Autocrítica

En cualquier organización, institución o empresa, mínimamente seria y coherente, se habrían exigido y dirimido responsabilidades.


​​Publicado en primicia en el digital Diario Palentino (18/AGO/2023), y posteriormente en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 788 (22/AGO/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

Autocrítica

Terminaron las elecciones generales y supuestamente, si los independentistas catalanes lo permiten, daremos vida a la XV Legislatura, una vez constituidas las Cortes. Por mucho que nos movamos en el terreno de la especulación, el ínclito presidente del Gobierno del todavía Reino de España, Pedro Sánchez, aupado por la tropa antiespañola, volverá a ser jefe del ejecutivo.

Cabe señalar que será el único en ser investido como tal sin haber ganado las elecciones, como también ha sido el único en hacer prosperar una moción de censura. Sus tragaderas y sus guiños amorosos a sus aliados  -mercenarios más bien-, le han permitido acantonarse en la Moncloa. Se inicia un largo periodo de claudicación y rendición a la incontinencia, la lujuria y la lascivia independentista, o nacionalista, que también tiene unas cuantas facturas que cobrar.

Primera idea confirmada, Pedro Sánchez no ha ganado las elecciones. Segundo planteamiento, el señor de la Moncloa formará gobierno con el aliento en la nuca de sus colegas de bacanal política dionisíaca. A estas alturas, todo está firmado y pactado. Tercera aseveración incuestionable. Cuarta aserción, Núñez Feijóo ha ganado las elecciones, pero no conseguirá los apoyos necesarios. La falta de escrúpulos  y remilgos de Sánchez se aprovecha de la maldita aritmética parlamentaria. Quinta precisión incontestable: Vox ha perdido casi 700.000 votos, 19 escaños y cualquier opción de entrar en el gobierno, entre otras cuantas consecuencias indeseables largas de enumerar.

En cualquier organización, institución o empresa, mínimamente seria y coherente, se habrían exigido y dirimido responsabilidades. Es lo lógico y lo normal, hacer lo contario es no tener un obligatorio y fundamental espíritu crítico, imprescindible y necesario para realizar un correcto análisis de la situación. Guardar silencio, mirar hacia otro lado o señalar culpables ajenos a los máximos responsables es, sin lugar a dudas,  imprudente, informal, insensato e insolvente. Pero, en España,  este es un lamentable y habitual comportamiento demasiado extendido.  Como dice la expresión popular: «Aquí paz y después gloria».




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