JOSÉ ANTONIO | ARGUMENTOS

José Antonio para falangistas: lo joseantoniano.

La construcción de un orden nuevo tiene que empezar por el hombre, por el individuo, como occidentales, como cristianos, como españoles.


Publicado en la revista El Mentidero de la Villa de Madrid (16/MAR/2024). La Razón de la Proa (LRP) lo publicó coincidiendo con el centenario del nacimiento de Enrique de Aguinaga (2/OCT/2023). Ver portada de El Mentidero en LRP. Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

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José Antonio para falangistas: lo joseantoniano.

Conferencia de Enrique de Aguinaga pronunciada, el 1 de diciembre de 2001, en los desaparecidos salones Lord Winston de Madrid, organizada para recaudar fondos para el desarrollo de Plataforma 2003. Una auténtica lección magistral disfrazada de "charla" que, casi un cuarto de siglo después, sigue siendo absolutamente actual.

Aunque algunas de las propuestas han llegado a realizarse, más allá de las correcciones ortográficas imprescindibles, no se ha tocado el texto ni añadido nada nuevo a las casi cien notas creadas en su momento por el autor, un impresionante aparato documental. Enrique tenía la pedagógica costumbre de situar citas y citados en el tiempo y el espacio.

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José Antonio para falangistas: lo joseantoniano.


Queridos camaradas:

Os llamo camaradas, en cuanto que todos los que estamos aquí lo somos etimológicamente, habitantes de una misma cámara, por estar bajo un mismo techo, que, para nuestra fortuna, es un techo de inteligencia. Bajo un mismo techo pueden convivir muchas diversidades, en edad, en condición y en mentalidad. Y eso es bueno.

Yo, por ejemplo, soy profesor emérito de la Universidad Complutense, en la que explico Teoría del Periodismo y en la que he dirigido una tesis doctoral, sobre el ideario de José Antonio Primo de Rivera, la segunda que, en medio siglo, para su vergüenza, se ha leído en la Universidad española. La defendió Emilio González Navarro en 1994. La primera, sobre las fuentes del pensamiento de José Antonio, la había defendido Feliciano Correa, en la Universidad de Extremadura, en 1980.

Soy catedrático jubilado y, por lo tanto, anciano. Lo digo con honra, porque, como es bien sabido, la libertad es patrimonio del anciano y, desde esta libertad, me declaro joseantoniano, sin conveniencia, sin ganancia y sin militancia alguna.

Salvo en el Sindicato Español Universitario, en el SEU que correspondía a mi edad, en el SEU voluntario de la posguerra, en la Universidad de Santiago y, después, en la Escuela Oficial de Periodismo, no he militado formalmente en ninguna otra organización falangista: Ni en Frente de Juventudes, ni en Falange Española Tradicionalista y de las JONS, ni en Guardia de Franco, ni en Falanges Universitarias, ni en JONS, ni en Círculos Doctrinales José Antonio, ni en Frente de Estudiantes Sindicalistas, ni en Frente Sindicalista Revolucionario, ni en Acción Revolucionaria Sindicalista, ni en Frente de Alianza Nacional Libre, ni en Falange Española Autentica, ni en Falange Española Independiente, ni en Falange Española de las JONS, ni en el Partido Español Nacionalsindicalista... Por supuesto, tampoco he militado en la Falange chilena ni en la Falange libanesa ni en la Falange Socialista Boliviana ni en la Falange francesa ni el Partido Falangista Americano.

Según una clasificación primaria, yo sería falangista por libre o autofalangista (como dice Ismael Medina), clasificación que proviene de la época en que se inventa la formula la Falange no existe; pero existen los falangistas. [1]

En definitiva (ya lo he dicho), me considero joseantoniano y así lo he explicado en un artículo titulado precisamente Joseantonianos, que sucesivamente ha sido rechazado por la censura interna de cuatro diarios (La Vanguardia, de Barcelona, ABC, El País y El Mundo, de Madrid) y que, finalmente he podido publicar en una revista íntima, Altar Mayor, [2] y en Internet.

Y, como joseantoniano, proscrito. Esta misma conferencia, con este mismo título, es el trasunto de la que, junto con otras sobre José Antonio, se prohibió escandalosamente, en 1999 (¡Dios mío!), en la Universidad de Salamanca.

Pienso y este es, naturalmente, un pensamiento particular, que lo joseantoniano tiene una virtualidad actual superior a lo falangista, salvada su índole histórica. Y afirmo que estamos en condiciones de reconocer dignamente el fracaso histórico-político de la Falange, que propugnaba el empalme con la revolución del 14 de abril, la supresión de los partidos, la sustitución del parlamentarismo, el desmontaje del capitalismo, la creación de formas comunitarias de propiedad, la reforma agraria, la nacionalización de la banca, la síntesis izquierda-derecha o la sindicación de la plusvalía.

Quisiera explicar esta idea y, para aliviar la fatiga del auditorio, divido este discurso en cinco estaciones


Primera estación

En la que estamos dispersos en el fracaso


Estamos –insisto– en condiciones de reconocer y aceptar el fracaso de la Falange, desde la filosofía ascética del fracaso, frente a la dominante y embriagadora filosofía del éxito, porque hay una positiva filosofía del fracaso, de raíz cristiana, frente a una negativa filosofía del éxito, de signo materialista.

Jaspers, Sartre, Lacroix y Ortega ven el fracaso como necesario y fascinante. Naufragar no es ahogarse, dice Ortega, mientras que Lacroix eleva el fracaso a característica de la realidad humana, que fracasa esencial y fundamentalmente; [3] que debe distinguir entre experimentar el fracaso y sucumbir en él; que permite descubrir la alegría dentro del fracaso; que no tiene por qué agotar la esperanza; que es aceptación y superación de lo trágico; que se remonta sobre el escepticismo y el nihilismo. [4] Así lo ha visto Julián Marías, que nos alecciona con este descubrimiento político y filosófico: lo verdaderamente importante no es lo que se consigue, sino lo que se propone. [5]

A propósito de la película Surcos y de la novela La Colmena (ambas de 1951), Eduardo Haro Tecglen, que se caracteriza de rojo típico, escribía en El País, hace dos años, que la disconformidad social de Cela, Torrente y Nieves Conde, que eran falangistas, procedía del ensueño de aquella revolución traicionada antes de comenzar, devorada y digerida por el Movimiento. [6]

Y el mismo Haro, en seguida, cuando, a la vista del juicio anterior, alguien le advierte risueñamente que se está aproximando a la Falange auténtica, añade:

No defiendo ninguna Falange. Creo que tantos idealistas y tantos socialistas nacionales e internacionales se quedaron truncados y engañados. Y no la revolución, sino las revoluciones, están siempre pendientes. A veces se ganan y es peor. Lo digo por la vuestra, pero también por la soviética y no hablemos de la mejicana o de la cubana. [7]

Otra cita me viene a la memoria, a este propósito:

Si la propuesta capital de José Antonio fue la síntesis y particularmente la síntesis de derecha e izquierda, hay que admitir su fracaso; pero en la estela de ese fracaso estamos viviendo, como vivimos de las resultas de tantos fracasos admirables. [8]

Esto lo escribía yo, hace ya quince años (1986), en el quincuagésimo aniversario del fusilamiento de José Antonio, que, como es sabido, fue fusilado por la izquierda y por la derecha. [9]

Del fracaso de la Falange, de la confusión de las falanges, hay que salvar a José Antonio, como arquetipo humano y como ideación política; como persona egregia (tal vez el cerebro más prometedor de la Europa contemporánea, según Unamuno), [10] modelo para todo un tiempo, con una palabra egregia (una de las bellas prosas del siglo XX), al servicio de una conducta y de un pensamiento egregios.

Así lo proponía yo en aquella ocasión:

Ya es tiempo de liberar a José Antonio de su secuestro. Ya es hora de transferirlo a todos los españoles, como patrimonio general, sin manipulaciones, sin ataduras históricas, para una nueva confrontación en libertad, que nos pueda dar el valor actual de su pensamiento, la dimensión de su persona. [11]

En la sintonía diferencial de lo joseantoniano y lo falangista, en 1999, en el espacio abierto de Internet, que se escapa al dominio de nuestros censores, Ernesto Milá se pregunta:

¿Es posible en 1999 un movimiento político que no utilice el nombre de Falange, pero que esté imbuido del espíritu joseantoniano? ¿Es autónomo el pensamiento de José Antonio en relación a su obra, la Falange? Tengo claro que si la Falange quiere ser operativa en 1999 debe renunciar –en aras de la operatividad– a algunas de sus características exteriores, incluso el nombre. Tengo claro que habría que extraer lo esencial y lo que conserva actualidad en el pensamiento joseantoniano para alumbrar un nuevo movimiento político, en el que una aportación joseantoniana depurada se funda con otras aportaciones anteriores o posteriores e incluso que aún están por nacer. [12]

Ya el hecho de que estemos aquí reunidos, en el siglo XXI, para hablar de la presencia de José Antonio es un hecho definitorio. Creo en la virtud de la reunión. Hay un misterio evangélico que infunde optimismo esencial, emanado de la promesa de Jesús en Cafarnaún: Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. [13]

La virtud de la reunión traduce la máxima evangélica, enseñándonos que, si nos reunimos en nombre de algo, allí está ese algo, sea la Verdad, la Libertad, la Belleza, el Amor, la Amistad, la Inteligencia o el Decoro. Hay, pues, que creer en la virtud de la reunión, porque es bueno el simple hecho de reunirse y, más aún, es bueno en si mismo reunirse en nombre de lo bueno.

Esta misma reunión es una prueba de la virtualidad de lo joseantoniano hoy. Hace dos años, llenábamos un cine de barrio de Madrid para ver el vídeo Descubriendo a José Antonio y, de paso, cantar Cara el sol. Allí estaban desde la quinceañera camisa azul, postulante para ayuda de la Falange, hasta el nonagenario Manolo Valdés, amigo personal y camarada de José Antonio. En 1996, nos reunimos una cincuentena para repetir la cena de José Antonio en el Mesón del Segoviano. En 1997, abarrotamos el salón de actos del Ateneo para presentar el libro Sobre José Antonio. Más de cien nos reunimos en febrero 1998, junto a lo que fue el cine Europa, para volver a cantar Cara el sol. Desde 1993, año a año, nos reunimos en la Mesa del 29 de octubre. Otros se reúnen bajo otros techos o en foros de Internet, donde se leen correos como este:

Soy un chico afiliado a FE-JONS, tengo 16 años y soy de un pueblo de Granada. Lo primero, me gustaría conseguir una camisa azul (lo llevo intentando año y medio) Un abrazo y ¡Arriba España! Gonzalo Moreno Muñoz.

Y, en este año, ya van tres mañanas de domingo en cines de la Gran Vía. Ahora mismo, en esta Plataforma, nos estamos reuniendo gentes plurales para proyectar, con el debido decoro, el centenario de José Antonio y salir de las catacumbas o de los armarios bien entendidos, en el año 2003.

En la llamada diáspora azul, dispersión recoleta de la comunidad mística, capilares minorías se reúnen para comer, para cantar, para hablar, para estudiar, para discutir en nombre de José Antonio, y son, según el verso de Panero, alegres e invisibles como el agua en la pradera. [14]


Segunda estación

En la que me presento como prueba testifical


Me presento, aquí y ahora, ya casi al cabo de mi vida. Y aquí la repaso no por autocomplacencia o por contar las batallitas del abuelo, sino por el valor que pueda tener como referencia, como laboratorio y prueba de lo joseantoniano, que, a lo largo de mis años, es el producto de la lectura, de la vivencia y del estudio.

Empecé leyendo a José Antonio y maduré su palabra en el mitin de Villagarcía (1941), en el albergue de Bergondo (1941-1944), en el entierro de Mora y Lara (1945), sobre la sangre de Miguel Álvarez (1956), en la Redacción de Arriba (1945-1966), en la cena de las camisas azules (1966) [15] en la cripta del 29 de octubre (1993-2001)... y con el peso fugaz de su féretro, camino del Valle de los Caídos (1959).

He estudiado a José Antonio, aunque menos de lo necesario. Porque, como decía Campmany, muchos de nosotros, a la hora de enfrentarnos con el fenómeno de José Antonio, nos hemos desahogado con la oda, en vez de aplicarnos a la tesis doctoral o al desarrollo riguroso de su pensamiento. [16]

Y siempre me ha amargado el incumplimiento del decreto de 1938 que ordenaba la creación de cátedras en la Universidad para explicar y desarrollar las ideas políticas de José Antonio Primo de Rivera. [17]

Pero, al menos, he insistido infructuosamente en mi esquema de Instituto de Estudios José Antonio Primo de Rivera, que sucesivamente he presentado a David Jato, en la rueda de los antiguos seuistas; a Fernández Miranda, en la Secretaria General del Movimiento; y ahora a José Gárate, en la nueva Fundación.

El joven que era yo, camino de la mayoría de edad, después de haber vivido la guerra con la República, llega a lo joseantoniano, como tantos otros, desde la otra acera, intelectualmente, por deslumbramiento de la palabra escrita, por un tomo al que, familiarmente, llamamos las Completas.

Así, el testimonio de Mariano Faura:

Me había empapado hasta el tuétano, como tantos otros, de las Obras Completas de José Antonio y soñaba con dedicarme a la realización de la España por él presentida. [18]

Así, el testimonio de Ceferino Maestú:

Muchos de nosotros nos hemos hecho falangistas por él y solo por él; la lectura de sus discursos y de sus artículos nos descubrió un mundo distinto, nuevas posibilidades para la acción y la realización política. [19]

Así, el testimonio de Francisco Eguiagaray:

Un día, en una librería de viejo, [aquel universitario que yo era] encontró un libro. Preguntó el precio: tres pesetas. El libro se decía "Obras Completas". Su autor, José Antonio Primo de Rivera (...) Cuando [el universitario] cerró el libro (...) se le quedaron en las manos tres cuartillas blancas rasgueadas de rápidas letras (...) [en las que] sólo podía leer una frase que no estaba allí y que le rompía de alegría los ojos: ¡España, sal fuera! [20]

Así, el testimonio de Gonzalo Torrente Ballester:

Fue un decir y también un morir. Cuando estábamos ahítos de pensadores, surgió, entre nosotros, un hombre completo que hizo sacrificio de su propio pensamiento, y aquí radica su capacidad de ejemplo. [21]

Así, el testimonio de Jaime Campmany:

Si se entiende por ser falangista el porvenir de una doctrina política basada en José Antonio y en salvar de la doctrina joseantoniana esas cosas que son eternas, como el respeto a la dignidad y a la libertad del hombre o la superación de todo lo que sea lucha de clases, principios que te sirven para andar por la vida, suceda lo que suceda en política, entonces soy falangista, seguiré siendo falangista y moriré siendo falangista. [22]

Así, el testimonio de Amando de Miguel:

Era lógico [mi entrada en la Falange], por mi clase, por mi condición social y por mi herencia, ya que mi padre [ordenanza de un Ministerio] también era falangista. Y, curiosamente, la Falange ha sido una de las experiencias más positivas que he tenido en mi vida. Aunque la estructura formal de la Falange fuera autoritaria, jerarquizada y vertical, en el fondo no era nada autoritaria, porque se educaba a los chicos en la idea de la propia responsabilidad, algo muy progresista desde el punto de vista formativo. Luego me hice del SEU, y nuestro falangismo se fue volviendo más crítico y antifranquista. A Seara lo conocí en la Falange... Los falangistas no eran señoritos; sin embargo, paradójicamente, los niños bien se hacían socialistas. Eran socialistas los hijos de los capitostes franquistas, los Bustelo, los Kindelán, los Maragall, los Pradera, gentes que podían viajar por el extranjero y que se podían permitir el lujo de que se les metiera en la cárcel, porque enseguida salían por la puerta de atrás. Sánchez Dragó, por ejemplo, cuando era comunista acérrimo, fue casualmente en la época en que Ruiz-Giménez, que era pariente suyo, estaba de ministro. [23]

Como se dice de san Jerónimo y de la Biblia, los de mi promoción nos despiojamos sobre las Completas, en un deslumbramiento que, con palabras, tan limpias como postergadas, ha relatado Rosa Chacel.

Un jueves de 1956 [24], en Buenos Aires, Rosa se hace fortuitamente con las Obras completas de José Antonio y, después de leerse trescientas páginas de un tirón, escribe en su diario:

«Es increíble. Dos cosas son increíbles: una, que todo eso haya podido pasarme inadvertido a mí, en España, y otra que España y el mundo hayan logrado ocultarlo tan bien».

Hay que estudiar (la persona española) en Unamuno, en Ortega, en José Antonio, su reflejo o espectro. En lo que quedó de ellos, en quienes les fueron afectos y en quienes les execraron sin comprenderlos o, lo que es peor, comprendiéndolos y temiendo (...) lo que ellos exigían [25]

Treinta y cinco años después, en 1991, tuve la oportunidad de preguntar a Rosa Chacel qué impresión le quedaba de aquel descubrimiento. Rosa no solo no se desdijo, sino que repitió, remachando: Deslumbrante... deslumbrante... La confirmación se produjo en un almuerzo-coloquio, dedicado a Rosa, en el Club Siglo XXI, con la asistencia de adictos, entre los que se encontraba Rafael Alberti. [26] Deslumbrante... deslumbrante... Un silencio atónito petrificó la mesa, el mismo que actuó en los periódicos del día siguiente. [27]

Rosa, por encima de los episodios, aplicaba, sin contemplaciones, un análisis racional. A mi modo, yo también lo planteaba así en un primerizo artículo de aniversario, hace cincuenta y dos años:

Esto es sencillamente el relevo de lo episódico por lo categórico (...) La Falange desnuda y emocionante como una verdad matemática (...) Lo cierto es que aquí estamos, en el 29 de octubre de 1949, sin viejos episodios que contar, trayendo como bagaje político la lección pura, la estremecida lección áulica de nuestro libro de texto fundamental: las obras completas de José Antonio. [28]

Voy a leer un artículo anterior. Se titula José Antonio, el hombre. Meditaciones de un camisa nueva. Se publicó el 29 de octubre de 1944, en la inmediata posguerra, en medio de todos los triunfalismos de los combatientes victoriosos, en medio de todas las exaltaciones de los camisas viejas, más o menos auténticos, hace, pues, cincuenta y siete años. El artículo dice:

Sí, yo soy un camisa nueva. No sé si con esto soy más o menos afortunado. Pero aunque tengo, como todos, la añoranza de los tiempos primeros, de la presencia viva de José Antonio, de aquel clima heroico, creo que esto no es lo fundamental.

Para todos, viejos y nuevos camaradas, ahí está la lección conmovedora de José Antonio. Lo otro es anécdota y, si de veras nos interesa conocer su figura, no lo conseguiremos por vía de lo pintoresco.

Nos lo han contado muchas veces. Lo hemos leído con la emoción del descubrimiento. En una noche clara, con chisporroteos de fuego de campamento, en la soledad del espíritu deslumbrado: “Era una mañana dominguera, era un día gris del otoño madrileño, era el 29 de octubre...”

Nos lo han dicho con sencillez, con énfasis, con apasionamiento. Pero lo único inmutable es una oración que empieza diciendo de un hombre nefasto y termina con un amanecer presentido en la alegría de nuestras entrañas.

Para mí esto es único que vale. El detalle, el color de la mañana, son pinceladas nostálgicas, algo así como el césped y el arroyo. Y yo, que no conocí a José Antonio, recelo en aceptar estas referencias que con su apasionamiento han ido deformando su figura, haciendo un cromo o –lo que considero peor aún– un mito de quien por encima de todo fue hombre, con todo su profundo significado.

Yo creo que el mito es peligroso. En primer lugar porque origina una conciencia irreal de las cosas. A las nuevas generaciones hay que darles la autentica versión de José Antonio, el hombre extraordinariamente sereno y armónico. Pero esto no esporádicamente, sino logrado a través de una severa disciplina mental.

José Antonio posee un cerebro magníficamente dotado. Su inteligencia tiene el perfil de lo clásico y así su obra. El movimiento de Falange Española no fue el resultado de un arrebato, sino el fruto de una madura reflexión. A través de sus escritos, él mismo evidencia la lucha íntima y tremenda entre su vocación individual y su entrega al servicio de España.

La arquitectura ideológica de la Falange es la madurez de un pensamiento hondamente reflexivo que rechaza lo espontáneo. “Soy enemigo de las improvisaciones, igual en un discurso que en la muerte. La improvisación es una actitud de la escuela romántica, y no me gusta”.

Aprendamos a ver en José Antonio esta organización mental, antes que nada. Para nosotros José Antonio debe ser el hombre y el político. En lo demás –profeta, vidente, poeta...– hay algo de zarandaja y tufarada. Sobre todo en lo de Poesía.

José Antonio trajo una nueva dialéctica, una oratoria y un estilo que tuvieron la virtud de mover. “A los pueblos no los han movido más que los poetas”. Pero –¡cuidado!, que esto se ha traído y llevado mucho– José Antonio no dijo que estos mismos poetas fuesen los conductores. Atribuye certeramente a la poesía una facultad de exaltación, pero no una facultad rectora y, en último término, conserva siempre su posición intelectual, cuando atribuye al cerebro modos de amar desconocidos por el corazón.

La poesía no puede considerarse como la esencia del movimiento por la misma razón que nos dice que la música de órgano no es la propia iglesia. Esto es la forma pero no la entraña.

Lo fundamental, la base del sistema es el hombre. Y aquí está la suprema creación joseantoniana: un tipo humano completo. Y él mismo es substancialmente el arquetipo, pues él descubrió la verdadera dignidad humana y trajo el yugo del servicio como norma. El supo llegar hasta su forma suprema con la misma gallardía con que le dedicó su vida en una dolorosa evasión de la torre marfileña. Y aún ese tremendo momento no se deshumaniza, no hace una frase para la galería, sino que, con sencillez y sinceridad profundamente humanas, surge la confesión: “Nunca es alegre morir a mi edad”.

Este era el hombre. Bienaventurados los que le conocieron. Pero más bienaventurados aún los que, sin verle, le amaron y creyeron en él. [29]

Este articulo, ingenuo, lo escribí yo ingenuamente y se publicó en el periódico de prácticas de la Escuela Oficial de Periodismo, hace cincuenta y siete años. Evidentemente el texto está necesitado de las revisiones y correcciones de estilo, adecuadas a mi torpeza y al medio siglo transcurrido; pero no reniego de él y substancialmente lo volvería a firmar hoy mismo.

Esto es para mí el hoy de lo joseantoniano. Prácticamente volví a firmar aquel artículo, cuando, en 1986, escribí Sin ataduras [30] y, en 1998, cuando escribí Joseantonianos; [31] es decir, cuando, por encima de militancias y banderías, permanezco en la propuesta de un José Antonio patrimonio de todos, de un José Antonio que puedan descubrir los más jóvenes, de un José Antonio integrado en la historia de España.

Así lo vemos los joseantonianos. Así he visto su nombre, José Antonio, en el muro de la iglesia de Santa María, concatedral de Cáceres, tan incorporado a la piedra que parece allí desde el siglo XV, cuando se comenzó la fábrica, y no como un añadido posterior y adventicio, atribuible a este o a aquel, cuando es de todos. Y sin embargo, en 1998, un funcionario del Gobierno, José María Pérez Rodríguez, de Oviedo, ha sido condenado al ostracismo y al escándalo por el grave pecado de invocar sencillamente el nombre de José Antonio. [32]

En mero acto de consecuencia y sinceridad, llevo cincuenta y siete años confesando a José Antonio y esto es tan milagroso como que aquí, en su nombre, estemos reunidos esta mañana, sin ninguna razón práctica. ¿Cuántas veces me habré dicho el soneto de Ángel María Pascual?:

A ti, fiel camarada, que padeces el cerco del olvido atormentado.... En tu propio solar, quedaste fuera, del orbe de tus sueños hacen criba... bebamos juntos en las mismas heces… [33]

Otro soneto, que me afecta, se titula, a lo Aleixandre, Sombra del Edén, me lo envía Antonio Castro Villacañas y dice:

¿Hubo Falange o fue Falange un sueño?

En este atardecer, me he preguntado,
para alivio y dolor, si en el pasado
del que –mínimo Adán– me vi condueño,
lo vivido fue mágica impostura
de aquel Dios que soñé. Claro y preciso,
en la memoria alegre el Paraíso
está; persiste; dura y perdura
no solo para mi... La terca historia
es mi aguijón, mi paz, mínima gloria
de abeles y caínes con sus crías...

Y, sin embargo, mucho es haber soñado,
haber sido feliz, haber llegado
a vivir el Jardín algunos días.

Miro hacia atrás y compruebo que puedo sostener la lectura de mis escritos anteriores y urgentes: Nosotros, los de la quinta del 44 (1949) [34], La victoria con botas (1950) [35], Mochila, misal y canción (1950) [36], Informe sobre la Falange de José Antonio (1972) [37], José Antonio Primo de Rivera (2001) [38], las cartas al director (las que pasaron [39]) y las 400 páginas de Aquí hubo una guerra, que, seguramente por incorrección política, no pasan por editor alguno.

Como la hierba entre las piedras, han surgido, difíciles y fáciles, los libros recientes: Un estilo español de pensamiento, de Vicente Gonzalo Massot (1982); José Antonio, de Carlos de Arce (1983); José Antonio y la República de García de Tuñón (1996); Biografía no autorizada, de Cesar Vidal (1996); Papeles póstumos de José Antonio, de Miguel Primo de Rivera (1996); Retrato de un visionario, de Julio Pecharromán (1996); Las máscaras del héroe de Juan Manuel de Prada (1996); Entre lo espontáneo y lo difícil, de Miguel Argaya (1996); Juez y Parte, de Santiago Carrillo (1996); Sobre José Antonio, de González Navarro y Aguinaga (1997); José Antonio y Franco, de Payne (1997); José Antonio visto a derechas, de Luis María Sandoval (1998); El héroe ausente, de Paul Preston (1998), José Antonio, las conferencias prohibidas, de García de Tuñón y Morales (1999); Lo que fue la Falange, de Joan María Thomàs (1999); José Antonio y Luys Santa María, de García de Tuñón (1999); Historia de Falange Española de las JONS, de José Luis Rodríguez (2000); La Falange de Franco, de Joan María Thomàs (2001); Once poemas de José Antonio Primo de Rivera, de Rafael Inglada (2001).

¿Quién es este hombre que, sesenta y cinco años después de su muerte, con sólo tres años de vida pública, a pesar de todas las proscripciones, pervive de este modo en la conciencia española?


Tercera estación

En la que se busca el contexto y la actualidad


A los sesenta y cinco años de su muerte, hay que ver a José Antonio doblemente: en su contexto histórico y en su actualidad; en la potencia de su propio tiempo y en los actos del tiempo nuevo, que ese es el profundo significado de actualidad, en cuanto virtud por la que la potencia se puede convertir en acto.

Tenemos que ver a José Antonio en su tiempo y en su realidad, sin caer en las ucronías, en las minucias y en los empeños. Las ingenuas ucronías de si se hubieran logrado los intentos de salvación o lo que diría y haría, si ahora viviera. Las accidentales minucias de los subsidios o de las complicidades. Los ridículos empeños de que sea fascista o liberal, violento o reflexivo, demócrata o antidemócrata, franquista o antifranquista.

Es muy fácil descalificar el pasado desde la mentalidad del presente. Juzgar el pasado con criterios actuales nos pone al borde de la puerilidad de pensar que los antiguos romanos eran tontos porque no tenían microondas en la cocina. Marañón nos dice:

En la historia hay una cosa absolutamente prohibida: el juzgar lo que hubiera sucedido de no haber sucedido lo que sucedió. [40]

Hay un modo de hacer balances del pasado que Jean Daniel atribuye a quienes llama cronistas de la distancia:

En su discurso, los acontecimientos aparecen bajo un enfoque totalmente distinto: el del momento presente, con sus opiniones y sus intereses... El sentimiento vivido es más importante para mí que la realidad reconstituida por cronistas de circunstancias bajo la presión de las ideologías dominantes. [41]

Con el propio José Antonio, hay que estar en la música del tiempo, de cada tiempo. [42]

A propósito de su acartonado libro sobre José Antonio, [43] se lo dije a Gibson en mi casa. No es lo mismo manipular fichas de hemeroteca que haber leído los periódicos en su fecha. Las palabras frías son como la sopa fría. Es fácil ridiculizar una frase fuera de su temperatura. Lo honesto es hacer una inmersión en el tiempo.

¿Cual es, por ejemplo, el contexto de la dialéctica de los puños y de las pistolas, a que José Antonio alude en el discurso primario de 29 de octubre de 1936? El mismo día, domingo de campaña electoral, el socialista Prieto, en Valladolid, dice que si no se vence en las urnas, se vencerá en las calles al grito de ¡viva la revolución social! Y Margarita Nelken explica que, para esa revolución, la revolución rusa es pobre modelo, porque nos harán falta llamas gigantescas que se verán desde cualquier punto del planeta y olas de sangre que teñirán el mar.

Pocos días después, en la misma campaña, Largo Caballero, presidente del PSOE, proclamaba públicamente en Don Benito:

Vamos hacia la revolución social. Y yo digo que la burguesía no aceptará una expropiación legal. Habrá que expropiarla por la violencia...Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada...Se dirá “¡Ah, esa es la dictadura del proletariado!” Pero ¿es que vivimos en alguna democracia? Pues ¿qué hay hoy más que una dictadura burguesa?....La clase obrera debe prepararse bien para todos los acontecimientos que ocurran y, el día que nos decidamos a la acción, que sea para algo definitivo que nos garantice el triunfo sobre la burguesía...Estamos en plena guerra civil. Lo que pasa es que esta guerra no ha tomado aún los caracteres cruentos que, por fortuna o desgracia, tendrá inexorablemente que tomar...Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee, no una bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución socialista. [44]

Hay muchos que de José Antonio solo saben nueve palabras: la dialéctica de los puños y de las pistolas. Se ignora la frase completa y, por supuesto, se ignora que, solo un mes más tarde, el semanario FE, según propia declaración, única publicación de nuestro movimiento autorizada por el Mando, [45] escribe lo siguiente:

La posición de FE no es mantener el statu quo económico y social, con medidas coercitivas, por un procedimiento fascista, mussoliniano o hitleriano, o por un fascismo desvanecido ni desvaído, ni tampoco propugnamos la revolución del puñetazo y de la pistola: vamos a una revolución más honda y trascendental no solo en la parte moral de los hombres sino en la política económica, aunque no se enteren los dirigentes socialistas ni dejen que se enteren las masas. [46]

El fascismo está en el contexto de José Antonio, como está en todo el contexto de la época de entreguerras. En esa circunstancia, el gran mérito de José Antonio es que, de modo terminante, se niega a ser fascista. Las pruebas son sobreabundantes, palmarias y reiteradas. Pero es igual: hay un empeño frenético, enfermizo, en condenar a José Antonio como fascista.

Desde la fundación en el teatro de la Comedia, en la que García Valdecasas formula el distanciamiento del fascismo, [47] a los escritos finales de la cárcel de Alicante, en los que José Antonio se afirma en la condena, [48] se repiten las declaraciones y los desmentidos. Falange no se ha llamado jamás fascismo en el más olvidado párrafo del menos importante documento oficial ni en la más humilde hoja de propaganda, escribe José Antonio, en abril del 36. [49]

Siete son los discursos fundamentales de José Antonio: el del teatro de la Comedia (fundación de Falange), los del teatro Calderón de Valladolid (fusión con las JONS y España y la barbarie), el del Círculo Mercantil (Ante una encrucijada en la historia política y económica del mundo), los dos del cine Madrid (Revolución nacional y II Consejo Nacional) y el del cine Europa (Ante las elecciones del 36).

Pues, bien; en todos aquellos siete discursos fundamentales, José Antonio se refiere al fascismo una sola vez y lo hace para calificar como insidia la especie de que la Falange sea una imitación fascista. [50] Pero es igual. El apriorismo funciona y los jefes de la censura inmanente y del pensamiento único han decretado que José Antonio es fascista.

García Escudero recuerda el pasmo del escritor que, en tiempos de la República, viene a España, conoce a Gil Robles, conoce a José Antonio y llega a la conclusión de que José Antonio es el demócrata cristiano y Gil Robles, el caudillo fascista. [51]

El empeño de hacer a José Antonio franquista o antifranquista no solo es ridículo sino que es ucrónico. Falangistas prístinos sostienen que la Falange es solo José Antonio y que la Falange muere con José Antonio. [52] Lo que ocurre a continuación es un complejo fenómeno histórico todavía no estudiado serenamente, como no se ha estudiado el propio franquismo.

Por una parte, Paul Preston afirma que José Antonio no puede ser enjuiciado por lo que se hizo con su memoria después de su muerte:

Aún menos puede juzgársele sobre la base de lo que muchos de sus seguidores hicieron en servicio de Franco. [53]

Otra es la idea de Ignacio Sotelo, egregio socialista, catedrático de Ciencia Política, que ha trabajado muy notablemente en la objetivación del franquismo y en su periodificación. Todo ello, consecuencia de la instalación histórica que es la guerra civil, como lo fueron, antes, las guerras de Sucesión y de la Independencia y como lo son, en otras naciones, sus guerras respectivas.

Para el profesor Sotelo estamos en aquella instalación, sin hiato histórico en 1975, y, por lo tanto, en el franquismo atado y bien atado. La idea es muy provocativa y merece ser analizada; pero se ha cubierto bajo siete capas de silencio por su osada incorrección política.

En aquel periodo, llamado los cuarenta años, la oficialización de la Falange y el par de retratos de Franco y José Antonio en toda decoración administrativa, representan, contradictoriamente, a mi juicio, impregnaciones, transacciones, remedos, perseverancias, devociones, caricaturas o derramamientos. [54] De todo ello, ha quedado la curiosa definición de la última edición del Diccionario de la Academia:

Falangismo. Movimiento político y social fundado por José Antonio Primo de Rivera en 1933 y cuyas líneas ideológicas fundamentales son: concepto de España como unidad de destino, desaparición de los partidos políticos y protección oficial de la tradición religiosa española. [55]

No casa evidentemente la última proposición del diccionario con la tesis de la responsabilidad católica de la tragedia de España, que, según el profesor Sotelo, refiriéndose a Laín Entralgo, permite entender por qué el joven que se siente católico, pero no tradicionalista, que se distancia de una iglesia que se opone a la modernidad y ampara a los sectores sociales más retrógrados, sin por ello perder la fe, viese en la Falange la síntesis buscada de catolicismo y modernidad social, nacionalismo y afán de renovación científico, como único camino de progreso económico y social. [56]

Sotelo considera que, en la posguerra, aquella integración de lo católico y lo moderno, al mismo tiempo que la integración de la España interior y la del exilio, son propósitos de la que Dionisio Ridruejo llama la Falange ideal y que, por supuesto, fueron propósitos fracasados. [57]

Sobre todo ello, signo de un tiempo, han flotado las emanaciones del espíritu, plasmadas en un sistema que ha producido abnegaciones y eficacias, al mismo tiempo que se utilizaba como recurso político-administrativo de una situación que ha actuado de algún modo en el subconsciente de la sociedad española, aunque tal compostura se niegue a sí misma. [58] Esta es la virtud de la utopía, ardiente, contra el viento, en las emocionantes y marginales minorías de jóvenes ingenuos (es decir, sinceros) que ahora mismo alzan la bandera rojinegra.

Este complejo fenómeno histórico, requerido de estudio, por encima del antifranquismo cerril, se puede representar en cuatro afirmaciones: la de Dionisio Ridruejo, que considera que esto no es la Falange que quisimos [59] y por eso, solo por eso, se separa del Régimen; la de Rodrigo Fernández-Carvajal, para quien la hipótesis de la implantación del autentico nacionalsindicalismo habría supuesto una catástrofe por falta de base económica; [60] la de Tierno Galván, que descartaba un futuro neocapitalista, porque en los campamentos de juventudes de la Falange, medio millón de niños españoles han sido educados en un culto a la justicia y a la igualdad de clases; [61] y la de Martínez Emperador, para quien, sin la presión del falangismo, la España de posguerra se habría convertido en el gran latifundio de la derecha. [62]

Otra simpleza es la enfrentar a José Antonio con lo democrático, en un contexto histórico en el que el presidente del PSOE, Largo Caballero, clama por la dictadura del proletariado, emulando al Partido Comunista, que personifica en Stalin su modelo de dictadura.

Para los jóvenes de mi tiempo y de mi conciencia, la dicotomía no era dictadura-democracia, como ahora se quiere hacer creer con efectos retroactivos. Para los jóvenes de mi tiempo y de mi conciencia, la dicotomía era comunismo-capitalismo, con el frente comunista abierto.

Decía Besteiro [63] al final de la guerra:

Estamos derrotados (...) por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande (...) La reacción contra ese error de la República (...) la representan, sean los que sean sus defectos, los nacionalistas que se han batido en la gran cruzada antikomintern. [64]

Poco antes, Azaña comentaba a Sánchez Albornoz:

La guerra está perdida, pero si por milagro la ganáramos, en el primer barco que saliera de España tendríamos que salir los republicanos. Si nos dejaban. [65]

En nuestro libro de cabecera aprendimos el camino más difícil, el camino de en medio, el camino de la síntesis, el camino de la invención, la tercera vía. En esta vía, coincidiendo con Tovar [66] y García Escudero, [67] dice Jesús Fueyo:

El día que alguien estudie en amor de verdad el pensamiento de la Falange, descubrirá una de las síntesis más grandiosas del pensamiento político español. [68]


Cuarta estación

En la que José Antonio nos sitúa entre dos mundos


En el gran ejercicio de la síntesis, José Antonio propone la superación no solo de la alternativa partidista de derecha e izquierda, sino también de dicotomías más amplias, que puedan ser objeto de la integración cristiana del orden material y del orden espiritual, como empresa comunitaria. Así, patria y revolución, derechos de la persona y solidaridad social, conservadurismo y progresismo, orden de libertad y sistema de justicia, capitalismo y comunismo. [69]

En el enfrentamiento de los dos sistemas dominantes, comunismo y capitalismo, José Antonio no plantea, según los modos políticos, la ocupación del sistema sino la innovación del sistema. Este es su atractivo ya que el mundo en que vivimos es el mundo de la innovación en todos los órdenes, menos en las formas políticas, como si efectivamente hubiéramos llegado al fin de la historia y estuviera prohibido el pensamiento que no fuera único o la verdad que no fuera oficial.

Diríase que, desde este pozo, clama el cartel que, en unas elecciones estudiantiles de mi Facultad, decía: no soy de derechas; no soy de izquierdas; soy joven y tengo ideas. [70]

¿Se ha considerado suficientemente la invocación de José Antonio a pasar de la orilla de un orden económico y social que se derrumba a la orilla fresca y prometedora del orden que se adivina, salvando los gérmenes de un mundo futuro y mejor, ocultos en la revolución rusa, ocultos en la invasión de los bárbaros? ¿Son los talibanes –cabe preguntarse– la representación de la nueva barbarie? [71]

Las Torres Gemelas han sido abatidas. Pero lo que, de momento y efectivamente, se ha derrumbado es el muro de Berlín, y sobre sus ruinas se ha asentado el triunfo del capitalismo, con la sacralización del mercado y, por consiguiente, de la democracia capitalista.

Antes y después de la caída del muro, el lema Ni comunismo ni capitalismo, todo lo utópico que se quiera, ha sido una idea presente no solo en el pensamiento de José Antonio, sino también en otros nobles pensamientos y especialmente en el magisterio pontificio.

La idea está claramente en León XIII (Rerum novarum), en Pío XI (Quadragesimo anno) o en Juan Pablo II (Laborem exercens). Y tiene reflejos diversos, en la Conferencia Episcopal Tarraconense (1974), o en Miret Magdalena, que se pregunta por una tercera vía europea, [72] mientras que, con el crecimiento del capitalismo, crecen la pobreza y la injusticia, [73] que tanto soliviantan a Saramago [74] y al sentido común.

La idea ni capitalismo ni marxismo [75] está particularmente clara y reiterada en Juan Pablo II, en la encíclica Solicitudo rei socialis, en los discursos brasileños de 1980, en el discurso a los obispos europeos (1985) y, en 1999, en la exhortación La Iglesia en América o en la Academia Pontificia para las Ciencias. De Juan Pablo II son estas tres precisiones:

  1. La caída del muro que dividía el Este y el Oeste ha dejado en evidencia otros escandalosos muros de pobreza, violencia y opresión política que aún dividen a amplios sectores de la Humanidad. [76]
  2. En el origen de numerosos y graves problemas sociales y humanos que atormentan en la actualidad a Europa y al mundo se encuentran también las manifestaciones degeneradas del capitalismo. [77]
  3. Era legítimo combatir el sistema totalitario, injusto, que se definía socialista o comunista. Pero también es verdad lo que dice León XIII, es decir, que hay semillas de verdad incluso en el programa socialista. Es obvio que no se deben destruir estas semillas, que no deben perderse. [78]

¿No resuenan en estas semillas aquellos gérmenes del discurso de José Antonio?: los gérmenes ocultos y hasta ahora negados en la revolución rusa, los gérmenes de un mundo futuro y mejor, los gérmenes que tenemos que salvar, los gérmenes que queremos salvar. [79]

Lo que ocurre es que solo se airean a toda orquesta las declaraciones sobre la moral sexual, con la pintoresca guerra de los preservativos. Cuando el papa habla profundamente de la justicia social, los medios se distraen, como ocurrió con el discurso al Cuerpo Diplomático, del que los periódicos españoles omitieron, de modo ostensible, todas las críticas al capitalismo. [80] La Estrella Digital ha llamado a Juan Pablo II el papa rojo. [81] También, en su día, llamaron a José Antonio el señorito bolchevique. [82]


Quinta estación (breve y final)

En la que finalmente se llega al hombre


José Antonio nos dejó una prueba para reconocer el triunfo. Es una prueba directa y matemática: Si la Falange llega al Poder, a los quince días será nacionalizado el servicio de crédito, acometiéndose inmediatamente el problema agrario. [83] ¿Seguimos hablando de fracaso?

Personalmente, como resumen de este discurso, puedo decir que, en cuanto joseantoniano, he fracasado con gran éxito. La revolución ha triunfado, por lo menos, en mí. Y he fracasado con gran éxito, ya que, si no se ha llevado a término la revolución nacionalsindicalista, la que sí se ha incoado es mi propia revolución, la revolución que comienza por el hombre.

José Antonio no solo vino a proponer una arquitectura política para la comunidad nacional, sino también una conducta individual ante la vida entera, una manera de ser. [84] Es decir: una revolución nacional que no habría de reducirse a las grandes formas del entendimiento colectivo ya que, al mismo tiempo, implica una intima revolución de cada hombre, el nuevo orden, que ha de arrancar otra vez del individuo [85] como Miguel de Unamuno recomendó directamente a José Antonio, en Salamanca. [86]

Aquella idea está expresa y reiteradamente proclamada en José Antonio, que, precisamente en el llamado Discurso de la Revolución, explica como la construcción de un orden nuevo tiene que empezar por el hombre, por el individuo, como occidentales, como cristianos, como españoles. [87]

Ahora, el ideólogo de Blair, el economista Anthony Giddens, pone al hombre en el vértice del sistema para crear una tercera vía, superadora del neoliberalismo y de la socialdemocracia, [88] sesenta y cinco años después de que José Antonio dijera que la reorganización total de Europa tiene que comenzar por el individuo, [89] sobre la base de que la dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles. [90]

Si mi conformidad personal o manera de ser es otra, distinta de la que habría sido de no haberme sumergido en José Antonio (y yo así lo siento, como una forma de decoro intelectual), invito a todos a admitir, como conclusión, que en este suceso personal se puede representar lo que actualmente significa lo joseantoniano; es decir, aquello que sea, según reza el título de esta conferencia, lo joseantoniano hoy.

Sea de José Antonio la frase final. Es de mayo de 1936, desde la cárcel Modelo de Madrid, y es ésta:

La Falange no existe. La Falange no tiene la menor importancia. Eso dicen. Pero ya nuestras palabras están en el aire y en la tierra. Y nosotros, en el patio de la cárcel, sonreímos bajo el sol. Bajo este sol de primavera, en que tantos brotes apuntan. [91]




  • [1] ENRIQUE DE AGUINAGA, Informe sobre la Falange de José Antonio, conferencia en la Jefatura Provincial del Movimiento de La Coruña, 29 de octubre de 1972. Ha tenido numerosas ediciones, la última Un informe (1972) y sus revisiones, Plataforma 2003, 2003.
  • [2] IDEM, “Joseantonianos”, en Altar Mayor (revista), número 50, Madrid, noviembre-diciembre de 1997, pp. 731-733.
  • [3] ANGEL L. PRIETO DE PAULA, “La escritura del fracaso”, en Babelia (El País, diario), Madrid, 24 de noviembre de 2001: «Igual que Unamuno, en el cierre de uno de los sonetos de su Rosario..., el sujeto sabe que “toda vida a la postre es un fracaso”».
  • [4] JEAN LACROIX, El revés, 1964.
  • [5] JULIÁN MARÍAS, “Lo que se lleva dentro”, en ABC (diario), Madrid, 7 de abril de 2001.
  • [6] EDUARDO HARO TECGLEN, “1945-1951”, en Babelia (El País, diario), Madrid, 16 de enero de1999.
  • [7] IDEM, correo electrónico a Ismael Medina, Madrid, 29 enero 1999.
  • [8] ENRIQUE DE AGUINAGA, “Sin ataduras”, en ABC (diario), Madrid, 20 de noviembre de 1986.
  • [9] IDEM, También la derecha ha fusilado a José Antonio, conferencia en Fuerza Nueva, Madrid, 4 de abril de 1974.
  • [10] MIGUEL DE UNAMUNO, carta al escritor argentino Lisardo de la Torre, 14 de agosto de 1936. «Lo he seguido con atención, puedo asegurar a usted que se trata de un cerebro privilegiado, tal vez el más prometedor de la Europa contemporánea. Le funciona perfectamente la cabeza».
  • [11] ENRIQUE DE AGUINAGA, o. c.
  • [12] ERNESTO MILÁ, correo electrónico, 30 de enero de 1999.
  • [13] MATEO, 19.20.
  • [14] LEOPOLDO PANERO, Canto personal, Cultura Hispánica, Madrid, 1953, p. 121.
  • [15] “Camisas azules”, reunión de camaradería con Jaime Campmany, Hotel Nacional, Madrid, 29 de septiembre de 1966
  • [16] JAIME CAMPMANY, en Arriba (diario), Madrid, 20 de noviembre de 1970.
  • [17] DECRETO de la Jefatura del Estado, de 16 de noviembre de 1938, BOE del día 17, articulo 3º.
  • [18] JOSÉ LUIS CASAS (El Castelo, 1936), "Mariano Faura o el deseo de concienciación", entrevista con MARIANO FAURA ESTÉVEZ (Guadalajara, 1925-Madrid, 1998), en El Alcázar, Madrid, 24 de octubre de 1982.
  • [19] CEFERINO L. MAESTU (Vigo, 1920-Boadilla del Monte, 2016), Sindicalismo falangista, conferencia, en el Círculo Doctrinal José Antonio, Madrid, inauguración del curso 1962-1963.
  • [20] FRANCISCO EGUIAGARAY BOHIGAS (León, 1934-Viena, 1999), "Salud y revolución", en Arriba, Madrid, 17 de julio de 1960.
  • [21] GONZALO TORRENTE BALLESTER, “La enseñanza viva de José Antonio”, en Pueblo (diario), Madrid, 20 de noviembre de 1942.
  • [22] CARMEN GUZMAN (Murcia, 1951), "¿Te confiesas aún falangista?", entrevista con JAIME CAMPMANY, en Arriba (diario), Madrid, 29 de agosto de 1975.
  • [23] LOLA DÍAZ, "Amando de Miguel, teoría (y práctica) del pragmatismo", entrevista con AMANDO DE MIGUEL (Pereruela, 1937-Madrid, 2023), en Cambio 16 (revista), Madrid, 29 de abril de 1985. EMILIO ROMERO, "Esa rara independencia llamada sinceridad", en Ya (diario), Madrid, 30 de abril de 1985.
  • [24] Buenos Aires, 27 de diciembre de 1956.
  • [25] ROSA CHACEL (Valladolid, 1898-Madrid, 1994), Alcancía. Ida, Seix Barral, Barcelona, 1982. p. 69.
  • [26] ENRIQUE DE AGUINAGA, "Rosa", en Ya (diario), Madrid, 8 de diciembre de 1991 ("Kilómetro Cero", 42).
  • [27] TULIO H. DEMICHELI (México, 1956), "Rosa Chacel confiesa que no soy exilable porque siempre he llevado conmigo a España ", en ABC (diario), Madrid, 5 de diciembre de 1991. ESTEBAN HERNÁNDEZ (Madrid, 1965), "El Club Siglo XXI homenajea a Rosa Chacel tras quedarse a las puertas del Cervantes", en El Mundo (diario), Madrid, 5 de diciembre de 1991. El País (diario), "Rosa Chacel y Rafael Alberti retoman su viejo debate sobre el europeísmo y el andalucismo", Madrid, 5 de diciembre de 1991.
  • [28] ENRIQUE DE AGUINAGA, "Nosotros, los de la quinta del 44", en Arriba (diario), Madrid, 29 de octubre de 1949.
  • [29] ENRIQUE DE AGUINAGA, “José Antonio, el hombre. Meditaciones de un camisa nueva”, en España Una (periódico de prácticas), Escuela Oficial de Periodismo, Madrid, 29 de octubre de 1944.
  • [30] IDEM, “Sin ataduras”, en ABC (diario), Madrid, 20 de noviembre de 1986.
  • [31] IDEM, “Joseantonianos”, en Altar Mayor (revista), número 50, Madrid, noviembre-diciembre de 1997, pp. 731-733.
  • [32] JAVIER CUARTAS, “Los socialistas exigen su destitución. Un cargo de la Delegación del Gobierno en Asturias invoca a José Antonio”, en El País (diario), Madrid, 21 de septiembre de 1998.
  • [33] ÁNGEL MARÍA PASCUAL (Pamplona, 1911-1947), "Envío", poema final, en Capital de tercer orden (versos del amor de disgusto). El soneto está firmado en El Busto, octubre 1946. PASCUAL PASCUAL RECUERO ("JOSÉ DE ARRIACA"), "Envío", en Cancionero de juventudes, Doncel, Madrid, 1967, p. 256. Con el mismo título y música de Marciano Cuesta Polo, en numerosos registros fonográficos.
  • [34] ENRIQUE DE AGUINAGA, “Nosotros los de la quinta del 44”, en Arriba (diario), Madrid, 29 de octubre de 1949.
  • [35] IDEM, “La victoria con botas”, en Arriba (diario), Madrid, 1 de abril de 1950.
  • [36] IDEM, “Mochila, misal y canción”, en Arriba (diario), Madrid, 30 de mayo de 1950.
  • [37] IDEM, Informe sobre la Falange de José Antonio, conferencia en La Coruña, 29 de octubre de 1972.
  • [38] IDEM, José Antonio Primo de Rivera, conferencia del ciclo “Madrileños del siglo XX”, Instituto de Estudios Madrileños, Madrid, 2001.
  • [39] IDEM, “Puntualizaciones sobre José Antonio Primo de Rivera”, en El País (diario), Madrid, 8 de noviembre de 1988. “Jóvenes joseantonianos”, en Diario 16, El Mundo (diario) y ABC (diario), Madrid, 13 y 17 de diciembre de 1990. “Más sobre los joseantonianos”, en ABC (diario), Diario 16 y El Mundo (diario), Madrid, 24, 26 y 28 de diciembre de 1990.
  • [40] GREGORIO MARAÑÓN POSADILLO (Madrid, 1887-1960), "Liberalismo y comunismo. Reflexiones sobre la revolución española", en La Nación (diario), Buenos Aires, 3 de enero de 1938.
  • [41] JEAN DANIEL, Viaje al fondo de la nación, Andrés Bello, Barcelona, 1995
  • [42] JOSÉ ANTONIO, “Homenaje y reproche a Don José Ortega y Gasset”.
  • [43] IAN GIBSON, En busca de José Antonio, Planeta, Barcelona, 1980.
  • [44] El Socialista (diario), “Un magnifico discurso de Caballero. No debemos cejar hasta que en las torres y edificios oficiales ondee la bandera roja de la revolución”, Madrid, 9 de noviembre de 1933.
  • [45] FE (semanario), número 1, "Consigna", Madrid, 7 de diciembre de 1933.
  • [46] IBIDEM.
  • [47] ALFONSO GARCÍA VALDECASAS, "Presencia apasionada del pensamiento español. Discurso del 29 de octubre", en FE (Revista mensual al servicio del Estado Nacionalsindicalista), Pamplona, diciembre de 1937, pp. 29-33.
  • [48] MIGUEL PRIMO DE RIVERA Y URQUIJO (San Sebastián, 1934-Pozuelo de Alarcón, 2018), Papeles póstumos de José Antonio, Plaza y Janés, Barcelona, 1996, p.174.
  • [49] JOSÉ ANTONIO, “El ruido y el estilo”, artículo prohibido en Informaciones (diario), Madrid, abril de 1936. Publicado en Baleares (diario), Palma de Mallorca, 6 de enero de 1940.
  • [50] IDEM, discurso de proclamación de Falange Española de las JONS, pronunciado en el teatro Calderón, Valladolid, 4 de marzo de 1934.
  • [51] JOSÉ MARÍA GARCÍA ESCUDERO (Madrid, 1916-2002), “Gil Robles, su Monarquía, Franco y el Rey”, en Ya (diario), Madrid, 21 de octubre de 1976.
  • [52] PEDRO RODRÍGUEZ, “El hombre del traje gris”, entrevista con DAVID JATO, en Arriba (diario), Madrid, 14 de marzo de 1971, recogida en A tumba abierta, PPC, Madrid, 1971, p. 45. RAÚL HERAS, “Los marginados del Régimen”, entrevista con DAVID JATO, en Personas (revista), Madrid, 21 de marzo de 1976. J.A.S.A., “Falange 1933-1974”, conferencia pronunciada por DAVID JATO en la Jefatura Local del Movimiento del Distrito de Salamanca, Madrid, 29 de octubre de 1974, en El Alcázar (diario), 30 de octubre: «En el momento presente la Falange no tiene ninguna apoyatura legal ni física. Ha desaparecido. Sin embargo, todas las fuerzas españolas están preocupadas con la Falange, lo que corrobora que la verdad estaba en su doctrina».
  • [53] PAUL PRESTON, “José Antonio Primero de Rivera, el héroe ausente”, en Las tres Españas del 36, Plaza y Janés, Barcelona, 1998, p. 139.
  • [54] ENRIQUE DE AGUINAGA, “Prospecto para una reunión aniversaria”, en “Mesa del 29 de octubre”, restaurante El Bulevar, Madrid, 29 de octubre de 1998.
  • [55] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Diccionario de la lengua española, vigésima segunda edición, Madrid, 2001.
  • [56] IGNACIO SOTELO, “La España problemática de Pedro Laín”, en El País (diario), Madrid, 5 de septiembre de 2001.
  • [57] IBIDEM
  • [58] ENRIQUE DE AGUINAGA, o. c.
  • [59] DIONISIO RIDRUEJO, "La ruptura", Carta a Franco, 7 de julio de 1942, en Casi unas memorias, Planeta, Barcelona, 1976, pp. 236-240.
  • [60] RODRIGO FERNÁNDEZ-CARVAJAL, La constitución española, p. 14.
  • [61] ROLANDO A. RIVIERE (Buenos Aires, 1930), "Informe sobre España (IV)", entrevista con ENRIQUE TIERNO GALVAN (Madrid, 1918-1986), en La Nación (diario), Buenos Aires, 8 de septiembre de 1966.
  • [62] JOSÉ CARLOS CLEMENTE (Barcelona, 1935-Madrid, 2018), “La Falange debe ser la izquierda nacional”, en La actualidad española (revista), entrevista con JOSÉ MARTÍNEZ EMPERADOR (Ciudad de México, 1914-Madrid, 2007), Madrid, 14 de agosto de 1969.
  • [63] JULIAN BESTEIRO (Madrid, 1870-Carmona, 1940).
  • [64] PABLO ORTEGA ROSALES (Madrid, 1926-2000), "Desde el sosiego y el asco", en El Alcázar, Madrid, 6 de abril de 1988. JOSÉ MARÍA GARCÍA ESCUDERO, Historia política de la época de Franco, Rialp, Madrid, 1987, p. 194.
  • [65] ENRIQUE DE DIEGO (Villameca, 1956), "Don Claudio o el orgullo de Abel", en Ya, Madrid, 28 de marzo de 1989.
  • [66] ANTONIO TOVAR, “Trasmitamos encendida la llama”, en Arriba (diario), Madrid, 20 de noviembre de 1952.
  • [67] JOSÉ MARÍA GARCÍA ESCUDERO, “Tiempo. Una actitud ante José Antonio”, en Arriba (diario), Madrid, 24 de noviembre de 1956.
  • [68] JESÚS FUEYO ÁLVAREZ (La Felguera, 1922-Madrid, 1993). FELIPE MELLIZO, "El camino recto", en Arriba, Madrid, 29 de octubre de 1959.
  • [69] ENRIQUE DE AGUINAGA, Informe sobre la Falange de José Antonio, conferencia en La Coruña, 29 de octubre de 1972.
  • [70] Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense, Madrid, 23 de febrero de 1999.
  • [71] JOSÉ ANTONIO, “Prieto se acerca a la Falange”, en Aquí estamos, Palma de Mallorca, 23 de mayo de 1936: «El mundo asiste a los minutos culminantes del final de una edad. Acaso de la edad liberal capitalista; acaso de otra más espaciosa de la que el capitalismo liberal fue la última etapa. Nos hallamos en la inminencia de una “invasión de los bárbaros”; de una catástrofe histórica de las que suelen operar como colofón de cada era».
  • [72] ENRIQUE MIRET MAGDALENA (Zaragoza, 1914-Madrid, 2009), "Europa, ¿hacia una tercera vía", en El Mundo (diario), Madrid, 6 de julio de 1990.
  • [73] IRENE HERNÁNDEZ VELASCO, “Según la ONU, las diferencias entre ricos y pobres aumentan año a año”, en El Mundo (diario), Madrid, 17 de julio de 1996. ALBERTO MONCADA, “El único Imperio”, en El Mundo (diario), Madrid, 1 de noviembre de 1996.
  • [74] JAVIER GARCÍA, “Saramago retorna al feudo comunista del Alentejo”, en El País (diario), Madrid, 31 de octubre de 1998.
  • [75] JUAN PABLO II, “Ni capitalismo ni marxismo”, en Alfa y Omega (diario ABC), Madrid, 31 de enero de 1998.
  • [76] ABC (diario), "Juan Pablo II: La caída del muro ha dejado en evidencia otros escandalosos muros de pobreza, violencia y opresión", Madrid, 3 de septiembre de 1993.
  • [77] YAS GAWRONSKY, "El cristianismo fue determinante en la caída del comunismo en Europa", entrevista con el Papa JUAN PABLO II, en El País (diario), Madrid, 2 de noviembre de 1993.
  • [78] IBIDEM.
  • [79] JOSÉ ANTONIO, "Discurso de clausura del II Consejo Nacional de la Falange”.
  • [80] El Mundo (diario), “Juan Pablo, contra los abusos de los poderosos”, editorial, en el que se lee: «Ayer, ante el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa criticó con dureza el llamado nuevo orden internacional y los excesos del capitalismo liberal, que constituyen el fermento de inestabilidad crónica en el mundo». Sin embargo, la información correspondiente no se publicó en el propio periódico ni en ABC, El País y La Razón, de 12 de enero de 1999.
  • [81] Cybertentáculos, 30 de enero de 1999.
  • [82] JOSÉ ANTONIO, “El bolcheviquismo”, en ABC (diario), Madrid, 31 de julio de 1935. RAFAEL BORRÁS, “El señorito bolchevique”, en La Razón (diario), Madrid, 24 de noviembre de 1998.
  • [83] IDEM, discurso pronunciado en el teatro Pereda, Santander, 26 de enero de 1936.
  • [84] IDEM, discurso de fundación de Falange Española, pronunciado en el teatro de la Comedia, Madrid, 29 de octubre de 1933.
  • [85] IDEM, “España y la barbarie”, conferencia pronunciada en el teatro Calderón, Valladolid, 3 de marzo de 1935.
  • [86] MIGUEL DE UNAMUNO, con motivo del discurso de José Antonio, pronunciado en el teatro Bretón, Salamanca, 10 de febrero de 1935: «Confío en que ustedes tengan, sobre todo, respeto a la dignidad del hombre. El hombre es lo que importa; después, la sociedad, el Estado. Lo que he leído de usted, José Antonio, no está mal, porque subraya eso del respeto a la dignidad humana».
  • [87] JOSÉ ANTONIO, “Discurso sobre la Revolución Española”, pronunciado en el cine Madrid, el 19 de mayo de 1935.
  • [88] PEDRO TURÚ, “Paisajes políticos”, conferencia pronunciada en la Hermandad del Frente de Juventudes, Barcelona, 27 de febrero de 1999.
  • [89] JOSÉ ANTONIO, “Ante una encrucijada en la Historia política y económica del mundo”, conferencia en el Círculo Mercantil, Madrid, 9 de abril de 1935.
  • [90] IDEM, punto 7º de la Norma Programática de la Falange, redactada en noviembre de 1934.
  • [91] IDEM, “Prieto se acerca a la Falange”, en Aquí estamos, Palma de Mallorca, 23 de mayo de 1936.

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