¿Por qué la ultraderecha española no es nazi? José Antonio tiene la respuesta

El fundador de la Falange proponía una vuelta a las raíces hispánicas, es decir, el catolicismo y el anticomunismo, que hicieron pervivir al régimen hasta prácticamente 1975.


Artículo firmado por Julio Martín Alarcón, publicado en el digital El Confidencial (abril/2023). Recogido por la revista Gaceta FJA (abril/2024). Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

Plaza de Toros de las Ventas, Madrid, 20 de octubre de 1940. Toda la plaza con el brazo en alto mientras se desplegaban banderas y banderolas con la esvástica por los balcones y el palco, en donde nada menos que el jefe de las SS, Heinrich Himmler saludaba a una multitud extasiada escoltado por su anfitrión Franco y su mayor escudero, Serrano Súñer. Para entonces, el ministro de Exteriores ya había viajado en muchas ocasiones a Berlín e incluso Núremberg y pronto el mismo Hitler se reuniría con Franco en Hendaya.

La colaboración durante la Guerra Civil con el Tercer Reich había sido crucial para la victoria de las tropas de Franco, y aunque el acuerdo final no incluyera la entrada inmediata en la guerra de España a favor de los nazis, poco después llegaría la División Azul y la colaboración con el esfuerzo bélico del Tercer Reich con la exportación de materias primas como el wolframio. Pero España no era nazi. Más allá de la obvia colaboración con el Tercer Reich entre 1936 y 1945, la realidad es que la ideología nazi penetró muy poco en el Nuevo Estado franquista, por mucho que algunas instituciones se copiaran: ni los falangistas fueron nunca nazis por su componente católico ni José Antonio su adalid, si no lo contrario: se opuso firmemente...
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