NUESTRA MEMORIA

El Servicio Exterior y la Sección Femenina de Falange.

Intentos de proyección internacional de FET y de las JONS a través de su brazo femenino, así como los diversos esfuerzos puestos en generar atracción ideológica hacia el falangismo.


Por Vanessa Tessada Sepúlveda. Publicado en el sitio web de la Universidad Autónoma de Chile (julio de 2019).​​​ Leerlo en su sitio web original.


Recuperado para la Gaceta de la FJA, núm. 341, de febrero de 2021. Ver portada de la Gaceta FJA en La Razón de la ProaRecibir el boletín de La Razón de la Proa.​

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El Servicio Exterior y la Sección Femenina de Falange.

El Servicio Exterior y la Sección Femenina de FET y de las JONS. Intentos de acercamiento con Hispanoamérica (1938–1950)


El siguiente artículo tiene como objetivo principal analizar dos momentos de trabajo conjunto entre el Servicio Exterior articulado por la Falange Española Tradicionalista y de las JONS y su Sección Femenina, a saber, el establecimiento de las Secciones Femeninas en el Exterior durante el período de Guerra Civil y la inmediata postguerra y el intento de establecer un sistema de becas y visitas auspiciadas por FET y de las JONS para la atracción y preparación de jóvenes, políticos e intelectuales afines a los lineamientos ideológicos del Movimiento durante los primeros años de la post Segunda Guerra Mundial.

El análisis referido nos permite visualizar los intentos de proyección internacional de FET y de las JONS a través de su brazo femenino, así como los diversos esfuerzos puestos en generar atracción ideológica hacia el falangismo. En esta tentativa, veremos cómo la Sección Femenina de FET y de las JONS trazó su propio camino de proyección internacional al alero tanto del Movimiento como de las estrategias de la diplomacia cultural propuestas por el Ministerio de Asuntos Exteriores.


Observación de LRP. La autora utiliza el término América Latina en vez de Hispanoamérica. LRP sólo lo ha modificado en el título, pero no en la transcripción del resto del artículo. América Latina es un vocablo jamás usado en el ámbito falangista. El texto transcrito es tal y como aparece en el documento original, se han respetado el exceso de mayúsculas en algunos sustantivos. Solo las negritas han sido incorporadas por LRP.

Extracto del artículo recogido en Gaceta de la FJA


La Sección Femenina y el nacimiento de su servicio exterior.


El brazo femenino de FET y de las JONS fue fundado poco después del nacimiento de Falange Española gracias al entusiasmo e impulso demostrado por la hermana del fundador de Falange, Pilar Primo de Rivera, quien junto a un grupo de mujeres atraídas por el falangismo y cercanas a José Antonio Primo de Rivera se decidieron a participar de Falange. A pesar de las discrepancias de José Antonio Primo de Rivera con la creación de una rama falangista integrada exclusivamente por mujeres, en junio de 1934 se oficializó la existencia de la Sección Femenina de Falange Española con la aparición de los primeros estatutos. En esta primera etapa, la SF dependió de la Secretaría General de Falange, siendo designada como Delegada Nacional Pilar Primo de Rivera, cargo en el que se desempeñó hasta el fin de la dictadura de Franco en 1977.

Durante los primeros años, la SF colaboró con Falange Española apoyando a los presos del partido, confeccionando banderas y camisas para los militantes y realizando diversas labores de proselitismo político. El comienzo de la Guerra Civil marcó un punto de inflexión para la SF, debido a que las mujeres se asumieron activas en el conflicto bélico, ya sea arrogándose tareas de retaguardia en las zonas dominadas por el ejército sublevado o ejecutando faenas clandestinas en zonas republicanas. Es decir, la Sección Femenina se comprometió con el bando sublevado y con los lineamientos de FET y de las JONS (reconvertida tras el Decreto de Unificación de 1937), coadyuvando en las distintas tareas y misiones que le fueron encomendadas.

La importancia que fue adquiriendo la institución permitió que se desarrollaran crecientes grados de complejidad en su estructura. En el Segundo Consejo Nacional, realizado en 1938, se decretó la creación del Servicio Exterior a cargo de una Delegada Nacional de Servicio Exterior, en ese momento, María Josefa Villamata, lo que vino a engrosar el organigrama institucional. El objetivo principal del Servicio de Exterior de la SF sería centralizar la ayuda material y moral que mujeres desde el extranjero remitiesen al bando sublevado, aunque no se excluyó que funcionara como una plataforma de proyección internacional, especialmente, al alero de las Falanges en el Exterior dependientes del Servicio Exterior de FET y de las JONS.

En 1940, el organigrama de la SF incluyó a una Delegada Auxiliar para el Servicio Exterior, lo que nos permite adivinar el buen funcionamiento del Servicio y el aumento de la carga en trabajo. Cinco años después, acorde con el proceso de reorganización de la institución, el Servicio Exterior pasó a convertirse en Regiduría, cuya jefatura recayó en María Victoria Eiroa, quien se convirtió en una pieza fundamental de la SF. La Regiduría mantuvo el cargo de Delegada Auxiliar.

La gran transformación organizacional del servicio exterior sucederá en la década de los cincuenta. Con esta reforma se reestructuró la Regiduría en tres Departamentos, uno dedicado a la Relación con el mundo hispánico, uno de Relación con el mundo no-hispánico y uno dedicado a la Organización de congresos y asistencia a otros fuera de España. Durante estos años, el objetivo de la Regiduría estuvo enfocado en el desarrollo de los Círculos Culturales Femeninos, los Albergues Internacionales de verano, la tramitación de becas y en fomentar las relaciones con asociaciones extranjeras y nacionales como el Instituto de Cultura Hispánica y la Dirección General de Relaciones Culturales. El telón de fondo de este reajuste fue la emergencia de una nueva política cultural diplomática propuesta por el Ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo, que involucraba un trato especial hacia América Latina.

Diez años después, el esqueleto de la Regiduría vuelve a modificarse centrando su trabajo en tres renovadas tareas. La primera pone acento en las Relaciones Públicas, siendo su principal encargo el informar a los interesados de la labor de la Sección Femenina en los distintos servicios, organizar las visitas a las dependencias de la SF y a fomentar los intercambios con organizaciones similares a la SF. La segunda hacía hincapié en la tarea de Relación con el Exterior que redundaba en la organización de los viajes y participaciones de los Coros y Danzas en espectáculos y concursos extranjeros, la implicación, asimismo, en reuniones, conferencias y congresos internacionales, organización de viajes de estudio, gestión de distintas becas y envío de propaganda falangista al exterior. Por último, la tercera tarea ponía de relieve la relación con Hispanoamérica y las Filipinas a través de la coordinación de los Círculos Femeninos fundados en América, el manejo de las becas concedidas a través de estos Círculos, el envío de personal especializado, el despacho de propaganda y el trabajo en colaboración con el Instituto de Cultura Hispánica.

La última gran modificación del Servicio Exterior se produjo en 1972 cuando quedó supeditado al Departamento de Coordinación, convertido en la Sección de Relaciones Exteriores. Allí se constituyeron dos oficinas, una dedicada al Extranjero y Emigración (centrada principalmente en la migración económica hacia Europa que se había estado desarrollando con fuerza) y otra oficina enfocada en la relación con Hispanoamérica, especialmente tratando la gestión de las becarias. Esta segunda oficina daba continuismo a las políticas previas, siendo su principal tarea la coordinación con los Círculos Culturales Femeninos, el manejo de becas y las visitas a la Sección Femenina. La preeminencia de América Latina continuó pese a que el foco de las políticas diplomáticas se había alejado de la región.

Las primeras acciones del Servicio Exterior de la SF estuvieron ligadas directamente a los propósitos de la Delegación Nacional del Servicio Exterior de FET y de las JONS. La tarea fue coordinar las acciones de las Secciones Femeninas Exteriores que irían fundándose al alero de las Falanges Exteriores erigidas en distintos países del mundo. Como narra Eduardo González Calleja, esta Delegación nació tras la Unificación de 1937 con el objetivo de atraer a los españoles expatriados a partir de la fundación de grupos de Falange en el extranjero.


Las Secciones Femeninas en el exterior: El primer intento fallido de tejer redes internacionales.


Uno de los objetivos de la diplomacia franquista durante la Guerra Civil fue desarrollar campañas de contra propaganda republicana para conseguir apoyos internacionales. En un claro intento de colaboración con este objetivo, la Delegación Nacional del Servicio Exterior de FET y de las JONS (DNSEF) representada por José del Castaño, su primer Delegado Nacional, trabajó mediante las Falanges Exteriores en su relación con las colonias locales y en la realización de eventos de apoyo y propaganda. Sumado a esta actividad, mantuvo y llevó adelante objetivos propios ligados a la proliferación de Falanges en el extranjero, la atracción de los expatriados españoles hacia el nacional-sindicalismo y su preparación ideológica. Entre los Departamentos organizados por del Castaño, el atribuido a la Sección Femenina jugó un papel de importancia, en tanto las Secciones Femeninas Exteriores que crecerían al alero de las Falanges Exteriores realizarían labores de “retaguardia” en el extranjero y trasladarían la impronta asistencialista y benéfica hacia los territorios de los expatriados, contribuyendo con ello a la realización de propaganda nacional.

La organización asistencialista planificada para el extranjero se denominó Hermandad Exterior, la que se intentó organizar por parte de la DNSEF en todos los países con presencia española. En el programa falangista, la Hermandad Exterior funcionaría en conjunción con las Oficinas de Trabajo, las Delegaciones Exteriores de Cultura y Recreo, el Servicio de Sanidad y el Servicio de Justicia y Derecho, todas ellas encargadas de dar ayuda integral a todos los españoles expatriados, pero especialmente a aquellos con más necesidades económicas. En este sentido, la Hermandad abordaría problemas ligados a la subsistencia de los migrantes, a la apertura de bolsas de trabajo, a brindar asistencia sanitaria básica y de aconsejar legalmente a los españoles que lo necesitaran, entre otras funciones18. Lo que propone González Callejas es que este aparato diseñado por FET y de las JONS sostenido en parte a través del trabajo voluntario de las militantes de las Secciones Femeninas en el Exterior actuarían al interior de las comunidades españolas como proveedoras de ser- vicios básicos, lo que, por un lado, contribuiría de manera propagandística a la Falange Española y por consecuencia al bando nacional y, por otro, serían un cebo de atracción para los expatriados necesitados económicamente o indecisos frente al desarrollo de la Guerra Civil.

En los folletos confeccionados por la DNSEF con fines de propaganda internacional, se declara que estos programas de ayuda permitirían “incorporar a nuestro fervor patriótico el calor popular de todos los españoles que, diseminados por el Mundo, residen en el extranjero y organizar sus colectividades perfectamente disciplinadas dentro de la doctrina de la órbita ideológica de nuestro Movimiento”. La importancia de que las mujeres fuesen las encargadas del desarrollo de estas actividades recaía en su peso simbólico asociado a la tradición, la reproducción y al papel tradicional de la mujer de cuidado y sacrificio. Además de que, como se plasma en uno de los folletos: “Su presencia en nuestros actos ha de proporcionar ponderada alegría y su actuación dentro del hogar ha de servir de verdadera base a la familia Nacional-sindicalista en el Exterior”.

En la práctica y de acuerdo con los archivos resguardados por la SF, entre los años 1938 y 1939 es posible asegurar la existencia de Secciones Femeninas en el Exterior (SFe en adelante) en los siguientes países: Alemania, Austria, Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil, China, Costa Rica, Cuba, Chile, El Salvador, Ecuador, Estados Unidos, Francia, Filipinas, Guatemala, Italia, Inglaterra, México, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Tetuán, Tánger, Zona Francesa de Marruecos, Uruguay y Venezuela, contándose 55 “comarcales”, las que agrupaban alrededor de 4.000 afiliadas. Como se puede apreciar, la extensión de las SFe no sólo se restringió a América Latina ni a países filofascistas, sino que logró congregar a españoles por todo el orbe.

Es necesario recalcar que la documentación sobre las SFe es exigua e incompleta y no nos permite conocer todas las labores realizadas por estas agrupaciones. Muchas comarcales no informan el número de afiliadas y tampoco consignan la ayuda recolectada y enviada a España. De los 30 países sobre los que se cuenta información, la mayoría sólo menciona el nombre de la delegada local; por otra parte, sólo la mitad de los países entrega datos sobre número de afiliadas, número de comarcales, envíos realizados, propaganda o sobre la inclusión de algunos servicios a imitación de la SF peninsular como Prensa y Propaganda, Personas, Administración, Auxilio Social y Organizaciones Juveniles.

Para el caso de Chile, la documentación emanada de la Falange Exterior a cargo de Miguel de Lojendio, nos permite saber que para 1938 la Falange en Chile cuenta con 4.000 afiliados a nivel nacional, repartidos por todo el territorio: Arica, Iquique, Tocopilla, Antofagasta, Coquimbo (que incluía las falanges creadas en La Serena y Ovalle), Valparaíso (que incluía a Quillota), Los Andes (con San Felipe), Santiago, Melipilla, San Antonio, Rancagua, Rengo, San Fernando, Curicó, Talca, Parral, Concepción, Chillán, Los Ángeles, Temuco (que integraba a Victoria y a Lautaro), Valdivia, Osorno, Puerto Montt (que incluía Castro), Puerto Aysén y Magallanes (más Puerto Natales y Porvenir), es decir, el falangismo alcanzó toda la geografía chilena y llegó a casi todas las ciudades con presencia española.

Con respecto a las Secciones Femeninas, ese mismo año una comunicación informa a la Delegación Nacional que en Chile existían cuatro comarcales dirigidas por la Delegada Local, Isabel de la Calle, sin dar cuenta del número de afiliadas ni las fechas de fundación de las distintas agrupaciones. Como consecuencia de esta falta de organización con respecto a las Secciones Femeninas en Chile, es que éstas estuvieron durante un tiempo bajo las órdenes directas de Miguel Lojendio, quien se empeñó en que cada fundación de una Falange estuviera acompañada por una Sección Femenina. Sin embargo, y como él mismo reconoce en uno de sus informes, existía entre las jóvenes españolas expatriadas una baja preparación cultural y, sobre todo política, lo que era un obstáculo al proceso de rápida politización que se esperaba.

A través del periódico profalangista “La Voz de España” logramos obtener otras informaciones sobre las SFe creadas en Chile como, por ejemplo, el nombre de algunas delegadas locales (en San Antonio Amelia Martínez, en Melipilla Rosa Obiol de Rosales, en Curicó el cargo era de Clotilde Alonso de Hojas, en Valparaíso Fanny Lozano, y en Concepción Aurora B., de Fernández) y las tareas que asumieron con respecto a las actividades de la colonia y de la Falange, tales como la organización de Plato Único, colectas y otros. A modo de ejemplo, podemos reproducir el extracto de un artículo publicado en “La Voz de España” a propósito de las actividades realizadas por la sección femenina chilena:

Aquí en Chile -retaguardia española de las más significadas de América- ha iniciado la sección femenina de Falange Española una labor análoga a la que en España ha obtenido tanto éxito. Así el último domingo, la jefe de esta Sección Femenina, camarada Isabel de la Calle -belleza y bondad en partes iguales- acompañada de varias afiliadas y en unión del jefe territorial, don Miguel de Lojendio, acudió al “Hogar Infantil Español” [...] donde hicieron entrega de unas sobrecamas destinadas a los niños [...] Falange femenina de Chile, conscientes de sus deberes sociales, tiene propósitos de superación en el aspecto benéfico, propósitos que aplaudimos desde estas columnas, porque suponen un reflejo fiel de los esfuerzos que se realizan en España.

De manera paralela al funcionamiento bajo las órdenes y objetivos de la DN- SEF, la Sección Femenina en su Segundo Consejo planteó un programa alternativo de organización, trabajo y desarrollo para las Secciones Femeninas en el Exterior. En primer lugar, las secciones debían ser organizadas en torno a cinco unidades, a saber,

a) Personal, encargado de llevar un catastro de las afiliadas y Jefes de las SFe, además de ocuparse de los nombramientos hechos por la Jefe nacional; b) Correspondencia, para el intercambio epistolar y su clasificación; c) Propaganda: encargada de las publicaciones y propaganda sobre la labor de la mujer nacional-sindicalista a enviar al extranjero; d) Cuestiones económicas: dedicada a llevar la contabilidad de los donativos, y e) Información, a cargo del registro de las SFe fundadas, los expedientes de las afiliadas y su trabajo, además de encargarse de los guiones de estudio para las camaradas que viajaran al extranjero.

En segundo lugar, se establecieron las tareas a cumplir divididas en dos etapas sucesivas. Durante la primera, debían ejecutar labores de “propaganda y difusión” a partir de la organización y realización de viajes de estudio a España, generar facilidades para que las españolas expatriadas realizaran el Servicio Social, y para vender y promocionar los productos elaborados por las Cooperativas de Mujeres Nacional-sindicalistas en España. La segunda etapa, estaría enfocada en la labor cultural y benéfica de la SF, lo que se realizaría a través de la fundación de Hogares de la Mujer Española y a partir de la prestación de servicios relacionados con el Auxilio Social. Si bien estos planes coinciden con los objetivos planificados desde la DNSEF para la atracción de los expatriados españoles, la Sección Femenina buscaba sus propios medios para lograrlo. Asimismo, la Delegada Nacional no tardó en dejar en claro que fuera del contexto bélico, las representaciones extranjeras debían comenzar un funcionamiento similar a la SF peninsular poniendo énfasis en las labores de encuadramiento y educativas en el nacional-sindicalismo, dejando entrever los ánimos de independencia en relación con el partido único que la De- legada Nacional buscaba imprimir en la Sección. Así quedó expresado en el Segundo Consejo Nacional:

La finalidad fundamental de la Sección Femenina del exterior será la de realizar respecto a aquellas colectividades la misma labor que la Sección Femenina de España lleva a cabo, tendente a encuadrar a las mujeres españolas dentro de la disciplina del partido y darles una formación nacionalsindicalista digna de la España que estamos forjando con el sacrificio y la sangre de nuestras mejores29. Sin embargo, el fin de la Guerra Civil y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial impuso un escenario difícil para el crecimiento y desarrollo de las SFe. Hacia 1939 se prohibió el funcionamiento de las Falanges Exteriores en la mayoría de los países de América Latina desapareciendo así también las Secciones Femeninas Exteriores. Las agrupaciones sobrevivieron en algunos países como Filipinas, Tánger, Alemania, Turquía, Italia y Francia, pero sólo hasta los primeros años de la década de los cuarenta.

Aquella pretensión de funcionamiento paralelo (aunque complementario) de las SFe que ambicionaba Pilar Primo de Rivera, queda aún más de manifiesto cuando en 1939 solicita a la DNSEF la gestión de la firma por parte de Francisco Franco del “Proyecto del Decreto presentado a S.E., el Caudillo sobre las atribuciones de la Sección Femenina”. En él se hacía explícita referencia a las Secciones Femeninas Exteriores, decretando la autonomía de la DNSEF con el fin de que pasaran a depender directamente de la Delegación Nacional de la SF. A esta solicitud, Alfredo Sánchez Mazas, a la sazón Delegado Nacional de la DNSEF respondió de forma negativa, argumentando el clima adverso a Falange que podría generar el inicio de la Segunda Guerra Mundial, además de recordarle que la DNSEF estaba en desacuerdo en la descentralización del manejo de sus réplicas exteriores:

Como tú sabes es criterio del Partido el mantener la unidad de la Falange Exterior en todos sus servicios, y naturalmente en lo que se refiere a las Organizaciones Juveniles y además está en pugna con la unidad de la Falange Exterior, cuya salvaguardia es una de las misiones que me he asignado al ponerme al frente de este Servicio.

La visión falangista de influencia sobre otros países, no se agotó con el fracaso de las SFe, de hecho, se forjó en la relación que la SF fue estrechando con las organizaciones juveniles y femeninas fascistas europeas. Así, por ejemplo, en un informe de viaje realizado con ocasión de una visita a Alemania (septiembre de 1941), nos encontramos con un análisis dual, por un lado, se alaban las virtudes del nacionalsocialismo, aunque, por otro, se pone por escrito la visión despreciativa que las alemanas tenían sobre las españolas. Las falangistas allí se dan cuenta de que se observaba que España tenía poco peso en el escenario europeo y que no eran considerados como iguales, sino como “pobrecillos y ausentes del mundo”. Sin embargo, y a modo de aprendizaje, evalúan asimilar del modelo alemán la ambición de convertirse en un país modelo de referencia para el mundo, aunque con la pretensión de influir sobre países afines a su realidad, tales como Portugal, Italia, Hungría y, en general, los países católicos. Esta ambición de influenciar el “espacio natural de proyección” convertirá posteriormente a América Latina en un lugar altamente favorable de ser intervenido.

Un año después (1942), se celebró el Primer Congreso de las Juventudes Europeas en Viena, cuyo objetivo principal era la coordinación de las políticas hacia la juventud de los países profascistas, entre ellos España, Alemania, Italia, Hungría, Rumania, Croacia, Eslovaquia, Portugal, Bulgaria, Finlandia, Dinamarca y Noruega, especialmente con miras a la posibilidad de victoria durante la guerra y la construcción de una Europa unificada. Pilar Primo de Rivera se convirtió ahí en parte de la dirección de esta coordinación (junto a Alemania e Italia), para ocuparse de la dirección de la educación y formación de las jóvenes europeas, tal como lo aseveró en entrevistas posteriores al evento.

Como vemos, pese a que en esta primera formación de Sección Femenina el desarrollo de sus políticas exteriores estuvo firmemente imbuida en el falangismo, esta experiencia constituyó la semilla de las posteriores políticas, acuerdos y participaciones de la SF en las distintas iniciativas tanto del gobierno como del Movimiento. Así, si bien el interés quedó puesto en América Latina, tanto porque hacía sentido desde los Puntos de Falange como porque formaba parte de la retórica hispanista que acompañó al franquismo, la Sección Femenina intentó a lo largo de su desarrollo y hasta el final de sus días mantener parcelas de influencia internacional y espacios de transferencia de su ideario.


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