RASGOS DE NUESTRO ESTILO

San Fernando, patrón a contracorriente.

Seguimos invocando a san Fernando como nuestro patrón (te pedimos guía y luz), y no porque seamos ya tan jóvenes (patrón de la juventud), ni por pura nostalgia de evocaciones de antaño (al son de una marcha triunfal), sino sobre todo porque su figura representa el envés de una sociedad que no nos gusta y que queremos distinta.

Publicado en la revista Lucero, núm. 143, 2º trimestre de 2021. Editado por la Hermandad Doncel - Barcelona | Frente de Juventudes. Ver portada de Lucero en LRP
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San Fernando, patrón a contracorriente.

San Fernando, patrón a contracorriente.


Seguimos invocando a san Fernando como nuestro patrón (te pedimos guía y luz), y no porque seamos ya tan jóvenes (patrón de la juventud), ni por pura nostalgia de evocaciones de antaño (al son de una marcha triunfal), sino sobre todo porque su figura representa el envés de una sociedad que no nos gusta y que queremos distinta (canción que es oración y consigna de amor y de paz). San Fernando es pieza de escándalo para el mundo actual, y no solo porque sea un santo con espada (como argumentaba aquel pobre y desnortado párroco que nos negó una vez la misa en su festividad), sino porque los valores que representa se oponen radicalmente a los contravalores que nos rodean.

San Fernando es modelo de religiosidad, de seguimiento de Cristo y de devoción a la Virgen, cuya imagen iba en el arzón de su caballo. En un tiempo actual de relativismo y de nihilismo, en el que se prescinde de Dios, al que se quiere suplantar por el orgullo del hombre.

San Fernando es promesa de unidad; consolidó la integración de sus reinos de Castilla y León y entabló lazos filiales con el de Aragón. En un tiempo actual en que los nacionalismos separatistas pretenden desgajar territorios de España, en que la insolidaridad y el particularismo regional se imponen frente a lo que nos une, en que se niega la historia y se ciega el futuro.

San Fernando es paradigma de cultura, y en su reinado se pusieron las bases de aquella Escuela de Traductores de Toledo, que presidiría luego su hijo Alfonso. En un tiempo actual en que se confunde cultura con lo chabacano, lo soez y lo vulgar.

San Fernando es ejemplo de esfuerzo y de valor, al llevar la Reconquista a amplias zonas de Andalucía en poder del islam, siempre al frente de sus ejércitos. En un tiempo actual en que se menosprecia la valentía y se predica el abandono.

San Fernando es arquetipo del honor, correspondencia entre lo que se piensa, lo que se es, lo que se dice lo que se hace. En un tiempo actual en que honor es palabra desconocida en la educación y se ignora en el mundo de la política y de los negocios.

San Fernando es símbolo de la constancia y superación frente a las dificultades de la vida. En un tiempo actual en que se predica el presentismo, lo inmediato, el espectáculo y la renuncia a perseverar.

San Fernando encarnó en su persona el sentido ascético y militar de la vida, el que José Antonio exigía para el falangista. En un tiempo en que impera la frivolidad y se tergiversa lo que quiso ser la Falange, creada para conseguir la patria, el pan y la justicia para todos los españoles.

Todas estas son buenas razones, aparte del recuerdo juvenil, para seguir considerando a san Fernando como nuestro patrono y pedirle que interceda por nosotros y por nuestras intenciones ante Dios, por el alma de nuestros difuntos y por la continuidad en la Idea de nuestros hijos y nietos.


Para confeccionar la fotocomposición de la cabecera se han usado imágenes de este documental reciente: abrir sitio web del documental

Nota de la productora: El documental «Fernando III el Santo, un reinado en defensa de la cristiandad» nos permitió conocer y admirar a uno de los personajes más decisivos de la historia de España. Ahora, HM Televisión presenta «Fernando III el Santo. Caballero de Jesucristo, Siervo de María», un cortometraje que recorre diversas escenas de la vida de san Fernando narradas por su madre, esa gran mujer que fue Doña Berenguela de Castilla. La cruzada que emprendió contra el invasor musulmán estaba llena de peligros, pero afrontó las batallas sostenido por una fe fuerte y un tierno amor a la Virgen María. A la Reina del Cielo le encomendó su madre agonizante y, protegido por Ella, culminó la toma de Sevilla. Ya solo quedaba entregar al Señor una vida que hacía mucho que no le pertenecía, porque había sido consagrada a reconquistar y restaurar el Reino de España para Jesucristo.