Un Gobierno culpable y felón

6/NOV.- España está en peligro. Mi pretensión no es otra que la de invitarles a que vean lo que no miran, a que oigan lo que no oyen, ya sea por desidia, indolencia, hartazgo o indiferencia.

Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 534, de 4 de noviembre de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP).

Un Gobierno culpable y felón

Desde estas líneas, con profundo y respeto y consideración hacia los lectores, quiero alertar a los españoles, o sea, a la inmensa mayoría de nuestros compatriotas que se ganan el cocido honestamente en su diario acontecer, laboriosos, hacendados, esforzados, trabajadores y que con enormes sacrificios intentan sobrevivir en esta pseudorepública bananera en la que estamos instalados. Un «golpe de estado» disfrazado de Estado social, democrático y de derecho, se viene perpetrando por el gabinete de gobierno del todavía Reino de España con oscuros manejos y peores intenciones.

Las correrías y trapicheos de nuestro ínclito presidente, Pedro Sánchez, vitoreado, ovacionado, coreado y aclamado por las bancadas de sus acólitos de la Carrera de San Jerónimo y la plaza de la Marina –léase Congreso de los Diputados y Senado– que, a modo de palmeros de cualquier tablao de suburbio, jalean y aclaman las iniciativas del ejecutivo social-comunista, más preocupado de la poltrona que de atender las reales necesidades de nuestros compatriotas, convirtiendo nuestra Patria –con mayúscula– en un Estado de desecho, asocial y antidemocrático. Sí queridos españoles de bien, hermanos de nuestra tierra patria, España está en peligro. Mi pretensión no es otra que la de invitarles a que vean lo que no miran, a que oigan lo que no oyen, ya sea por desidia, indolencia, hartazgo o indiferencia.

La lista de delitos, faltas, imputaciones y culpas es larga. Las más altas magistraturas ya se han pronunciado al respecto, concretamente el Tribunal Constitucional. El estado de alerta declarado durante la pandemia ha sido ilegal; el secuestro de las libertades de los ciudadanos han sido cercenadas; el Parlamento fue secuestrado con alevosía y premeditación; los medios de comunicación fueron sometidos al imperio del silencio; la entrada y salida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, fue un auténtico esperpento; el episodio de las maletas en el aeropuerto de Madrid de Delcy Rodríguez, vicepresidenta de la dictadura de Maduro, con la complicidad del entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, de la ministra de Asuntos Exteriores Unión Europea y Cooperación –manda narices–, Arancha González Laya, y del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha representado la puesta en escena de un vaudeville que ha vulnerado toda ética y ejemplaridad democrática; tampoco nos podemos olvidar de la infausta gestión de la pandemia por parte del entonces ministro de Sanidad, Consumo y Bienestar Social –manda güevos que diría Federico Trillo–, Salvador Illa Roca, de la mano de su marioneta, Fernando Simón Soria, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha profanado la verdad, mancillando y humillando a las víctimas y las familias de los fallecidos. En definitiva un esperpento.

Pero aún el latrocinio y la felonía alcanzan proporciones bíblicas con otra relación de despropósitos, traiciones y deslealtades para con el afligido y maltratado pueblo español. Me refiero a la permanente intromisión del poder ejecutivo en las labores propias del poder judicial. Supongo que nadie habrá olvidado la designación torticera de la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, fiel a su apellido y convertida en comisaria política al servicio de Moncloa. ¿Y la Abogacía General del Estado - Dirección del Servicio Jurídico del Estado? ¿Qué les parecen sus informes redactados a la sombra del ejecutivo? Supongo que entenderán que la interferencia e intromisión es de todo punto incuestionable e inaceptable. Por otro lado, y prosigo con las fechorías palatinas del gabinete gubernamental, ¿Recuerdan los indultos negociados, sin luz ni taquígrafos, con los delincuentes del mal llamado procés? Los delincuentes confesos y declarados culpables por los tribunales de justicia se pitorrean de jueces, fiscales y magistrados, y por descontado que de todos los españoles. Pero el «golpe de Estado» todavía tiene muchos más capítulos que, a modo de epitafio, dictan sentencia sobre el normal ordenamiento jurídico. ¿Acercamiento de presos de ETA? ¿Transferencia de la competencia sobre prisiones –que ya se disfruta en Cataluña– al gobierno nazionalista de Ajuria-Enea? Verán como, más pronto que tarde, asesinos in misericordes que no han pedido perdón, se pasean libremente por las calles de nuestra Patria –con mayúscula– ridiculizando y humillando la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas de su odio y terror. No les quepa la menor duda que se seguirán dispensando homenajes y actos de enaltecimiento de los cavernícolas seguidores del símbolo de la serpiente y el hacha.

Pero hay más, muchísimo más que añadir. ¿Qué opinión les merece la política energética de los iluminados de la Moncloa, más apagados que nunca, dicho sea de paso? Las tarifas de la luz, la falta de alternativas energéticas, el bochorno de las negociaciones con Argelia y Marruecos, y las perogrulladas peregrinas de Sánchez en Europa al respecto, es de toma pan y moja. Vayan aprovisionándose de velas y candiles porque el panorama se presenta negro, sombrío. Muchos negocios han cerrado, muchas familias se ven imposibilitadas de hacer frente a la factura de la luz y, como efecto y consecuencia, la subida de los precios. Otra diarrea más que añadir a la larguísima relación de males que nos aquejan.

Podría seguir narrando el relato de las necedades, incompetencias, negligencias, maldades y cagadas –perdonen la expresión–, de este gobierno Sanchezstein. Un ejecutivo que, como las plagas bíblicas, asola nuestra querida España, nuestra Patria –con mayúscula–, diezmando y azotando, con descaro y sin decoro, las arcas públicas repartiendo alpiste y generando un déficit y una deuda galopante. Sí queridos lectores, el gabinete gubernamental es culpable y felón con los ciudadanos españoles, es perverso y taimado en su tenebrista proyecto político para España. Por mi parte, a nivel personal, seguiré alzando mi voz contra tanta delincuencia perpetrada.

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