Fausto Heras
08:20
09/04/20

De injurias y ultrajes

9/04.- Se trata de que injuriar o ultrajar a España, a sus símbolos y a sus instituciones, salga gratis a los pobres separatistas y a otras pobres gentes.


Publicado en el número 22 de 'Somos', de abril de 2020. * En la sección Opiniones.
Editado por la asociación cultural Avance Social.
Ver portada de Somos en La Razón de la Proa.

De injurias y ultrajes

“En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 108.2 del Reglamento del Senado, se ordena la publicación en el Boletín Oficial de las Cortes Generales de la Proposición de Ley por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, para despenalizar las injurias a la Corona y los ultrajes a España, presentada por el Grupo Parlamentario Esquerra Republicana-Euskal Herria Bildu”.

Leer aquí el texto de la proposición de Ley por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, para despenalizar las injurias a la Corona y los ultrajes a España

Injuria (según el Diccionario de la Real Academia Española).

  1. f. Agravio, ultraje de obra o palabra.
  2. f. Hecho o dicho contra razón o justicia.
  3. f. Daño o incomodidad que causa algo.
  4. f. Der. Delito o falta consistente en la imputación a alguien de un hecho o cualidad en menoscabo de su fama o estimación.

Ultrajar (según el Diccionario de la Real Academia Española).

  1. tr. Ajar o injuriar.
  2. tr. Despreciar o tratar con desvío a alguien.

Ultraje (según el Diccionario de la Real Academia Española)

  1. m. Acción y efecto de ultrajar.
  2. 2. m. Ajamiento, injuria o desprecio.

Al parecer se trata de que injuriar o ultrajar a España, a sus símbolos y a sus instituciones, salga gratis a los pobres separatistas y a otras pobres gentes que, a duras penas, soportan su desgracia de haber nacido en un país fascista por definición desde tiempos de Viriato.

Todo esto ante la indiferencia de quienes, supuestamente españoles, pasan del asunto.

Contra España, pues, vale todo lo que se diga o haga por parte de estos señores, incluso lo que se haga o diga “contra razón y justicia”. Injuriar a España y por tanto a los españoles que lo somos porque queremos serlo, se podría convertir en algo tan inocente como comer palomitas en el cine, ya que estaría amparado serlo, se podría convertir en algo tan inocente como comer palomitas en el cine, ya que estaría amparado por el principio de libertad de expresión que, por cierto, tanto se pisotea a otros efectos.

¿Admitirían estos señores que, por ejemplo, alguien dijera que Euskadi es una mierda y los euskaldunes la demostración de que el Hombre desciende del mono? No es de creer, esto sería una injuria, pedirían rectificación y condena, incluso venganza, por qué no, ante ta-maña ofensa a su más íntimo y noble sentir.

¿Admitirían los miembros de alguna alta institución, del Senado, también por ejemplo, que alguien, amparándose en el principio de libertad de expresión, dijera que nuestra Cámara Alta es una congregación de inútiles, vagos y maleantes? Tampoco es de creer, sería una injuria intolerable en un Estado de Derecho.

Y por ir terminando y hablando de altas instituciones, qué le parecerá a la Corona esto de que algunos de sus súbditos quieran dejarla a la intemperie frente a la injuria.

Quizá la clave esté en la cuarta acepción que el DRAE da al término “injuria”: “… imputación a alguien…” Todo parece apuntar a que España deje de ser “alguien”, a que España sea “nadie” y por tanto, ¿qué injuria se podría inferir a quién no existe?

Pero, claro, si en el Registro del Senado, o en el ámbito senatorial correspondiente, dan entrada al documento soporte de semejante canallada, en lugar de tirárselo a la cara al portador y echarlo a patadas a la calle, es que efectivamente, España está empezando a ser “nadie”.

¿Tenemos algo que decir los españoles?


 

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