La cara más dura del reino

9/08.-  Pedro Sánchez escribe una carta a su militancia, que es el resumen de su espíritu miserable, de la esquizofrenia que le hace ver o poner todo al revés. O quizá es el testamento de su vida pública al frente de un partido desnortado y del Gobierno de un país que merece mejores regidores...

Publicado en el Nº 338 de 'Desde la Puerta del Sol', de 9 de agosto de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa

La cara más dura del reino

Cuando más calladito debiera estar Pedro Sánchez nos presenta la cara más dura de las que ha habido en España y de las diversas que él mismo ha aportado a título personal y venido mostrando en todo el tiempo en el que viene ejerciendo de embustero, manipulador, trilero, y un largo etcétera de entre los infinitos adjetivos que el diccionario ofrece para estos casos. Es un cínico de tomo y lomo. Es un golfo (RAE: falto de honestidad, pillo, sinvergüenza y holgazán) de primera división.

Veamos a través de la carta que ha enviado a la militancia en el momento de abandonar las cuestiones de Estado para disfrutar de unas vacaciones en una residencia que le viene grande y usando para ello las arcas del estado. Nuestros lectores lo pueden apreciar leyendo dicho documento que incluimos a continuación y en el que nos hemos permitido señalar en amarillo las más destacadas tropelías que contiene y que no todas vamos a analizar en esta pequeña introducción.

Es un deshonesto porque infinidad de aseveraciones que hace en dicha carta son mentira como se ha puesto de manifiesto públicamente, empezando por el desbarajuste en la atención sanitaria y de todo tipo con que han enfocado y tratado el Covid-19, pasando por los avances sociales históricos que fueron hechos a destiempo y sin garantías de poderlos cumplir hasta llegar a la interpretación del tema del Plan Marshall y terminando en el momento actual en el que abandona su puesto cuando la contaminación vuelve a adquirir cotas alarmantes –¿qué diríamos si un general abandonara la batalla cuando ésta se encuentra en un momento álgido y decisivo?, ¿qué dicen algunos cuando el rey emérito decide viajar a otro país?–.

Es un pillo que maneja el tema de las aportaciones de la Unión Europea sin hablar de la contrapartida que ha de hacer España y que él de momento se salta a la torera abandonando sus obligaciones para disfrutar unas vacaciones inmerecidas, y sin escuchar los ecos de los líderes europeos que, por lo que se oye y lee, están hasta la coronilla de este personaje pelele (RAE: Persona simple o inútil, en sentido coloquial) que piensa que los está engañando cuando es todo lo contrario.

Sinvergüenza porque asegura que «fuimos arquitectos de una Constitución que propició una de las 20 mejores democracias del mundo y dejó atrás una dictadura cruel e indigna con su rastro de infamia y dolor que nos seguiremos empeñando en reparar», cuando la historia de verdad, no la suya, demuestra que esa dictadura que se empeña en reparar lo que hizo fue subsanar los desmanes de todo tipo que produjeron el PSOE y sus socios –como ahora intentan hacer de nuevo en parecido hermanamiento–.

Y todo ello lo hace desde una holgazanería impresionante –por no llamarlo de otra forma–, pues en todo el tiempo de pandemia no se molestó en salir a la calle a animar a la ciudadanía, a comunicar su sentimiento a quienes habían perdido un familiar, a aplaudir junto con los que desde los balcones agradecían el esfuerzo de quienes luchaban contra la pandemia, y al lado de los que inmersos en esa tarea de salvar vidas humanas, a dar ánimos a las personas perdían sus negocios, a los autónomos que se encontraban desamparados, ni hizo el esfuerzo de acudir a un oficio religioso por los que, según su fe, habían tomado el camino de la vida eterna.

Esta carta es el resumen de su espíritu miserable, de la esquizofrenia que le hace ver o poner todo al revés. O quizá es el testamento de su vida pública al frente de un partido desnortado y del Gobierno de un país que merece mejores regidores.

Aunque no nos gusta hacer anotaciones en los escritos de cara a que los lectores se fijen, pues consideramos que todos ellos tienen el suficiente criterio para interpretar cada palabra, cada frase, como ya hemos dicho, en el caso de la carta de Sánchez a la militancia del PSOE nos hemos permitido esa osadía más que nada porque eran los párrafos que nos producían mayor indignación.

Y junto a la carta incluimos, en este día de descanso, algunos artículos que van delimitando paso a paso quién es el personaje Pedro Sánchez y cual su derrotero.

Francis Bacon, canciller de Inglaterra, filósofo, político, abogado, escritor, padre del empirismo filosófico y científico… y algunas otras cosas más, ya en el siglo XVI dijo: «No hay cosa que haga tanto daño a una nación como que la gente astuta pase por inteligente». Y el diccionario de la RAE nos aclara el término astuto: «Que muestra habilidad para comprender las cosas y obtener provecho o beneficio mediante engaño o evitándolo». Ahí encaja perfectamente Pedro Sánchez.


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