José Antonio

José Antonio ante la justicia republicana

José Antonio y Andrés de la Cuerda, secretario de su despacho de abogado, caminando por Madrid en dirección al Congreso. A la derecha, José Antonio, con toga, en los juzgados de Madrid.

Los procesos judiciales incoados contra José Antonio como jefe nacional de la Falange.


Publicado en blog de divulgación histórica Memoria Azul (OCT/2021). Recogido en la sección Nuestra Memoria de La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP

José Antonio ante la justicia republicana.


La mayoría de los historiadores al explicar la actuación de la Falange durante la trágica primavera del 36 no aclaran, con la suficiente rotundidad, que desde el mes de marzo de dicho año toda la maquinaria político-judicial del Gobierno del Frente Popular se puso en marcha para acosarla, teniendo como principal objetivo encarcelar a su máximo dirigente, es decir, a su jefe José Antonio.

Recordemos que en febrero de 1936 se celebraron elecciones generales en España, en las que, de forma arbitraria e ilegal, salió vencedora la coalición de partidos de izquierdas denominada Frente Popular, y José Antonio perdió la inmunidad parlamentaria al no salir elegido como diputado por la candidatura de la Falange.

Al poco tiempo, el Gobierno del Frente Popular se declara oficialmente enemigo de la Falange, y diseña una estrategia para descabezar a la misma, procediendo a detener a la mayoría de sus jefes y militantes, cerrar sus locales y clausurar sus periódicos y medios de propaganda.

En este virulento ataque vemos que, el 14 de marzo, es detenido en Madrid José Antonio y gran parte de su Junta de Mando, y esa misma noche desde la Dirección General de Seguridad José Antonio lanza un manifiesto, cuyo contenido tachan de delictivo y se inicia el primer procedimiento judicial contra el jefe nacional de la Falange por un supuesto delito de infracción a la Ley de Imprenta.

Manifiesto de José Antonio elaborado en los sótanos de la Dirección General de Seguridad, por el que le dictaron la primera condena.

En el citado manifiesto, José Antonio analiza la situación política de España después de que el Frente Popular venciera en las elecciones, llegando a decir que los verdaderos vencedores, a pesar de solo haber sacado 15 diputados, pues son los que controlan y dirigen la coalición, son los comunistas, manifestando que «Rusia ha ganado las elecciones».

En este primer juicio fue condenado a la pena de dos meses de prisión.

El segundo proceso incoado contra José Antonio se inicia imputando al mismo la comisión de un delito de injurias, como consecuencia de una denuncia presentada por el mismísimo director general de Seguridad, imputando a José Antonio por hacer alusión a los "cuernos" de dicho alto dirigente republicano, al responder en el momento de su detención que los sellos de la clausura del local de la Falange en Madrid «habían sido rotos por el señor Mallol con sus cuernos».

La vista se celebró el 28 de marzo, juicio en el que fue condenado José Antonio a la pena de prisión de dos meses y medio, aunque luego recurrió la sentencia ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que le absolvió, el 7 de mayo, por motivos procesales y no por el fondo del asunto, ya que quedaba absolutamente claro el ánimo injurioso del jefe de la Falange al referirse a los "aditamentos óseos" del director general de Seguridad.

Al propio tiempo, se inicia un tercer proceso contra José Antonio y otros dirigentes de la Falange, por asociación Ilegal. El 30 de abril se celebra la vista oral en la sala de la cárcel Modelo habilitada a tal efecto (prisión en la que José Antonio llevaba preso desde el 14 de marzo), y por los magistrados de la Audiencia Provincial de Madrid se dicta una sentencia favorable a los falangistas, declarando que la Falange es un partido totalmente legal, absolviendo a José Antonio y a otros camaradas encausados.

El Gobierno, por medio del fiscal, recurrió en casación la citada sentencia ante el Tribunal Supremo, y la Sala del Alto Tribunal dictó sentencia desestimando dicho recurso y por tanto manteniendo la legalidad de Falange, después de que se celebrara la correspondiente vista el 5 de junio, último día que José Antonio pasó en Madrid, ya que en la madrugada lo trasladaron de forma ilegal a la cárcel de Alicante.

Esta fue una gran victoria de la Falange, pues José Antonio como abogado consiguió que no se la declarara ilegal y por tanto fuera de la ley, aunque en la práctica los centros y sedes de Falange continuaron cerrados, los periódicos también, y miles de militantes seguían en prisión por orden gubernativa.

Igualmente, se le abrió un cuarto proceso judicial por el delito de tenencia ilícita de armas, en base a unas pistolas que le fueron descubiertas en un registro de su domicilio particular de la calle Serrano, nº 86, de Madrid, el día 27 de abril, es decir, más de un mes después de que José Antonio fuera detenido y encarcelado, y a pesar de que José Antonio tenía el correspondiente permiso para portar armas, aunque no le había dado tiempo a renovarlo por estar detenido, fue condenado a la pena de prisión de cinco meses.

José Antonio junto su secretario y amigo, Andrés de la Cuerda.

Curiosamente, antes de celebrarse el juicio, por orden gubernamental se cambiaron todos los magistrados que componían la Sala, designando a otros más proclives al Frente Popular.

Como consecuencia de esa condena a la pena de prisión de cinco meses dictada por el Tribunal, al finalizar las sesiones del juicio oral, el 28 de mayo, José Antonio al oír la condena y dada la arbitrariedad del Tribunal, se quitó la toga y la pisoteó delante de los magistrados, acusándoles gravemente de ser unos prevaricadores.

Todo el público que estaba presente en la sala del juicio irrumpió con insultos para los jueces y en apoyo de José Antonio, lo que propició nuevas detenciones.

En ese momento y ya finalizado el juicio, un agente judicial, ante la negativa de José Antonio a firmar el acta, encarándose con el procesado, le indicó «eres tan chulo como tu padre», a lo que José Antonio respondió propinándole un puñetazo en la cara, aunque el oficial del juzgado, Reyes de la Cruz, tuvo tiempo de lanzarle un tintero a José Antonio que le impactó en la frente.

Todo esto sucedió a la vista de jueces, policías y público que se encontraba en la sala, y como consecuencia de ello, nuevamente se le abren a José Antonio otros dos procesos judiciales más, uno por el delito de desacato (por las manifestaciones vertidas contra los magistrados), y un sexto procedimiento por el delito de atentado a la autoridad (por el enfrentamiento tenido con el agente judicial.)

Al tener noticia José Antonio de que una escuadra de la Falange iba a atentar contra el Reyes de la Cruz, de inmediato ordenó a la milicia que bajo ningún concepto ejecutara ningún tipo de represalia, haciéndoles responsables de cualquier fatalidad que le pudiera pasar al agente judicial.

Estas dos últimas causas no pudieron juzgarse ya que a partir del 18 de julio se inició desgraciadamente en España una guerra fratricida.

Obviamente, no nos olvidamos del definitivo proceso judicial contra José Antonio, el incoado por los delitos de conspiración y rebelión militar por el que fue fusilado, de forma totalmente ilegal, en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre, juicio de la suficiente importancia como para dedicarle una reseña íntegra.

Pero no fue este el último juicio en el que acusaron a José Antonio, pues hubo un último proceso, por posesión ilegal de armas, al ser intervenidas a José Antonio y a su hermano Miguel, en la cárcel de Alicante, dos pistolas con sus respectivos cargadores y dos cuchillos en el mes de agosto de 1936, armas que les había proporcionado, de forma ilegal, obviamente, su amigo y entonces diputado de la CEDA, José Finat, conde de Mayalde.

Aunque bien es cierto que José Antonio sufrió diversas denuncias como jefe nacional de la Falange, que dada su condición de diputado pudo sortear, al perder la misma y no salir elegido en las elecciones de febrero del 36, todo el peso y la fuerza del Gobierno del Frente Popular se volcó contra él, encadenando juicio tras juicio, condena tras condena, a pesar de que luego le absolvieran en algunos, lo que propició que el 14 de marzo del 36 pasara de la cárcel de Madrid a la de Alicante (hasta el 20 de noviembre), sin que tuviera la más mínima posibilidad de salvar su vida.


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En la cárcel Modelo de Madrid. José Antonio con Arcadio Carrasco, Valdés, José María Bedriñana, Ruiz de Alda y otros detenidos del SEU. A la derecha, José Antonio con botas de fútbol en la misma cárcel.



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