La caza de roedores

31/07.- Muchos de los que mandan aspiran a alcanzar una buena situación en la vida en un tiempo más bien breve por si cambian las circunstancias; incluso las autoridades no se arredran e incitan a medrar de lo que es un índice irrefutable la célebre frase de Carmen Calvo, otrora ministra española y hoy vicepresidenta del Gobierno, que aseguró que «el dinero público no es de nadie»...

Publicado en el Nº 335 de 'Desde la Puerta del Sol', de 31 de julio de 2020.
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La caza de roedores

La caza de roedores (limpieza y orden)

Tras aventar la parva hay que seguir limpiando la finca y los bienes que en la misma se contienen porque, en caso contrario, es como si no hubiéramos hecho nada. Ya sabemos el daño que causa la langosta cuando hace presencia; o los benditos conejos destrozan los sembradíos los años de óptimas condiciones para la reproducción excesiva; o el perjuicio que originan los lobos en el ganado si hacemos caso a los ecologistas y les permitimos se multipliquen sin control; y así podríamos ir haciendo una lista larga, probablemente excesiva, que nos llevaría a la conclusión de que todo aquello que se sale de lo correcto hay que controlarlo. Donde hemos de incluir a los seres humanos que en épocas de liberalismo ubérrimo en el que todo vale, se desmadran y meten mano allá donde hay algo que coger en beneficio propio. En esos momentos nos hallamos.

Casi todo está difuso, muchos de los que mandan aspiran a alcanzar una buena situación en la vida en un tiempo más bien breve por si cambian las circunstancias; incluso las autoridades no se arredran e incitan a medrar de lo que es un índice irrefutable la célebre frase de Carmen Calvo, otrora ministra española y hoy vicepresidenta del Gobierno, que aseguró que «el dinero público no es de nadie». Con este profesorado tan clarividente no hay duda de que resulta fácil aprender qué es lo que hay que hacer cuando se está cerca de ese dinero público, de los lugares donde colocar a los amigos, de todas las bagatelas que se pueden hacer cuando a uno no lo controlan o cuando tiene la bizarría de saltarse las normas a la torera.

Y en esas estamos. Tras aventar la parva hay que buscar incansablemente por todas las madrigueras, hay que levantar todas las alfombras de los grandes despachos e incluso hurgar en los modestos rincones de las garitas, y hay que investigar cómo uno se puede mostrar tan situado en poco tiempo. Y esa tendrá que ser una de las primeras tareas a desarrollar cuando se avente la parva. No es que no empeñemos en dudar de los que nos rodean. No somos nosotros los que ponen al descubierto las irregularidades. Como ejemplo reproducimos a continuación el artículo de un periódico digital de uno de estos días, donde pone de manifiesto unas cuantas rapacerías de suma actualidad –por tildarlas con benevolencia–.

Y no son de las llevadas a cabo por inmigrantes, necesitados  o amigos de lo ajeno. ¡Qué va! Incluso el vicepresidente segundo del Gobierno suele aparecer cada día con una u otra picardía o travesura, en este caso consiste en ayudar a su tía a beneficiarse con la modesta cantidad de 72.600 euros en la compra del local social de Podemos, para lo cual el tesorero de Podemos concibió un subterfugio con el fin de que no figurara por parte alguna datos de la mencionada señora, complementado horas después con la información de que también participó en la compra del casoplón de Galapagar. Por cierto, probablemente no sería perder el tiempo investigar de dónde sacaron los de Podemos –o Pablo Iglesias e Irene Montero– los dos millones que costó el mencionado local social.

Son muchas las madrigueras –algunas de tamaño considerable, como si fueran oseras–que hay que buscar, dedicar un poco de tiempo en pasar al aspirador con muchos vatios, e ir poniendo cada caso en mano de los hombres buenos para que se ocupen de la limpieza total. Porque hombres buenos y honestos como los que buscaba Diógenes por Atenas con una lámpara, los hay. Aunque no se los ve. Los envuelven con mil subterfugios, los tapan con lonas por las que no pasa la luz, los esconden tras la hojarasca de cualquier tipo. Pero haberlos, los hay.

Y no se puede esperar demasiado tiempo. Va resultando urgente. Ahora llega la época de las vacaciones. Incluso los que tienen la obligación de cuidar de cada uno de los españoles con esmero y sin apartar la vista de ellos en estos momentos tan aciagos, deciden disfrutar de sus vacaciones. ¡Qué diríamos del pastor que deja sus ovejas a expensas de lobos, zorros y rapaces y se va a las fiestas del lugar! Nuestro presidente le ha cogido el gusto a los sitios del Patrimonio Nacional y pasará una temporada en La Mareta (Lanzarote) y otros días en Doñana.

Allí disfrutará del éxito obtenido ante la Comisión Europea y llenará su agenda de notas sobre cómo cerrar correctamente los presupuestos generales del Estado, cómo contentar a Rufián que ha manifestado que «si se sigue así, nos vamos al carajo» por la vuelta a la cárcel de los revoltosos que se empeñan en hacer de Cataluña una república independiente, y como se libera de Pablo Iglesias y otros ilustres miembros del Gobierno para contentar a los de la Unión Europea que, para darle el dinero que espera, le exigen aventar la parva, y limpiar y poner en orden hasta las gateras del país.

Pensando en nuestro presidente y en que se ha de ir preparando por si le envían de la UE a los hombres de negro para vigilar las cuentas y los deberes que tiene que hacer, le enviamos este cartel, al parecer de una película de la que no hemos tenido noticias, del gran actor y director, con el fin de que vaya doctorándose más eficientemente que lo ha hecho hasta ahora. Nosotros nos conformaremos, para pasar estos calores, con uno de los botijos que manejamos habitualmente.


 

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