¡Pobre España!

Una parte muy importante de compatriotas se ha abstenido de ver, oír y manifestarse en consonancia al acercarse a la urna a depositar el voto.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 776 (25/JUL/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

¡Pobre España!

Había empezado mi canto tachando las líneas que había pergeñado ayer en las que agradecía a los dioses el buen despertar de hoy; pero, lamentablemente, he tenido que cambiar de sentir pues me ha parecido más real borrarlas definitivamente, dado que el tiempo no parece propicio a que por ahora se canten con regocijo y alegría.

Recuerdo que Francisco de Quevedo, con su agudeza, nos asegura que «Bien puede haber puñalada sin lisonja, mas pocas veces hay lisonja sin puñalada». Y durante el día de ayer fueron los españoles los que sacaron de forma inmisericorde el puñal para amargar la lisonja, comportándose como los tres monos que traíamos a relucir hace unos días, y que significan «no ver, no oír, no decir».

Aplicando a la acción de los españoles el significado que nos descubre el Santai, llegamos a la conclusión de que una parte muy importante de compatriotas se ha abstenido de ver, oír y manifestarse en consonancia al acercarse a la urna a depositar el voto.

¡Tantos días oyendo por todas partes los desmanes del PSOE dirigido por Pedro Sánchez, tantos días viendo en prácticamente todos los medios de comunicación información de las barbaridades cometidas en España en todos los aspectos de la gobernanza, tanto tiempo sin hablar al respecto para luego dar sin lisonja la puñalada!

También podríamos asegurar con Edmund Burke, el filósofo y político considerado como el padre del liberalismo conservador británico, que «Para que el mal triunfe solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada»; y en el caso de otros muchos españoles considerados como hombres buenos hay que situarlos el día 23 de julio a la esperar del resultado de las elecciones sin participar en ellas, con lo que contribuían no poco a la puñalada.

En este momento no sabemos en qué terminará la lid. Pero sí podemos asegurar que estamos decepcionados de una buena parte de españoles que han votado contra sus intereses, los intereses de sus vecinos y contra España. Y como no queremos caer en el dicho de Thomas Carlyle, otro filósofo, crítico social y rector de la Universidad de Edimburgo al que se adjudica la máxima de «La contemplación de sí mismo es, infaliblemente, un síntoma de enfermedad», colgamos nuestro traje de aficionados a contar sucesos e informes culturales, no sin antes dejar unos cuantos textos para entretenimiento y documentación de nuestros lectores.

Y, como tantos otros paisanos, tomamos unas vacaciones «bien merecidas», y veremos si más adelante hay ánimos para reiniciar la tarea, aunque sea teniendo en consideración otro tipo de información.




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