JOSÉ ANTONIO

Epílogo a José Antonio.

En sus últimos escritos, desde la prisión de Alicante y próxima ya su muerte, podemos encontrar condensadas sus más genuinas respuestas. Entre ellos su 'Cuaderno de notas de un estudiante europeo'.


​Publicado en Gaceta de la Fund. José Antonio (FJA), de diciembre de 2023 (núm. 375). Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

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En la célebre maleta de José Antonio, que apareció a los 75 años de su fusilamiento, se hallaron los cuadernos que aparecen en la imagen.
Epílogo a José Antonio.

El epílogo otorga siempre al drama su significación definitiva y ofrece al espectador una recapitulación y unas conclusiones sobre el contenido de la obra. Por ello siempre me ha parecido muy acertada la recomendación de comenzar por leerle el testamento de José Antonio a cualquier joven de hoy que se interesara por su doctrina.

En sus últimos escritos, desde la prisión de Alicante y próxima ya su muerte, tan temprana e injusta, podemos encontrar condensadas sus más genuinas respuestas, lo más depurado y lo más definitivo de su doctrina política, de su pensamiento y de su actitud profunda ante la vida y ante la muerte. Cuando se va a morir no se miente, dijo a los milicianos que lo iban a fusilar. Por paradójico que nos resulte, ante el trance definitivo de la muerte es donde el ser humano se muestra más auténtico ante los retos e interrogantes que a todos nos plantea la vida; la muerte desenmascara a los hombres y revela, querámoslo o no, nuestras convicciones más profundas y nuestro modo de entender la vida.

De entre los escritos últimos de José Antonio, aparte de su conmovedor testamento ológrafo y el escrito de su defensa, convendría resaltar aquel que podría ser considerado como su testamento intelectual. Me refiero al esbozo de lo que habría sido un ensayo en once puntos y un apéndice con otros ocho, y titulado Cuaderno de notas de un estudiante europeo.

No estaría mal que alguien se atreviera a hacer el recorrido de las lecturas y las meditaciones que condujeron a José Antonio a este análisis filosófico y político de la situación de la Europa de su tiempo, no tan diferente, en el fondo, de la actual del mundo occidental. No vendría mal que alguien se afanara a desplegar detalladamente los contenidos, sucintamente apuntados por su autor, de cada punto. No obstante, es al propio autor a quien corresponde siempre poner el epílogo a la obra con sus propias palabras; y, por fortuna, estas, aunque escuetas y telegráficas pero muy meditadas, las tenemos escritas.

En este cuaderno de notas está expresado el radical y definitivo rechazo al fascismo. La actitud fascista siempre fue postiza y epidérmica en José Antonio. Desde su pensamiento cristiano y su insobornable rigor intelectual descubre, son palabras suyas, que el fascismo es fundamentalmente falso. Quiere sustituir la religión por una idolatría. Su nacionalismo presenta un carácter fatigoso por la permanencia en la crispación. Falso además en lo económico porque no se remueve la verdadera base: el capitalismo. Conserva la dualidad patrono-obrero, aunque agigantada en los sindicatos.

En este cuaderno de notas se manifiesta el rechazo radical a la revolución marxista por lo que conlleva de ruptura con la tradición humanizadora presente en la civilización occidental. Las revoluciones, en tanto que soluciones catastróficas, sin intentar resolver la antinomia entre el hombre y su contorno, suelen traer savia nueva; pero cuestan demasiado.

En este cuaderno de notas se reputan como igualmente destructivas la disolución de la colectividad en los individuos como la absorción del individuo por la colectividad y se denuncia que el homo economicus utilitarista, por encima del hombre religado a Dios y a la naturaleza haya de ser quien gobierne la Tierra. Es la rebeldía ante la civilización del beneficio material.

En este Cuaderno de notas se denuncia a la prensa, al cine, a la publicidad, por su presentación irritante y mentirosa de vidas fastuosas que hacen a la humanidad perseguir fantasmas y olvidarse de sus semejantes de carne y hueso. La velocidad, el ruido, los alimentos adulterados, la atmósfera enrarecida, el hacinamiento en las grandes ciudades son los síntomas de un orden desquiciado en el que hombre ha perdido la armonía interior y con su entorno. Es la rebeldía ante la sobreexplotación del planeta, el despilfarro y la acumulación; es el rechazo del capitalismo como subversión del orden moral.

En este cuaderno de notas hay un diagnóstico profundo del problema de Occidente, problema religioso que arranca de la Reforma cuando la causa católica, que fue la causa hispana resultó descartada. La Reforma hace un llamamiento a la puesta en marcha de las posibilidades de goce económico en este mundo; es el germen de la civilización mecánica.

En este cuaderno de notas se apunta una salida: la búsqueda de una solución religiosa. Frente al hombre desarraigado, el hombre religado: con su contorno y con su verdad más profunda. ¿Supone esto una suerte de cruzada religiosa, de hacer del poder político un martillo de herejes? ¡No! La religión es, fundamentalmente, un don de Dios; hay que impetrarlo y esperarlo, pero no se adquiere de la noche a la mañana. Además la enfervorización religiosa de un pueblo no es tarea política. La solución religiosa (de religar) que aquí se propone es el recobro de la armonía del hombre con su contorno en vista y a la espera de un fin trascendente que cada uno, individual y comunitariamente habrá de buscar con libertad plena.

En este cuaderno de notas se dice que este fin no es la patria ni la raza, que no pueden ser fines en sí mismos: tienen que ser un fin de unificación del mundo, a cuyo servicio puede ser la patria un instrumento.

En este cuaderno de notas se advierte un sentido de regreso, no en sentido reaccionario sino, otra vez, de religación del hombre con lo esencial. El regreso ha de ser entendido como esfuerzo de trabajo y de labor transformadora en sintonía con la naturaleza. Esto es el sentido de la geórgica e implica solidarismo gremial, comunalismo, descongestión urbana y superación de la democracia burguesa.

En este cuaderno de notas se proponen las esencias del nacionalsindicalismo madurado por José Antonio: Lo nacional es perpetuar en España la representación histórica de un sentido universal de la vida. El sindicalismo es la fórmula para aligerar la economía de gente que vive del trabajo ajeno.

El epílogo de la apasionante y corta aventura vital de José Antonio se cierra con un compromiso con la paz y la reconciliación: deposición de las hostilidades, arranque de una época de reconstrucción política y económica nacional, sin ánimo de represalia; ¡Ojalá fuera la mía la última sangre que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas calidades entrañables, la patria, el pan y la justicia.

¿Era todo esto una utopía? ¿Era José Antonio un utópico? Desde luego que si marchar sin descanso hacia lo mejor del hombre que aún está por construir; si marchar hacia lo que los escépticos, pragmáticos y “realistas” ven siempre, sin saber lo que dicen, como el despropósito de la utopía; sí, claro que José Antonio era un utópico.

Pero, como recordaba Manuel Lizcano, el perenne u-topos es la característica constitutiva de la especie humana y lo que nos eleva a algo más que a animales racionales ¡No! No se trata de alcanzar el mito del superhombre, sino la promesa del hombre trascendido y sobre-humanado.

¡José Antonio!: Desde tu Paraíso, que es realidad y utopía, donde, con toda seguridad, igual que el Supremo Hacedor, laboras sin descanso, un 20 de noviembre más, ¡Ruega por nosotros!


Texto completo de Cuaderno de notas de un estudiante europeo


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