cabo de la 4ª Compañía de ametralladoras del 2º Batallón, combatiendo en el frente de Madrid.

El 15 de febrero de 1937, el batallón de Antonio se encontraba en el frente de Morata de Tajuña, defendiendo unas posiciones capturadas al enemigo la noche anterior en el Olivar del Jarama sin que hubiera dado tiempo a fortificarlas.

Al amanecer, Antonio, como cabo tirador, prestaba servicio en su ametralladora cuando de repente el Ejército Rojo lanza un contraataque apoyado por carros de combate soviéticos de las Brigadas Internacionales, que solo se dejaron ver cuando llegaron a una distancia de unos cincuenta metros de la trinchera en la que estaba Antonio.

La mayoría de los soldados del batallón defensor no habían visto un carro de combate en su vida, por lo que el pánico empezó a cundir en sus filas. La ametralladora de Antonio no cesa de disparar contra los tanques, por lo que se convierte en el objetivo principal del fuego de los mismos.

Uno de los proyectiles impactó en la posición de Antonio, y parte de la metralla y de la tierra le dejan ciego, hiriendo a los demás sirvientes de la ametralladora. En ese momento, Antonio se levanta de su puesto, con la cara ensangrentada y disparando a tientas con su máquina al grito de ¡A por ellos!, ¡A cogerlos a todos! Y al grito de ¡Arriba España!, logra que sus compañeros reaccionen.

El heroico acto de Antonio Alemán hizo que la línea de defensa nacional, contagiada de su valentía, liquidara el contraataque poniendo en fuga al enemigo. Al finalizar el combate, Antonio es trasladado al Hospital Militar de Griñón, donde después de una delicada operación logró recuperar la vista. En una de las visitas de su capitán, Antonio le indicó «que se le habían escapado porque le habían dejado ciego y no pudo tirar bien» (sobran los comentarios).

Fue ascendido a sargento por méritos de guerra, y por orden de 15 de mayo de 1937 se le concedió la Medalla Militar individual.

Siguió combatiendo durante todo el año en los frentes de Toledo y de Madrid, y después de superar el curso de alférez provisional fue destinado al Regimiento de Infantería Tenerife. En junio de 1938, se le recompensa nuevamente con la Cruz Laureada de San Fernando.

Finalizada la guerra civil, inicia los cursos para ingresar en la escala profesional, asciende a teniente en el Grupo de Tiradores de Ifni y sirve de capitán en el primer Tabor, ascendiendo a comandante siendo destinado al Regimiento Inmemorial del Rey. Ya de teniente coronel y coronel sirvió en la Agrupación de Cazadores de Montaña y en el Batallón de Infantería del Ministerio del Ejército. En 1977, Antonio asciende a general de brigada y en 1983 se le nombra para el empleo de teniente general.

Increíblemente, el falangista Antonio Alemán es uno más de los héroes azules totalmente olvidados, de simple falangista voluntario llegó a teniente general del Ejército español, además de haber sido recompensado con las máximas recompensas militares al valor, por su coraje en el combate ante los carros soviéticos.

Y para que figure siempre en la memoria de la Historia Azul, hoy le recordamos. ¡Antonio Alemán! ¡Presente!


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