Memoria

¿Dónde están los restos de Andreu Nin?

El PCE llevó a cabo una lucha enérgica contra los que ellos llamaban "secta trotskista contrarrevolucionaria".


Publicado en Gaceta Fund. J. A. núm. 351 (DIC/2021). Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

¿Dónde están los restos de Andreu Nin?


En junio de 1937, por la policía secreta de Stalin (NKVD) que actuaba en la España roja durante la Guerra Civil, fue asesinado Andreu Nin, secretario del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), sin que jamás haya aparecido su cadáver, muy posiblemente porque a los que tanto hablan ahora de la ley de la memoria histórica y otras pamplinas, no les interesa. Es decir, a los que muchos les cautiva encontrar ahora los restos de los muertos que causó el franquismo, no les interesa encontrar los que causaron los comunistas, incluso los de sus propios camaradas que no querían seguir las consignas de Stalin, cuya fotografía, de grandes dimensiones, se exhibía en el Madrid rojo.

Y ahora, muy recientemente, ante el asombro de muchos, pudimos verla también en el balcón del Ayuntamiento de Valencia y en la Universidad del País Vasco, por eso muchos alumnos y profesores de esa universidad quedaron pasmados al comprobar que, en el campus de San Sebastián, había aparecido una gran pancarta en honor del líder de la Unión Soviética y genocida Stalin.

Andreu Nin nació en la localidad de Vendrell (Tarragona) en 1892. Desde muy joven sus inquietudes sociales le llevaron a militar en varios movimientos políticos de la izquierda, donde pensaba que en ellos alcanzaría algún día la justicia social. Por esta razón, puso los ojos en la Unión Soviética y para allá se marchó como funcionario de la Internacional Sindical Roja hasta que fue expulsado por Stalin porque al parecer, en opinión del dictador ruso, Nin sostenía políticas muy cercanas a León Trotski.

De nuevo volvió a España y aquí creó un partido con sus compañeros troskistas alejados del Partido Comunista de España (PCE) hasta que al proclamarse la Segunda República se les permitió actuar dentro de la legalidad, aunque su estrategia era que sus militantes se infiltrasen en el PSOE. Pero al final, Andreu Nin unificaba su partido con el Bloque Obrero y Campesino de Joaquín Maurín, dando lugar al citado POUM. Sin embargo la persecución que sufrió este revolucionario, vino antes de comenzar la Guerra Civil en España. Una vez conseguida la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936, y que algunos llaman «fraude y violencia», el PCE llevó a cabo una lucha enérgica contra los que ellos llamaban secta trotskista contrarrevolucionaria. El entonces secretario general del PCE, José Díaz, ya había declarado que el POUM debía de ser eliminado de la vida política de España y en junio de 1937, el Gobierno presidido por Juan Negrín, prohibió ese partido y la decisión oficial permitió a los agentes comunistas interrogar a Andreu Nin sin que desde entonces sus camaradas lo volvieran a ver ni vivo ni muerto.

Por su parte, Santiago Carrillo, en sus memorias, reconoce que la NKVD practicaba en España la caza de brujas. En ese momento estaba en su apogeo en Moscú, de la que caían víctimas trotskistas y cuantos fueran sospechosos de disentir de Stalin. Por esta razón, no podía ignorar a los soviéticos que luchaban en España, y Carrillo, sin ningún rubor, acusaba a la Unión Soviética de los crímenes que la NKVD cometía en España, entre los mismos el asesinato de Andreu Nin. Con ello, el líder comunista quería defender la independencia del PCE respecto al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), pero aunque pudiera haber mucha falta de control por parte del PCE, no excluía la complicidad entre ambos partidos. El diario comunista Mundo Obrero, de fecha 25 de junio, publicaba una falsedad muy grande: nada menos que Andreu Nin se había fugado. La mentira era tan repugnante que hasta el presidente de Gobierno no lo creía. Incluso, hicieron correr el bulo de que había sido detenido por la Gestapo. Haciéndose después famosas aquellas pintadas que decían:

«¿Dónde está Nin? En Salamanca o en Berlín».

El socialista Julián Zugazagoitia, que llegó a ser ministro con Negrín, mostró siempre gran interés por saber el paradero del líder del POUM. En su libro Guerra y vicisitudes de los españoles ━donde reproduce íntegro el testamento de José Antonio━ escribe el siguiente diálogo que mantuvo con el director de Seguridad, el coronel Antonio Ortega, estando también presente el general José Miaja:

No tenga usted cuidado le dice Ortega que daremos con su paradero, muerto o vivo. Déjelo de mi cuenta.
Cuidado, le advertí, el cuerpo de Nin no me interesa; me interesa vivo.

Muchos años más tarde, un alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, del Partido Popular, nombró una comisión para quitar el nombre a varias calles de la capital asturiana, por ejemplo: División Azul, Sargento Provisional, y también todo lo que tuviera que ver con José Antonio Primo de Rivera. Ese alcalde, un buen día, recibió a la hija del general Miaja y le prometió dar una calle a su padre, pero hasta la fecha la promesa de ese alcalde y otros que lo fueron posteriormente, no se ha cumplido. Sin embargo, aquella promesa tuvo sus seguidores ya que el periodista Luis José Ávila, escribió:

«Ni por un lado ni por el otro debemos de renunciar a nuestra historia y mucho menos manipularla».

Es cierto, así debe de ser, pero no recuerdo, que el periodista en cuestión, haya dicho nada cuando algunos ediles ovetenses borraron toda referencia a José Antonio Primo de Rivera de la ciudad de Oviedo.