Difícil de creer

15/05.- Cuando acabe la pandemia, si no es posible antes, hay que tirar la línea de hasta aquí hemos llegado, liquidando a toda esta horda que nos gobierna, haciendo limpieza por todo el país, encomendando que tomen las riendas los que de verdad tienen conocimientos....

Publicado en el número 307 de 'Desde la Puerta del Sol', 15 de mayo de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa

Difícil de creer

Difícil de creer

Eso es lo que deben estar pensando por ahí fuera cuantos políticos se han ganado la estima personal tanto dentro como fuera de sus países, a los que acompaña la valoración de sus conocimientos y el respeto de su hacer a lo largo de los años dedicados al estudio, trabajo y servicio público. Como lo están sus equivalentes españoles que no salen de su sombro diario a la vista de los desmanes que están ocurriendo en España.

No hace falta que cada quién investigue por su cuenta, pues seguro que los diarios que tengan por costumbre leer les mantendrá perfectamente informados. Y no digamos de aquellos que se suministren de los informes elaborados por las agencias oficiales, tales como la CIA, que mantendrán algunos elementos en España como en el resto de los países del mundo.

En la España marrullera de ahora es fácil que cualquiera pueda estar informado al dedillo, pues son tan mensos que se les ve el plumero enseguida. Mienten mal, se hacen un lío entre verdades y mentiras, tratan de engañar a los que son más avispados que ellos, ofrecen el oro y el moro y se les ve que no lo van a cumplir, legislan en contra de lo que han prometido cumplir y hacer cumplir, se les ve como tiran por la borda los bienes del país con tal de intentar acumular méritos para seguir en el machito, pretenden imponer normas y conceptos que han quedado obsoletos, que cualquier país normal ha repudiado hace tiempo.

Y ahora han tomado el tema del «estado de alarma» a través del que quieren meter toda la morralla que de otra forma les resulta imposible, y les parece poco los plazos de 15 días que hasta el momento han venido aplicando y este Pedro quiere dar el salto a de mes en mes para llegar, probablemente, hasta el año 2021 habiendo conseguido tomar todos los poderes del Estado mediante el nombramiento directo de amiguetes como está haciendo ahora en los ministerios, sin importarle que hayan estado procesados, hayan rondado la cárcel, sean unos ineptos, etc.

Eso a pesar de que se encuentre con sentencias como la del Tribunal Supremo de Justicia de Aragón que considera que Sánchez se ha excedido en los límites de «estado de alarma», y con ello las restricciones de libertad de los españoles, aragoneses en este caso, manifestando que se trata de un régimen jurídico que «no contempla afectación alguna, mucho menos la suspensión del derecho de reunión y manifestación», limitación que está reservada al «estado de excepción».

Todo ello contando, según dice Pedro, con asesores técnicos y científicos que nadie conoce porque se niega a dar los nombres y enseñar sus caras; es más se niega a dar datos de casi todo lo que puede impedir como es el caso de a quién se le compran las mascarillas, los guantes, los test a precios elevadísimos cuando los tiene en España más económicos y más cerca.

Y la de los responsables en la tardanza en estar abastecidos de trajes y elementos protectores para los sanitarios, elementos que hasta el momento todavía no se ha conseguido para cubrir todas las necesidades. Incluso manteniendo la polémica de si guantes sí o guantes no, este tipo de mascarillas sí este otro tipo no, incluso dándose el caso de que todavía las farmacias están desabastecidas de guantes y es difícil encontrarlos.

Todo ello sin tener en consideración el problema económico que está asomando por todos los rincones del país. Empresas desaparecidas y otras que no conseguirán volver a ponerse en marcha, autónomos que no saben cómo van a poder retomar su actividad, trabajadores sujetos al ERTE que todavía no han recibido ni un céntimo de las promesas hechas a través de decretos ley y han de comer gracias a los centros de la Iglesia que los dotan de lo necesario para evitar vivan de la mendicidad, una administración pública paralizada, los juzgados igualmente sin actividad,...

La operación de desescalada desacoplada de forma que unas actividades no pueden ponerse en marcha si no lo hacen otras complementarias, la enseñanza aletargada sin saber si van a funcionar los centros escolares en lo que queda de curso o pretenderán hacer tabla rasa aprobando a todos los alumnos, establecer cuarentenas a quienes puedan llegar del extranjero sin pensar en algún procedimiento sustitutorio que permita controlar a esas personas en la entrada y durante su estancia pues son necesarias para dar vida a la hostelería y comercio en general, restricciones generales a la libre circulación que, según Bruselas, «deberían reemplazarse por medidas más específicas y flexibles»…

Manejar los asuntos de un país no es como mover alocadamente a las masas. Es una empresa difícil no apta para principiantes novatos a los que únicamente les guía la ideología. Por ello es lógico que los experimentados, los que saben de estas bregas, duden de que estos mandarines puedan dirigir el timón de un país cuando se topa con alguna gran galerna y tengan que tomar decisiones en cuyo momento se nota la falta de criterio y de seguridad de estos políticos en lo que hacen, y sobre todo en cómo mienten para tapar las carencias.

Las apariciones de Pedro Sanchez en la televisión son lamentables. No dice nada que sea cierto. Hace el canto del cisne dando lecciones de como su gobierno y expertos hubieran atacado el covid-19 de forma magistral, sin ningún error, anticipándose a todo y atendiendo a cuantas necesidades del material necesario para afrontar la situación. ¡Qué hubiera sido de esta España nuestra si la sociedad civil no hubiera echado para adelante con su saber, valentía, honradez y desprendimiento para atacar al virus!

Los aplausos a esos españoles eméritos se van convirtiendo en caceroladas pidiendo la dimisión del Gobierno. Y este, tratando de protegerse un mes más tras la pantalla del «estado de alarma» con la esperanza de que en ese tiempo se vayan solucionando los problemas y, de paso, ellos han conseguido todos los objetivos políticos pretendidos, en lo que anda muy atareado Pablo Iglesias.

Cuando acabe la pandemia, si no es posible antes, hay que tirar la línea de hasta aquí hemos llegado, liquidando a toda esta horda que nos gobierna, haciendo limpieza por todo el país, encomendando que tomen las riendas los que de verdad tienen conocimientos de economía, de finanzas, de educación y formación, de relaciones públicas dentro y fuera de las fronteras, del campo, de la medicina, y, puestos en el tiempo de la informática y la comunicación, además de todos aquellos que hacen vivir a un país y lo llevan por las rutas del progreso.

Será duro, pero nos lo hemos ganado con los caminos que hemos tomado sin pensar a dónde nos llevaban.

Hoy traemos un botijo en cierta medida ilustrado echando mano del cubismo que, aunque no sabemos qué es lo que nos quiere decir, nosotros lo interpretamos con que hay que tener cuidado con qué ojo miramos, pues, posiblemente, el resultado de lo que veamos sea absolutamente distinto si lo vemos con uno o con el otro.


 

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