Las nuevas materias primas críticas

El cambio de modelo energético conlleva la sustitución de las tecnologías basadas principalmente en el uso de derivados del petróleo y del gas natural por otras tecnologías de emisiones contaminantes nulas o bajas.


​​Publicado en primicia en la sección opinión del digital El Debate (25/JUL/2023), y posteriormente recogido por La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

El cambio de modelo energético conlleva la sustitución de las tecnologías basadas principalmente en el uso de derivados del petróleo y del gas natural como materias primas principales por otras tecnologías de emisiones contaminantes nulas o bajas. Este cambio conllevará otro en las materias primas necesarias para la puesta en funcionamiento de estas tecnologías o para alcanzar la capacidad suficiente para sustituir unas por otras. Geopolíticamente hablando esto supondrá para los actores implicados –esencialmente las naciones y zonas económicas como la Unión Europea– pasar de depender de unos países a hacerlo de otros.

La guerra de Ucrania pero sobre todo el cierre de la actividad como consecuencia de la pandemia de la COVID-19 pusieron de manifiesto que las cadenas de valor de productos esenciales dependían crucialmente de las factorías asiáticas. También de la necesidad de cambiar este modelo por el denominado el 'friend-shoring' que implica construir cadenas de suministro más cortas en distancia y cuyos eslabones estén nucleados en países amigos en términos de estabilidad y sistemas políticos. El cambio de modelo, si finalmente cuaja, supondrá un gran cambio en la distribución mundial de la actividad económica y de la renta.

En el ámbito de la transición energética lo anterior se va a traducir en un cambio en las relaciones de dependencia nunca exentas de riesgos de vulnerabilidad. La Unión Europea lleva trabajando años en la elaboración de una lista de materias primas críticas para reducir al máximo su dependencia energética. Una materia prima se define como crítica si existe un alto riesgo de interrupción en su suministro y su importancia para el sector económico en el que se emplea es muy elevada.

El abordaje de esta importante cuestión se está haciendo de manera conjunta con otras iniciativas como la que favorece la economía circular, los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la mayor penetración de tecnologías energéticas limpias.

En ese objetivo de identificar las materias primas esenciales para el cambio de modelo energético, el principal organismo de investigación de la Comisión Europea, el Joint Research Centre (JRC), ha elaborado varias documentos con un listado de estas materias primas para dar soporte a la próxima Ley Europea de Materias Primas Fundamentales. A pesar de su denominación técnicamente será un Reglamento de la Comisión cuyo periodo de elaboración ha pasado en Noviembre del año pasado la fase de alegaciones públicas.

El documento del JRC en su versión última de 2023 analiza 15 tecnologías para 5 sectores clave (energía renovable, electromovilidad, industria intensiva en consumo de energía, digitalización y sector espacial y defensa). Centrándonos únicamente en el ámbito energético, las tecnologías analizadas han sido las baterías de ion litio, las pilas de combustible, los electrolizadores, los aerogeneradores, la energía solar fotovoltaica y las bombas de calor.

Probablemente de todas ellas la menos conocida sean las pilas o celdas de combustible. Son dispositivos que convierten la energía química de un combustible, típicamente hidrógeno, y un agente oxidante, usualmente oxígeno del aire, en energía eléctrica a través de un proceso electroquímico. A diferencia de los motores de combustión tradicionales que producen energía mediante la quema de combustibles, las celdas de combustible generan electricidad sin combustión, lo que resulta en menores emisiones y mayor eficiencia.

Las materias primas críticas más utilizadas son el aluminio (presente en las 15 tecnologías), el cobre, el níquel, el silicio metálico (presentes en 14) y el manganeso (en 13).

Algunos países de la UE se muestran razonablemente fuerte en los últimos eslabones de las cadenas de valor de estas tecnologías (el ensamblaje) pero no en los primeros; de ahí su vulnerabilidad. En países como España la dependencia es aún mayor pues importamos la práctica totalidad de estas tecnologías ya fabricadas e indirectamente dependemos de las materias primas críticas en la medida en la que nuestros proveedores las necesitan.

A raíz de la entrada de los fondos europeos Next Generation, está prevista la construcción de varias factorías para la fabricación de baterías de ión litio y de paneles solares fotovoltaicos. Para el primer caso hay que considerar los proyectos de BasqueVolt en Vitoria, de Phi4tech en Badajoz, de Volkswagen en Sagunto, de Envision AE S C en Navalmoral de la Mata y de Phi4tech pilot en Noblejas. También está prevista la construcción de una planta de fabricación de paneles solares fotovoltaicos en Sevilla de la mano de Greenland Giga Factory.

La primera pugna está en consolidar estas plantas. La segunda será garantizar su acceso a las materias primas críticas. Las implicaciones geopolíticas y geoeconómicas son difíciles de exagerar.




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