Sin despeinarse

8/MAR.- Las desgracias que de forma encadenada están precipitando al PP en la Sima de los Huesos tienen complejas y variadas razones.

​Recogido posteriormente, con autorización del autor, por la revista Desde la Puerta del Sol núm. 592, de 28 de febrero de 2022. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

Sin despeinarse

Por más que he puesto mis sesos y oídos a entender lo que está pasando en España desde el jueves pasado, he de confesar que no lo consigo. Son tantas y de tal naturaleza las novedades que se suceden hora tras hora, quizá de un minuto a otro, que cuesta predisponerse a asimilar con el ánimo tranquilo la catarata de acontecimientos que se despeña por las rocas, que aquí podríamos llamar entre bastidores, pues tiene mucho de tramoya teatral el quehacer de los actores del vodevil.

Porque ¿es posible que, en las alturas políticas de este país, esa especie de sanedrín de lujo donde casi todo se cuece, se hayan movido tan vertiginosamente las piezas y, poco menos que a la carrera, se haya determinado una solución de urgencia, a todas luces previamente orquestada, aunque no lo parezca?

¡Si todo indica que está obedeciendo a un plan minuciosamente trazado! ¡Si más parece una operación militar, dibujada sobre un mapa de carreteras! Conozco gente que se atreve a establecer una secuencia razonable entre algunas de las personas protagonistas en estos juegos, tildando a unos como los buenos de la película y a otros los malos. Yo me reservo, en todo caso el papel del feo. Aquí hay algo más que intereses de poder o mando y probablemente se urdirán explicaciones tan poco convincentes como las que ya ruedan para acallar al respetable, que, entre otras cosas, todavía observa el paisaje con las mandíbulas a punto de dislocarse. Pero debemos esperar, porque al cabo todo se sabe.

Como no tengo en mis manos más razones que las que ustedes manejan, evitaré pronunciarme. Si es guerra lo que contemplamos, pongamos entre dos personas, o grupos, bueno será que entre ellos diriman. Gente con mucho conocimiento de estas cosas se aproximarán a la verdad procurando que el daño a producir sea el menor posible. Nos lo dirán, no les quepa duda; mientras tanto corre el río de dimisiones como la lava del volcán, llevándose por delante cuanto se interponga. La traca final ya ha sonado y esta es la hora en que escribo cuando la operación ha tomado, aparte los tintes de dolor que se les suponen, adornos de esperanza, en el sentido de preparar una nueva cabeza que sea capaz de enmendar el desaguisado. Todas las miradas están puestas en un señor de Galicia, astuto y paciente, que sabe mover los hilos que a otros rodean el cuerpo y los atan a un más que tristísimo destino. Todo eso se verá a tiempo, pues se convocará un Congreso Extraordinario para tal fin, cuando las cartas estén barajadas y repartidas. Mientras tanto observemos cómo la plebeya clase mediática hace y deshace a placer, poniendo aquí quitando allá, enviando a los infiernos a los malos y salvando de la quema a los buenos.

Como premisa general, permítanme decirlo así, las desgracias que de forma encadenada están precipitando al PP en la Sima de los Huesos tienen complejas y variadas razones y a nadie se le escapa que una de ellas, tal vez más fuerte de lo que se piensa, fue la puesta en escena del discurso del señor Casado contra el señor Abascal con ocasión de la moción de censura. El que debiera haberse ceñido a un académico alegato político, exento de rabias y visceralidades, se convirtió en una diatriba personal, que a la gente pareció inadecuada y excesiva y que acabó por entender como una ruptura de relaciones, incluso antes de haberse producido.

Desde entonces no ha habido progresos entre las dos formaciones políticas y, a trancas y barrancas, los que podrían haberse entendido como movimientos orientados a una efectiva fusión de la Gran Derecha que necesita España ha derivado a posiciones altamente enfrentadas, que a raíz de los últimos acontecimientos presentan un cariz de difícil solución. Y este es el problema, que mientras la Derecha se quiebra, o al menos se subdivide, se aleja uno de los equipos de atletas que podía alzar el trofeo que más necesita el país en estos momentos, cual es la copa que está en juego.

Según se colige de las informaciones que se cruzan la cuestión se reduce a no sé qué de unas facturas en las que tuvo que ver un hermano de la señora Ayuso, la intervención (o no) de ciertos investigadores privados, espías a sueldo, rencillas personales, sombras que se alargan a la caída del sol y flores que dejan de florecer cuando corre el cierzo; total, un mercado persa, al que no estábamos acostumbrados pero que vemos pasar ante nuestros ojos con la callada sensación de sentirnos amablemente engañados, al modo que lo estamos cuando el prestímano se nos acerca para pedirnos colaboración en su juego. Ignoramos por dónde sacará el as de picas, si del fondo de su sombrero o detrás de nuestra oreja, y ese no saber qué nos producirá contento, pero una cosa «sí sabemos»: hay truco, engaño, las más veces llamada magia. O sea, quieras o no, colaboras a la ficción, a la mentira, a nadar sobre un mar lleno de sargazos.

Y en este panorama circense tan espléndido, ha tocado a la derecha fregar los platos. Al menos a una parte de ella, por la fuerza de las cosas caída en desgracia. Otros, los de la Izquierda, la izquierda montaraz nutrida por ahora de los comunistas silenciosos, debidamente acicalados, rebosando higiene por los cuatro costados, escogido para la ocasión lo mejor de cada ropero, se arremolinan en las aceras para ver pasar el cortejo, que si todavía no es fúnebre va camino de serlo.

Antes se decía «ver los toros desde la barrera» pero desde cierto tiempo a esta parte eso está mal visto. A los toros es mejor dejarlos a los chicos esos que los burlan escabullendo el cuerpo, pero no los matan. Aunque, como las cosas han cambiado, ahora suena mejor decir «sin despeinarse».

Suena a charada que haya gente tan repeinada y con la raya en medio, dando botes en el centro de la plaza.




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