Invasión de los bárbaros

13/DIC.- "En esta situación, perdida, además, toda fe en los principios eternos, ¿qué se avecina para Europa? Se avecina, sin duda, una nueva invasión de los bárbaros".

Invasión de los bárbaros

Hace poco leía en este mismo medio, firmado por Narciso Fonturbel, que él después de interpretar la entrevista que el periodista Lluís Amiguet, primate pensador, dice él de sí mismo, le había hecho, y publicado, en el periódico La Vanguardia, el 29 de enero de 2009, a Hans-Gert Pöttering, presidente entonces del Parlamento Europeo, la pareció oportuno repasar también algunos textos de José Antonio sobre Europa, «y me alegro al comprobar, una vez más, lo adelantado de su pensamiento», terminaba diciendo.

  • Y también añadía: «…dice Pöttering que la esencia de Europa es la paz entre sus pueblos, recordando que la historia del subcontinente ha sido, en gran parte, la de una guerra civil cuasi permanente entre sus pueblos desde la caída del Imperio Romano hasta la conclusión de la Segunda Guerra Mundial».

Estas palabras son las que a Luis Amiguet le hicieron recordar algunas de las que José Antonio pronunció el 3 de marzo de 1935 en el Teatro Calderón de Valladolid, «afirmando, dice Fonturbel, que, en 1914, la guerra se había producido porque Europa no había querido ser ‘una’, y que, con esa miserable y criminal contienda, había abierto sus puertas a la ‘invasión de los bárbaros’: el capitalismo despiadado y el comunismo sin alma»

Pero un buen amigo mío que había leído el artículo de Narciso Fonturbel, me comentó que quería saber algo más de lo que aquel día había dicho José Antonio. Él había leído poco o nada del fundador de Falange y le prometí que recogería algunas palabras, o parte de ellas, de aquel discurso:

  • Estamos ahora, cabalmente al fin de una edad que siguió tras la Edad Media, a la edad clásica de Roma. Destruida Roma empieza como un barbecho histórico. Luego empiezan a germinar nuevos brotes de cultura. Las raíces de la unidad van prendiendo por Europa. Y llega el siglo XIII, el siglo de Santo Tomás. En esta época la idea de todos es la "unidad" metafísica, la unidad en Dios; cuando se tienen estas verdades absolutas todo se explica, y el mundo entero, que en este caso es Europa, funciona según la más perfecta economía de los siglos. Las Universidades de París y de Salamanca razonan sobre los mismos temas en el mismo latín. El mundo se ha encontrado a sí mismo. Pronto se realizará el Imperio español, que es la unidad histórica, física, espiritual y teológico.
     
  • Hacia la tercera década del siglo XVIII empiezan las congojas, las inquietudes; la sociedad ya no cree en sí misma, ya no cree tampoco, con el vigor de antes, en ningún principio superior. Esta falta de fe, en contraste con la pesadumbre de una sociedad otra vez perfecta, impulsa a los espíritus débiles a la fuga, a la vuelta a la Naturaleza.
     
  • Juan Jacobo Rousseau representa esta negación, y porque pierde la fe de que haya verdades absolutas crea su 'Contrato social', donde teoriza que las cosas deben moverse, no por normas de razón, sino de voluntad. Surgen los economistas y empiezan a interpretar la historia por referencia a las nociones de mercancía, valor y cambio. Surge la gran industria, y con ella la transformación del artesonado en proletariado. Surge el demagogo, que encuentra dispuesta una masa proletaria reducida a la desesperación, y lo que se creyó progreso indefinido estalla en la guerra de 1914, que es la tentativa de suicidio de Europa.
     
  • La Europa de Santo Tomás era una Europa explicada por un mismo pensamiento. La Europa de 1914 trae la afirmación de que no quiere ser una. Producto de la guerra europea es la creación de legiones de hombres sin ocupación, después de aquella catástrofe se desmovilizan las fábricas y se convierten en enormes masas de hombres parados; la industria se encuentra desquiciada, aparece la competencia de las fábricas y se levantan las barreras aduaneras. En esta situación, perdida, además, toda fe en los principios eternos, ¿qué se avecina para Europa? Se avecina, sin duda, una nueva invasión de los bárbaros.
     
  • Estamos ahora, cabalmente al fin de una edad que siguió tras la Edad Media, a la edad clásica de Roma. Destruida Roma empieza como un barbecho histórico. Luego empiezan a germinar nuevos brotes de cultura. Las raíces de la unidad van prendiendo por Europa. Y llega el siglo XIII, el siglo de Santo Tomás. En esta época la idea de todos es la "unidad" metafísica, la unidad en Dios; cuando se tienen estas verdades absolutas todo se explica, y el mundo entero, que en este caso es Europa, funciona según la más perfecta economía de los siglos. Las Universidades de París y de Salamanca razonan sobre los mismos temas en el mismo latín. El mundo se ha encontrado a sí mismo. Pronto se realizará el Imperio español, que es la unidad histórica, física, espiritual y teológico.

Si algún lector tiene interés en leer el discurso completo, lo encontrará en las Obras Completas de José Antonio Primo de Rivera.