Feminismo, maternidad y civilización

15/05.- Un mensaje emitido en tuit por el Instituto de la Mujer, organismo dependiente del Ministerio de Igualdad, ha levantado mucha polvareda (justificada) sobre el problema de la maternidad en relación con el trabajo de la mujer.
Feminismo, maternidad y civilización

Feminismo, maternidad y civilización

Ha levantado bastante revuelo el tuit publicado por el Instituto de la Mujer en su cuenta oficial en Twitter el pasado día 12 de mayo. Dice así:

La maternidad te va a penalizar en tu carrera profesional. Eso es lo que parece que no estamos atendiendo desde el feminismo: que la maternidad está empobreciendo a las mujeres estructural y sistemáticamente’ [ver el tuit]

El enunciado de este tuit parece ofrecer un mensaje rotundo sobre un tema crucial para la sociedad, pero leído con detenimiento ofrece más dudas que certezas. Empezando por constatar un hecho cierto: que en treinta y tres palabras no se puede expresar un pensamiento complejo; pero ese es uno de los males de nuestros días: servir ideologías en píldoras, lo que produce pensamientos volátiles para el consumo inmediato de una sociedad volátil.

Pero nosotros, que tenemos el rigor intelectual como una de las reglas de nuestra forma de ser, no nos podemos permitir esos despilfarros. Por lo tanto, pasemos a un análisis crítico de lo dicho en ese famoso tuit.

Uno.- ¿La maternidad penaliza la carrera profesional de las mujeres? Rotundamente, sí. O, al menos, la dificulta, la pone trabas. Y no solo la carrera profesional, sino el simple trabajo de subsistencia. Esta es una realidad comprobable a ojos vista.

Dos.- El tuit apunta a un problema objetivable, pero, ¿apunta a una solución para el mismo? Rotundamente, no, salvo decir que el feminismo (sin concretar qué feminismo) no está atendiendo ese problema.

El enunciado deja en el aire la gran sospecha –legítimamente deducible de las proclamas provenientes del feminismo radical de izquierdas del que hoy es portavoz el Instituto de la Mujer y su directora, Beatriz Gimeno– de que el objetivo a abatir es la propia maternidad, y no el establecimiento de unas condiciones laborales y profesionales que hagan perfectamente compatibles el ‘hecho-maternidad’ y el ‘hecho-trabajo’.

Debemos instar, pues, al Instituto y a su directora, que nos aclaren cuanto antes cuáles serían las medidas que proponen para solucionar el problema que dicen no estar atendiendo. Que lo atiendan, pues, de una vez. Estamos ansiosos por oírlas.

Tres.- En la sociedad actual, ¿se trata a la maternidad tan sólo como un problema económico y de oportunidades laborales? Rotundamente, sí. ¿Pero lo es? Rotundamente, no.

Este enfoque materialista de la maternidad no es solo recurrente en la izquierda pija-progre (la mayoría de las feministas izquierdistas lo son). También lo patrimonializa mucha gente de derechas: las que han perdido el sentido trascendente de la vida y de la dignidad del ser humano, y solo se interesan por el beneficio económico inmediato.

La maternidad y su nobleza, su decoro, su dignidad, su protección, su defensa –y su derivada, la propia vida– son parte indisoluble de la dignidad humana. Es una realidad, y por lo tanto una verdad, antropológica. Y, para nosotros, de fe.

Cuatro.- Mantenemos en el punto uno que el tema de la maternidad es un problema no resuelto eficientemente y con justicia para la mujer en nuestra sociedad. ¿Estamos obligados nosotros a solucionarlo –si tenemos poder político–, o a apuntar soluciones –si no lo tenemos–? Rotundamente, sí.

Por cuestión de espacio, no podemos ahora explayarnos sobre el tema (lo haremos más adelante), pero una idea clara sí que debemos tener, y esta habría de ser objeto de debate permanente en las diversas agrupaciones de carácter joseantoniano y falangista existentes.

Nos jugamos en ello no solo un tema de carácter antropológico, de fe, o político: también es una lucha de civilización.


El tuit...

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