Garzón y The Guardian: llueve sobre mojado

30/ENE.- Las declaraciones del ministro Garzón al rotativo británico The Guardian, no son sino trabajo a favor de los objetivos del 'nuevo orden mundial' y de los poderes que lo promueven.

Publicado en el número 36 de Somos, de enero de 2022. En la sección Opinión. Editado por la asociación cultural Avance Social. Ver portada de Somos en La Razón de la Proa (LRP).

El señor ministro Garzón no es un ignorante. Ejecuta una política coherente con la propia del gobierno del que forma parte, la cual refuerza el designio de la plutocracia sobre el futuro de la Humanidad y que se resume, por el momento, en los enunciados de la agenda 2030, cuyo emblema, redondo y multicolor, orla el atavío de partidócratas de derechas, de izquierdas, de prebostes de sindicatos llamados de clase, de doña Ana Botín, de S.M. el Rey, de ministros, de eurócratas… Cuando personajes y entidades tan teóricamente dispares en sus fines e intereses se preocupan tanto por el bien del género humano, uno, instintivamente, arrima la espalda a la pared y se palpa la cartera.

Las declaraciones del ministro Garzón al rotativo británico The Guardian, que han levantado una polvareda de repulsa por lo que tienen de atentado contra intereses españoles específicos, no son sino trabajo a favor de los objetivos del nuevo orden mundial y de los poderes que lo promueven.

Porque llueve sobre mojado. Sólo dos ejemplos:

  • En el artículo que Garzón publicó el 6 de julio de 2021 en el Diario, titulado Menos carne, más vida, ya vertía afirmaciones parecidas a las de ahora en The Guardian, partiendo de que organismos como la OMS y la FAO, así como el grueso de la comunidad científica, insisten en que debemos transitar hacia hábitos de consumo alimentario que sean a la vez saludables y sostenibles. Con la ciencia hemos topado. Quién nos iba a decir que los científicos serían generadores de dogmas y que sustituirían al cura en el púlpito.
     
  • La implantación por su Ministerio, el de Consumo, del sistema de etiquetado de alimentos Nutriscore, que pretende establecer lo contrarios a la salud que pueden ser determinados alimentos, que incluye entre los “dañinos” o “menos recomendables” al jamón ibérico y del que ha sido posible excluir in extremis al aceite de oliva.

Parece que, para los secuaces del nuevo orden mundial, entre los que se cuenta Garzón, no se trata tanto de disminuir el consumo de productos cárnicos entre la población en general –sus élites seguirán comiendo carne al precio que sólo ellas podrán pagar–, como de fomentar el consumo de carne artificial a gran escala.

Nos dicen que, mediante la recolección de células madre del tejido muscular de una res mediante biopsia y tras cultivo de tres meses, se pueden generar toneladas de carne; con las células madre obtenida de un mismo cerdo en un año se evita sacrificar a 400 cerdos.

Personajes tan conocidos y polémicos como Bill Gates (Microsoft), Jeff Bezos (Amazon), Sergey Brin (Google) o Richard Branson (Virgin), están dedicando fortísimas inversiones para el desarrollo e implantación de estos productos. Mc Donalds y Burger King ya expenden hamburguesas de “carne vegetal”. Demasiado dinero y demasiado poder sin control como para que las personas libres nos creamos que esto es por el bien de la Humanidad, para frenar el cambio climático, para que mejore nuestra salud y para que los pobres animalitos no sufran cuando se les sacrifica.

Para esto es ministro el señor ministro, actúa en consecuencia y hemos de tomarnos en serio hasta qué punto estamos amenazados. Todo en cumplimiento del ominoso pronóstico del fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab: “No tendréis nada, pero seréis felices”… ni siquiera una chuleta natural de vez en cuando.

Por cierto, cuando el señor Garzón se refiere a los pobres animales maltratados por su explotación intensiva, se olvida de cómo se sacrifican las reses para consumo de comensales semitas, degollando en frío al animal que muere desangrado. Sin sufrimiento, dicen. Halal y Kosher.




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