Al fin sí es sí

28/FEB.- Sánchez volverá a su estado natural de no escuchar salvo lo que le interese; saldrá por la tangente. Luego las televisiones se lo arreglarán todo. Será el gran vencedor, que es lo que venderá por esos mundos y en primer lugar en la UE ...


​​Publicado en primicia en el digital El Debate (25/02/2023), y posteriormente en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 725 (28/FEB/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

No me refiero en el título al bodrio de ley de Irene Montero, pasando de la pancarta al BOE. El último ridículo lo hizo la ministra ante una comisión de eurodiputadas a las que dijo lo que suele: que los jueces son machistas. Las eurodiputadas llegaban informadas y le recordaron que el número de jueces mujeres llega casi al 60 por ciento y que acusar a los jueces no es opción en una democracia. Ella se mantuvo en su soberbia y en su inanidad.

En el título de estas líneas me refiero a la moción de censura que protagonizará como candidato Ramón Tamames: al fin sí es sí tras una serie de dimes y diretes, de pactos entre el protagonista y el líder de los diputados que la firmarán. Las mociones no las presentan los partidos sino «al menos la décima parte de los diputados»; son diputados y no Vox como tal quienes presentan la moción. Sobre si la moción es oportuna o no hay opiniones para todos los gustos. Desde luego, en vísperas de unas elecciones autonómicas y municipales, que habrían de ser una auténtica censura en las urnas, se fuerza una fórmula constitucional de primera magnitud sólo para fuegos de artificio. La izquierda radical invoca a veces la Constitución de manera utilitaria. No son los únicos. En esta moción la Constitución se utiliza para nada.

Tamames, que es persona sabia y seria, le comentó a Carlos Herrera. «Es una circunstancia que se da sólo una vez en la vida», dijo más o menos el viejo profesor. Pues bien, acaso por esa oportunidad que se le presenta rayando los nueve decenios de vida ha sido tan locuaz mientras sus promotores no decían ni pío. La segunda manifestación a Carlos Herrera del candidato me pareció con más fondo: «No tengo que coincidir ni defender las ideas de Vox». ¿Pues a qué va? Y sobre todo ¿por qué le prohíja Vox como candidato? ¿Para que diga lo que quiera? Se suponía que era, como moción constructiva, la exposición del programa de gobierno alternativo al de Sánchez. No sorprende que Tamames diga lo que crea oportuno una vez en la tribuna, que tendrá que ver con lo que vaya escuchando de los demás. Declaró que se han hecho llegar Abascal y él los discursos respectivos. Un debate abierto y de ese calibre no consiente llevar todo atado y bien atado. Los asesores que ha presentado Tamames tampoco son de Vox.

Entre mis amigos más sabios hay división de opiniones. Unos creen que Tamames dará a Sánchez una lección dialéctica y un repaso firme de contenidos. No lo dudo. Partiendo de ese planteamiento Sánchez volverá a su estado natural de no escuchar salvo lo que le interese; saldrá por la tangente. Luego las televisiones se lo arreglarán todo. Será el gran vencedor, que es lo que venderá por esos mundos y en primer lugar en la UE: su gran victoria parlamentaria. Otros amigos sostienen que la moción es un gran favor a Sánchez: presenta la unidad de un Gobierno en realidad a la greña, sus socios le apoyarán sin dudar, difumina los grandes problemas que padecemos, pasan a un segundo plano leyes abominables (que Tamames no creo que aborde salvo de pasada), hará olvidar, al menos por un tiempo, lo que más preocupa a Sánchez: la repercusión en el exterior de su contestación en España. Él juega a su futuro en la UE y una victoria aparente en el Parlamento español le viene de perlas.

Otro buen amigo conspiranoico pero preparado e inteligente, recuerda el error de los diputados de Vox en 2021 que, al abstenerse, hicieron posible que los fondos europeos los repartiese Moncloa, cuando podía haberse abierto la vía de un organismo independiente, como en no pocos países de la UE. Vox dijo entonces que otro voto hubiese cerrado la puerta a los fondos europeos. No se votaba eso. Trataba de justificar un error. Pero mi amigo, el de las conspiraciones, uniendo ahora la insistencia de Vox en presentar la moción que, aunque los ingenuos no lo vean, dará oxígeno a Sánchez, me recuerda que la política hace extraños compañeros de cama.

No me perderé el debate de la moción de censura. El regreso del amigo Tamames a la tribuna del Congreso lo merece.




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