El imbécil de Willy Toledo

21/FEB.- Willy, me gustaría saludarte como generalmente se hace ahora, con un «querido Willy», pero me resulta imposible.


Publicado en el número 269 de 'Desde la Puerta del Sol', 21 de Febrero de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.

El imbécil de Willy Toledo

La libertad de expresión del imbécil Willy Toledo

Willy, me gustaría saludarte como generalmente se hace ahora, con un «querido Willy», pero me resulta imposible. Pasados unos días desde que la familia me quería dar el pasaporte para el otro mundo haciendo uso de lo que van a aprobar sobre la eutanasia tus compadres del Parlamento, se me han quitado las ganas de ser afable con cualquiera, y he decidido apuntarme también a los propugnadores de la libertad de expresión.

Por eso te llamo imbécil en vez de querido. Por otro lado, me parece más propio en tu caso. En ello está de acuerdo conmigo Pepa, la señora de Villaconejos que me atiende en casa, que no se anda con milindres a la hora de definir a las personas.

Y es que, chico, dado tu recorrido por la vida, no apetece otra cosa. Dicen que eres actor, productor de teatro y activista político. De esas tres ocupaciones apenas me suenan la primera y la segunda como actividades tuyas ya que, como no voy demasiado al cine debido a que las películas españolas suelen ser un bodrio inaguantable, soporíferas hasta el agotamiento, a reventar de la ideología que tu representas, retorcidas en cuanto a la interpretación de la historia y los hechos acaecidos en España durante los últimos 80 años, y hasta en épocas pasadas, no he tenido la oportunidad de conocerte como actor, aunque me da el olfato que debe ser muy fané la mayoría de lo que has hecho al respecto aunque hayas rondado los Goya y aparezcas con un palmarés de muchas películas de las que ni la madre que te parió debe tener idea.

Así que solo te veo con el sayal de activista político en cuyo campo actúas como un estúpido provocador y un badulaque majadero cuando no con otros de los innumerables apelativos que se te pueden colgar para regodeo de los demás, como si estuvieras siempre en el día de los Santos Inocentes, pues yo te veo como un simple muñeco de papel recortado.

Mas a pesar de tus inclinaciones, deberías recapacitar y pensar que no se puede lanzar cualquier grosería o insulto contra tus semejantes, ni tampoco contra la Virgen María, sobre el Dios Padre, sobre su Hijo Jesús y sobre el Espíritu Santo, que, para muchos de tus compatriotas y gentes del mundo entero, son como nuestro Padre y nuestra Madre pero elevado a una potencia bastante crecida.

Imagina que todo eso se le ocurre a gente de la calle decirlo respecto a tu madre, tu familia (la que tengas, si tienes, que uno no se mete en investigaciones de ese tipo). ¿Pensarías que todos tenemos derecho a hacer uso de la libertad de expresión para lanzar barbaridades sobre la madre que te engendró? A mí me parece que no te debería gustar. Y si ello no te importa, todavía se incrementa más mi repulsión hacia ti.

Sabes a qué me refiero: a la retahíla que lanzaste por las redes sociales –esa posibilidad que tienen muchos lerdos y no pocos imbéciles, de exponer sus bastardos criterios sobre lo divino y lo humano– en julio de 2017, de «Yo me cago en Dios y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María»; y «Me cago en la Virgen del Pilar y me cago en todo lo que se menea».

Willy, has insultado profundamente a nuestra familia, has vituperado a los representantes de nuestra fe que, aunque tú no sepas qué es eso, es algo absolutamente increíble pues a ellos les debemos la vida –tú también–, todas las obras buenas que hagamos y el esperado encuentro en el infinito cuando nos llegue la hora. Incluso tú les debes lo que hagas, bueno o malo, pues te concedieron el libre albedrio para que actuaras según tus inclinaciones, lo que has aprovechado para lo más ramplón y rastrero.

No obstante, ya ves, parece que los jueces españoles se han lavan las manos, como Pilatos –¡se proliferan ahora tanto los Pilatos!– y se piensa van a considerar que actuabas dentro del derecho de libertad de expresión, que pelillos a la mar, que no habías incurrido en ningún delito. Olvidando esos magistrados que la justicia no se agarra solo a lo que dicen determinados artículos, de determinadas leyes, aprobados por determinadas instituciones. La justicia llega más lejos. La justicia abarca un campo inmenso regido precisamente por ese Dios al que tú mancillas con tanta soltura y alegría.

Sin tener en consideración, los susodichos jueves, que produces un hedor insoportable de tanta defecaciones como sueltas, mierda que la puedes haber dejado también en el estrado, donde probablemente se les mancharía las togas cuando intentaran sentarse, y que acaso tenían que limpiar con los vuelillos o puñetas la mesa presidencial ante la que ejercen la justicia. Eso sin contar con la que pueden encontrarse en casa porque Willy hubiera repartido las heces por ella.

No han sido pocos los lerdos e imbéciles que han ido a aplaudir a Willy a la salida del juzgado. Incluso el académico Arturo Pérez Reverte ha hecho gala de estar de acuerdo con Willy y sus procacidades por aquello de la libertad de expresión, por más que no sabemos si personalmente él también las utilizará para dirigirse a sus compañeros de la Real Academia. Sería toda una pasada.

Lo que también está claro es que nuestros insignes políticos, tal como Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno nada menos, aprovecha el tuiter para dar su opinión al respecto: «El juicio a Willy Toledo es un sinsentido. Es indignante que haya corruptos que se van de rositas y que a la vez haya gente que pueda acabar en la cárcel por cagarse en Dios». Por otro lado, el abogado defensor, Endika Zulieta, ha señalado que las palabras de Willy Toledo corresponden a las «antiguas blasfemias». «Eso pertenece a la España oscura. A mí me suena muy mal, pero eso no es delito», ha dicho en el juicio, que queda visto para sentencia. Zulueta ha destacado además que conoce a Willy Toledo desde muchos años, en los que incluso han coincidido «en misa».

Sin duda, la cantidad de necios y subnormales por metro cuadrado en este país nuestro es numerosa. La Fiscalía del Estado, en la que nosotros descansamos respecto a la justicia en nombre de la comunidad patria, se suma a la teoría amplia de la libertad de expresión, pues considera que aunque «el contenido [de los mensajes] puede ser considerado de dudoso gusto, desabrido y, sin duda, irrespetuoso con los sentimientos de los que profesan la religión católica, no puede mantenerse que constituyan un delito».

Con esta panda de lerdos defensores de cualquier libertad que no se oponga a los mandatos del establisment lo tiene crudo la abogada Polonia Castellanos, de Abogados Cristianos, asociación que ha ejercido la acusación, destacando que «el insulto no es necesario» para ejercer la «libertad de expresión».

«La libertad de expresión se puede ejercer sin pisotear los derechos de los demás», ha resaltado. Y eso, decimos nosotros, olvidan los Willy, los Reverte, los magistrados y los tontos del haba que los aplauden en la calle.

Por aquello de la repetida libertad de expresión no tenemos empacho en concedérsela al alfarero que nos ha ofrecido la antigua botija de barro cocida y esmaltado, de tierra de campos de la provincia de Zamora, que traemos hoy a nuestro escaparate. Con ella nos acercaremos a los juzgados de Madrid a ver cómo han quedado los magistrados tras aguantar la fetidez de Willy.


 

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