Intereses y expectativas económicas para 2024

Tenemos que ser cautos al atribuirles a los mercados financieros una infalibilidad incuestionable.


​​Publicado en primicia en la sección opinión del digital El Debate (28/DIC/2023), y posteriormente recogido por La Razón de la Proa (LRP) Solicita recibir el boletín semanal de LRP.​

El servicio de estudios de Bankinter no es una de las fuentes más utilizadas por los analistas económicos. Sin embargo, además de ofrecer un blog con una fina selección de noticias de interés, es de los pocos que se atreve a ofrecer predicciones a futuro para los principales tipos de interés. Quizá deba mantener el histórico de sus publicaciones; una práctica que siempre ayuda a mejorar la credibilidad. Para el euríbor a 12 meses –el tipo más utilizado en las operaciones de préstamo habituales– sus últimas previsiones han sido las siguientes referidas todas a su valor para diciembre de 2023: 3,75 % (valor que consultamos en mayo) y el 4,1 % (actualización ofrecida octubre).

El pasado viernes el euríbor a un año ya estaba al 3,58 %, significativamente por debajo de la previsión de Bankinter pero –y esto es más importante– también inferior al tipo de interés de la facilidad marginal de depósito fijada por el banco central europeo. Esta facilidad actualmente se mantiene en el 4 %. La facilidad de depósito técnicamente funciona como un tipo de interés determina la remuneración que las entidades de crédito reciben si deciden realizar depósitos a un día en el banco central.

Lo anterior permite inferir que los mercados financieros de la zona euro tienen un exceso de liquidez ya que, para un banco, pedir prestado al BCE al tipo oficial vigente le supondría un coste del 4,5 % pero pedir prestado a otro banco sólo el 3,8 % aproximadamente (valor del euríbor a un día). En definitiva hay más fondos para prestar que peticiones de préstamo. Así las cosas y con instituciones como la Reserva Federal anunciando tres bajadas de tipos para 2024, no es descabellado manejar como previsión que el euríbor a un año aterrice cerca del 3% para finales de 2024. Naturalmente esto puede no ocurrir si se repiten tensiones en las cadenas de suministro como las que se pueden derivar de los ataques a los barcos de las milicias hutíes (proiraníes y contrarias Israel) en la entrada del Mar Rojo camino del Canal de Suez. Por esa ruta transita el 10 % del tráfico mundial de mercancías. La mayoría de las navieras están optando por reconducir el tráfico desde Asia bordeando el Cabo de Buena Esperanza con el consiguiente incremento de costes y demora.

Tenemos, por tanto, estas estimaciones de «los mercados» a los que son legión los que le atribuyen casi certeza y, al mismo tiempo pero ensanchando el ángulo, tenemos también una marcada distancia entre las previsiones económicas institucionales y lo que se percibe a pie de polígono, de taxímetro o de mostrador.

Efectivamente, descontada la inflación se espera cerrar 2023 con un crecimiento del PIB del 2,3 %. La estimación para el próximo año es del 1,4 %. Ambos datos están referidos a la economía española y en los dos casos corresponden a una situación de atonía en la actividad económica. Vista en comparación las previsiones institucionales para España están por encima de la media de nuestros socios comerciales más importantes –Francia y Alemania– pero muy por debajo de la economía-cohete india.

Si bajamos ahora de las grandes proyecciones macroeconómicas a los registros de compras con tarjetas bancarias, nos damos de bruces con unos datos muy diferentes. Es lo que se deduce de estudiar el big data que ofrece el servicio de estudios del BBVA. Comparando los datos de noviembre de este año con los del año pasado, el gasto de los clientes del BBVA ha crecido en todos los sectores a los que le sigue el rastro. El detalle es el siguiente +32,7 % en transporte, +12,4 % en restaurantes, + 3,7 % en hoteles, +7,8 % en alimentación y + 5,2 % en salud. Son datos a pie de mostrador o de polígono.

Indudablemente las estimaciones para el comportamiento del PIB no sólo están basadas en el gastos en estos sectores pero, si usamos una variable más homologable –la previsión del comportamiento del gasto de las familias– resulta que este sería del 1,9 % para 2023 y para 2024 según el panel de consenso del servicio de estudios de la Fundación de las Cajas de Ahorro, FUNCAS. Así pues, hay una discrepancia notable entre las previsiones que arrojan los modelos económicos y los pagos que hacemos en los TPV de comercios y bares. Todo esto nos recomienda ser cautos.

También hemos de ser cautos al atribuirles a los mercados financieros una infalibilidad incuestionable. Un cercano ejemplo nos ayudará a poner las cosas en su sitio. El 26 de septiembre de 2022 tras el sabotaje al gasoducto marítimo del Nord Stream, el precio a futuro del gas natural se disparó. La reacción hubiera sido lógica salvo por el pequeño detalle que aporta Carlos Martín –cofundador de Enerjoin– a la periodista Olga Rodríguez; en ese momento y por esa infraestructura no circulaba gas natural. La periodista de RTVE, Marta Rey, también recogió esta fina información. Cuidado pues con atribuir a los mercados sapiencias que no acreditan sistemáticamente.