EDITORIAL

No es nuestro estilo.

Nos caracteriza, sobre todo, un estilo, que implica elegancia y, a la vez, firmeza y rotundidad; allá los aprendices de políticos con sus maniobras; nosotros preferimos oponer idea a idea, actitud a actitud, para ser consecuentes con nuestros planteamientos esenciales...


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No es nuestro estilo.

No es nuestro estilo.


Suelen correr por las redes informaciones ⎼acaso fake newssobre las conductas privadas de personajes de la política española, como forma de descalificación que excede con mucho a las discrepancias ideológicas, a su talante o a la percepción que tenemos de ellos como nefastos para nuestra nación.

Nos apresuramos a afirmar con rotundidad que los falangistas o joseantonianos del siglo XXI no debemos hacernos eco de estas supuestas informaciones, sean o no ciertas, ni colaborar en estas maniobras de descrédito personal. Posiblemente, muchos de ellos no harían lo mismo, pero, en nuestro caso, nobleza obliga

Es más: rotundamente las rechazamos, como ejemplos que son del turbio ambiente que nos envuelve, solo dignos de la cloaca que se ha convertido la España oficial; nosotros preferimos el aire libre en lugar del enrarecido que airean los medios, sean las comunicaciones de guasap, la prensa o las revistas del corazón.

Nuestro respeto a la dignidad humana, incluida la de los más feroces adversarios de nuestras posturas, nos impide caer en esas bajezas, propias de una ingeniería soez y barriobajera, ya sea procedente de las derechas o de las izquierdas.

El que se extrañe de nuestra repulsa debe releer aquella Carta a un estudiante que se queja de que FE no es duro, escrita por José Antonio el 19 de abril de 1934, ante situaciones semejantes a las actuales, y en la que se decía:

Si nos plegásemos al gusto zafio y triste de lo que nos rodea, seríamos iguales a los demás (…). No cedas al genio de la pereza y de la ordinariez cuando te tiente o nos sugiera que le rindamos culto.

Nos caracteriza, sobre todo, un estilo, que implica elegancia y, a la vez, firmeza y rotundidad; allá los aprendices de políticos con sus maniobras; nosotros preferimos oponer idea a idea, actitud a actitud, para ser consecuentes con nuestros planteamientos esenciales y no caer en chismes propios de programas-basura y menospreciar la dignidad de los otros. Razonemos nuestras propuestas para la situación de España, que son mucho más rebeldes a lo establecido, pero siempre serán constructivas.

Allá cada cual en su vida privada; será, en todo caso, una opción de los posibles seguidores o votantes el juzgar la calidad moral de los nombres contenidos en la papeleta elegida: por sus hechos los conoceréis.

Quienes intenten arrastrarnos a la bajeza o a la ordinariez nos tendrán enfrente y, por nuestra parte, procuraremos mantenerlos alejados de nuestros ámbitos, por más que quieran seguir nadando en las ceremonias de confusión a los que son tan proclives.

No responderemos con escupitajos a los escupitajos, ni husmearemos en las veleidades humanas de cualquier adversario; allá cada uno con su conciencia, incluida la de los creadores de fake news o propagadores de secretos de alcoba. Respondamos siempre a las exigencias de nuestro estilo.