¿Dónde están los sindicatos?

Nos extraña que no aparezcan como cuando encabezan las manifestaciones de sus sindicatos, con las banderas correspondientes.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid (13/FEB/2024). Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

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¿Dónde están los sindicatos?

Da gusto ver una manifestación en las que no aparece la bandera roja con la hoz y el martillo que exhiben los del PSOE, o con las siglas de CCOO o las de UGT de los correspondientes sindicatos. ¡Hay más cosas que enseñar de España en cuestión de banderas y reclamaciones! Por ejemplo la bandera nacional, la de la UE como compañía, la de las comunidades autónomas y las de los sindicatos de agricultores y ganaderos de los que nadie se acuerda cuando hacen alguna reclamación.

Ello ha sido con motivo del cabreo de agricultores y ganaderos de toda España que echan en falta cómo los ministros de Pedro Sánchez no les hacen ni puñetero caso respecto a ajustar los precios de sus productos cuando todos los que ellos necesitan para la elaboración del alimento de lo que ellos ponen en el mercado se produce escandalosamente.

Los campesinos, como otros muchos grupos de españoles, ya están convencidos de que no hay que hacer ni pajolero caso de lo que dice Pedro Sánchez; las dádivas prometidas por el Estado, que se tambalean un año de otro, no les llegan en la cuantía necesaria ni en los momentos oportunos; ni las de la Unión Europea que según los informes que de vez en cuando surgen, no se sabe dónde van a parar –¡no lo sabe ni el propio Estado, pues son incapaces de informar a la UE que reiteradamente se lo reclaman!–, ni pueden hacer caso al ministro del ramo, quien hasta la fecha no se conoce haya hecho algo a favor del campo y los ganaderos desde que recibió la cartera ministerial, y difícil le van a resultar los titubeos que ahora está utilizando para quitarse a los manifestantes de encima, pues, no creo que las compensaciones que anuncia pretenden dar ahora –¡si es que llegan!– sean suficientes para cubrir todo lo que este gobierno ha anunciado ya en diferentes ocasiones sin que cubrieran las necesidades.

En sus tejemanejes, este Gobierno de Pedro Sánchez más bien se asemeja a una «comedia irreverente y provocadora» de las película de Santiago Segura, que sí es sabedor de la en materia y cumple con sus obligaciones.

Aunque sea a estas alturas, hemos de confesar que nos encantan las manifestaciones de lo que reclaman aquellos que se ven perjudicados, ya sean educadores de la enseñanza, ya empresarios autónomos, ya ganaderos con un aprisco de ovejas, un corral de gallinas, unas hectáreas de lechugas, un trigal, o unas fanegas de variados cereales. El trabajo del campo es duro, expuesto a los caprichos de la naturaleza, y por ende a la pérdida del justo negocio esperado si por acción del tiempo atmosférico no se da bien. Estando pendientes de que, cuando empieza la recolección, los precios que reciben sean ridículos comparados con los que salen a la venta en los mercados.

Y, a todo ello, no hay que olvidar que a ello hay que agregar que el enfoque del campo hay que valorarlo desde la base de ser fundamental para el sustento de la población del país, advirtiendo frecuentemente el Gobierno apenas lo tiene en consideración, lo presta escasa atención y lo deja a su aire salvo para que formen parte de sus palmeros; desprecio del que también advierten quienes han de facilitar esos productos necesario para la subsistencia del campo en general, quitándoles los regadíos, encareciendo los necesarios combustibles para las máquinas, no vigilando los precios de venta, mientras reparte miles de millones en cualquier tontería de entre las que se le ocurren a una ministra ignorante.

Repetimos: nos encanta que se manifiesten los agricultores y ganaderos, como cuando lo hacen los patriotas que ven desaparecer la justicia, la enseñanza, el entendimiento entre la población del país, la paz y todo el conjunto de valores que permiten el trabajo honesto y el buen vivir entre vecindades.

Eso sí: nos repele la violencia, la grosería, el abuso, la falta de respeto, etc. lo olvide quien lo olvide. La gente que se manifieste cuando sea necesario, y los miembros del orden cuando tengan que mantenerle, sin causar daño alguno a los que intervienen por las calles y vías impidiendo la circulación de vehículos, paralizando que las personas puedan llegar a su destino por cualquier medio de transporte, cortando las calles y carreteras, quemando contenedores, enfrentándose violentamente con la fuera, rompiendo escaparates... y robando lo que pueden. Eso no. Manifestarse con respeto hacia los demás. Y yendo directamente al lugar donde se encuentra el responsable del mal, normalmente un ministerio, o donde se encuentre el jefe del Estado caso de que se lo permitan, que no es fácil en un país libre como es España.

Para terminar nos preguntamos dónde habrán estado Unai Sordo Calvo que dirige CCOO y José María Álvarez Suárez que vive de UGT. Nos extraña que no aparezcan como cuando encabezan las manifestaciones de sus sindicatos, con las banderas correspondientes, más la republicana y la roja de la hoz y el martillo en manifestaciones que no tienen nada que ver con el su gremio. Es más, en esta ocasión les hemos oído decir que no eran manifestaciones de trabajadores, sino de empresarios. ¡Hay que tener la cara dura para decir eso! ¡Y no se privan de ir a las manifestaciones de gais! ¡O de las variadas reclamaciones de las feministas! ¡Y a los mítines de Pero Sánchez o sus prolijos hijos! Nos horripila ver cómo carecen de vergüenza torera quienes se atreven a decir que los trabajadores del campo son empresarios cuando están dando el callo más de ocho horas al días, todo el año, incluidos domingos y festivos ¡Ellos, unos tipos que jamás dan golpe!

¿A que hace falta una manifestación para llevar a trabajar a toda esa tropa que vive de los sindicatos? Sin cortar la circulación, eso sí.


P. D.: Lamentablemente hemos de agregar, una vez damos por terminado nuestro pesar por la situación en la que se encuentra el campo, que en estos dolorosos momentos tampoco los hemos oído hacer una declaración respecto al asesinato de los Guardias Civiles en Barbate por los nefandos narcotraficantes, cuando eran unos trabajadores que cumplían su obligación de defender sus intereses, los de ellos, y los de todos los españoles. ¡Dónde están! ¡No tienen nada que decir!