EDITORIAL

Hispanos entre nosotros

El concepto de 'patria' en José Antonio Primo de Rivera es claro y está en esta línea: vocación para unir pueblos, razas, lenguas y costumbres en una empresa común, de rango espiritual y cultural.


Editorial de La Razón de la Proa (LRP) de julio de 2021, recuperado para ser nuevamente publicado en marzo de 2024. Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

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Hispanos entre nosotros

Hispanos entre nosotros


Que conste: hispanos y no latinos, según el horroroso neologismo que introdujo Francia, ya en el siglo XIX, para justificar su presencia en México, y que tan ardientemente usan y defienden progresistas y liberales, izquierdas y derechas, ignorantes y parte de ese clero en seguidismo de la secularización y el borrado de la historia real.

Los hispanos están junto a nosotros, en nuestras calles y plazas; abren, madrugadores y diligentes, sus comercios de frutería o sus bares, y suelen tratar a los parroquianos con una hidalga cortesía que contrasta con la vulgaridad y mala educación posmodernas.

Encontraremos a muchos en el metro o el autobús a primerísimas horas del día, para acudir a trabajos humildes en la construcción, en la limpieza, en el cuidado y compañía de ancianos, en las cajas de los supermercados; otros pueden ejercer su profesión de médicos o de enfermeros, y habitualmente atienden al paciente con gran dignidad, incluso con la ternura que pedía el doctor Marañón hacia el enfermo.

En las iglesias y conventos, ocupan el lugar que ha dejado vacío la falta de vocaciones autóctonas; y en sus homilías y rezos queda ausente todo rostro de la puerca política, pues aprendieron en sus tierras de origen que Dios está por encima de las miserias humanas: es la herencia imborrable de la Evangelización que llevó España a América o a Asia o a África. En el Ejército, han prestado el juramento a la bandera nacional al que algunos jóvenes españoles han renunciado hace años. 

Sus rostros son la prueba palpable del mestizaje que impulsaron las leyes de Indias españolas. Dice el filósofo Alberto Buela que, en esta tarea histórica que fue la hispanización, se sustenta la realidad y el proyecto de una interculturalidad, frente a la multiculturalidad que nos impone la globalización hipercapitalista y que siguen perrunamente las nuevas izquierdas. También se opone esta Interculturalidad hispánica al indigenismo, que en realidad es un nacionalismo secesionista de aquellos lugares, pariente próximo de los separatismos de la piel de toro.

Dice Buela que se trata de que los hispanos son depositarios de muchas culturas al mismo tiempo (…) No somos todas esas culturas acabadamente, sino parte de esas culturas, de algunas más y de otras menos. Todo ello se plasmó luego de quinientos años en un tipo humano: el criollo, que no es tan español ni tan indio (…), bajo la forma del huaso, el gaucho, el llanero, el cholo, el colla, el montubio, el ladino, el boricua, el charro. Nos recuerda esta autor que se trata de aquellos versos inmortales de Rubén Darío: Hay mil cachorros sueltos del león español…

¿Tendremos en España un segundo mestizaje con la aportación de estos inmigrantes hispanos? Hay quien se opone, y emplea el despectivo epíteto de sudaca, en lugar de prodigarse en abrazos generosos de Hispanidad.

Otros dicen que estos hispanos pueden atentar contra nuestra identidad. No caben identitarismos en España, como tampoco en Hispanoamérica, en Hispanoasia o en Hispanoáfrica; en todo caso, nuestro mejor sello de identidad es mestizo, como rasgo de honor de la historia, frente a la idea germánica y anglosajona de que existen pueblos elegidos…

El concepto de patria en José Antonio Primo de Rivera es claro y está en esta línea: vocación para unir pueblos, razas, lenguas y costumbres en una empresa común, de rango espiritual y cultural. Los rechazos hacia estos hispanos que están entre nosotros son idénticos a lo que decían los separatistas en el País Vasco o en Cataluña de los que llegaban de Andalucía, de Murcia, de Extremadura, para encontrar trabajo; los llamaban ⎼¿os acordáis?⎼ maketos y charnegos, respectivamente, y estos insultos llevaban la impronta racista que caracteriza en el fondo a todo nacionalismo.

Los hispanos están entre nosotros, en su hermana patria de España. Veamos en ellos al compatriota, con sus virtudes y sus defectos: vivamos el concepto y la idea de Hispanidad, esa que niegan y combaten obstinadamente los globalistas, los secesionistas, los progresistas, los apátridas…