EDITORIAL | LUCERO

Lo viejo y lo nuevo

Nosotros no nos considerados viejos, pues la vejez se lleva en el alma y en el corazón; estamos atentos al presente imperfecto y trabajamos para un futuro mejor.


Publicado en la revista Lucero, núm. 147, 2º trimestre de 2022. Editado por la Hermandad Doncel - Barcelona | Frente de Juventudes. Ver portada de Lucero en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

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Lo viejo y lo nuevo

Lo viejo y lo nuevo


Las portadas de los periódicos y de los telediarios no dan abasto para que estemos al día de las novedades; ahora que la pandemia de la covid parece que va remitiendo, saltan las alarmas por una extraña viruela del mono, cuyos orígenes se silencian; la guerra de Ucrania relegó a las que siguen existiendo en Irak, Afganistán, Eritrea y Mali, cuyas víctimas parecen ser de segunda categoría; los reiterados avisos sobre la hecatombe económica que se avecina en España pasan a páginas interiores… Lo nuevo tiene prioridad sobre lo que estiman viejo.

Leamos una breve cita del maestro Azorín:

«Lo viejo son también las prácticas viciosas de nuestra política, las corruptelas administrativas, la incompetencia, el chanchullo, el nepotismo, el caciquismo, la verborrea del ´mañana´, la trapacería parlamentaria. El atraco en forma d discurso grandilocuente, las conveniencias políticas que hacen desviarse de su marcha a los espíritus bien inclinados, las elecciones falseadas, los Consejos y cargos de grandes compañías puestos en mano de personajes influyentes, los engranajes burocráticos inútiles…» 

¿Verdad que parece escrito para hoy? Si en embargo es de un clásico y se refiere a otros tiempos lejanos. A lo mejor, es que venimos arrastrando casi secularmente problemas a los que nadie ha puesto remedio todavía.

Nosotros aprendimos en nuestra juventud que puede y debe haber otra España y otro mundo, y en esos ideales permanecemos desde el momento en que continuamos, sin tregua, en nuestra Hermandad del Frente de Juventudes, ahora bajo el simbolismo del Doncel de Sigüenza. Esos ideales son una esperanza y una promesa, que no nos permiten caer en el desánimo ni en el abandono; están sustentados por el ejemplo esencial de José Antonio Primo de Rivera, elevado a la condición de arquetipo y no de estatua muda anclada en la historia.

Tampoco, por ello, nosotros nos considerados viejos, pues la vejez se lleva en el alma y en el corazón; estamos atentos al presente imperfecto y trabajamos para un futuro mejor, dentro de nuestras posibilidades pero vinculados a otras entidades y a muchas asociaciones con las que compartimos valores y esperanzas.

Va pasando lo que consideran nuevo los medios del Sistema, van cambiando las portadas (quizás en un intento de mantenernos amedrentados y en silencio), pero sabemos que todo lo que nos rodea es tristemente viejo ⎼como se advierte en el texto de Azorín⎼ y que el Dios de la Historia no permitirá que triunfen los objetivos de quienes son en su fondo terriblemente viejos. Colaboremos ⎼como dijo José Antonio⎼ en lograr la armonía de la Creación.

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