Poco pulso industrial con repuntes de materias primas

De cuantos indicadores adelantados se manejan, los que más preocupan son los referidos al comportamiento del sector industrial.


​​Publicado en primicia en la sección opinión del digital El Debate (6/SEP/2023), y posteriormente recogido por La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

Poco pulso industrial con repuntes de materias primas

Los buenos gestores de empresa saben anticipar lo que va a venir antes que los demás, adaptar sus planes en el menor tiempo posible y actuar conforme a las decisiones tomadas. De su buen hacer dependen sus ingresos, su reputación, la calidad y estabilidad de los empleos que generan directa o indirectamente y la retribución de los que arriesgan su capital.

Las perspectivas de la economía mundial y de la nacional siguen siendo las de un organismo con apenas pulso. Si por un pulso mínimamente aceptable se puede tomar como referencia un crecimiento anual del PIB superior al 2,5%, pocas son las naciones o áreas económicas para las que se espera superar este valor mínimo ni en 2023 ni para el año próximo.

De cuantos indicadores adelantados se manejan (es decir, los que suministran información que permite anticipar lo que va a pasar en los próximos seis a nueve meses), los que más preocupan son los referidos al comportamiento del sector industrial. Particularmente importante es el valor de PMI o Purchasing Manager’s Index por su extendido nombre en inglés que analiza las compras hechas por las principales corporaciones. Las empresas que calculan el PMI lo hacen a partir de encuestas que realizan a gestores de grandes grupos.

En la encuesta se incluyen preguntas relacionadas con cinco aspectos del negocio; la producción, los nuevos pedidos, la ocupación, los tiempos de entrega de los proveedores y las existencias de la empresa. Todas ellas se formulan de la misma manera: ¿Son los nuevos pedidos/la producción mayor, menor o igual que el mes anterior?. A partir de sus respuestas se sintetiza un único valor que toma la cifra de 50 como punto neutral; por encima las expectativas son buenas y por debajo, malas.

Aunque hay PMI para sectores diferentes al manufacturero como el de servicios, salud o la construcción, el PMI manufacturero es el mejor indicador que adelanta lo que va a ocurrir pues son estas empresas las que suministran a las demás los bienes de equipo necesarios para afrontar un ritmo de producción mayor. Si su producción cae es porque, casi siempre, anticipa menores previsiones de venta en el resto de sectores económicos.

Los últimos valores del PMI manufacturero que se conocen corresponden al mes de julio. El de la economía estadounidense fue de un 46,4 ⎼rozando el largero pero sin entrar como gol⎼. El Instituto Nacional de Estadística elabora indicadores similares pero con métricas diferentes. Así, de especial interés resulta el Indicador de Clima Industrial para el que el valor neutro es cero y estamos en -9,5 o el Índice de Producción Industrial cuya última tasa de variación mensual conocida tomó un valor nulo.

La lógica de estos valores nos haría esperar que las materias primas industriales cotizaran a la baja. En definitiva, hay una parte de ellas ⎼particularmente los metales que se usan con especial intensidad en la industria manufacturera⎼ que deberían estar cotizando a la baja en coherencia con unas perspectivas poco halagüeñas desprendidas de los valores comentados. Sin embargo no es así. Valores como el índice global de metales (LSE por el acrónimo en inglés de la bolsa donde se calcula) está en los mismos valores que hace un año y metales de uso industrial como el estaño, el cobre o el plomo aumentan su cotización entre un 5 y un 15% con respecto a sus valores de hace un año. En Economía, la lógica no siempre opera o los tiempos de ajuste de expectativas y de precios no son necesariamente los mismos.

Cuando el PMI manufacturero se computa conjuntamente con el del sector servicios, principalmente, pero también con otros, la cosa mejora un poco. En PMI del sector servicios en EEUU para julio superó la barrera de los 50 hasta los 52,7. El del sector de la salud subió al 53,3%. Cuando se toman agregadamente se calcula el «PMI compuesto» que para Julio y EEUU alcanzó los 52 puntos. En este caso toca el larguero, sube al marcador y ayuda a explicar el comportamiento del precio de las materias primas.

Saltando a nivel mundial, el mejor PMI compuesto lo muestra la superpoderosa economía índia con un 61,9 a la que ⎼si se consideran las grandes economías⎼ siguen Rusia (53,9), Japón (52,2), la ya citada economía norteamericana y China (51,9). Sorprende en el continente europeo el valor que exhibe Rusia a quien no parecen haber doblegado ni las duras sanciones internacionales ni el esfuerzo de su agresión militar a Ucrania. Rusia ha fortalecido una red de alianzas comerciales en centro Asia, Asia del sur, Sudamérica y África con las que puentea las sanciones de las naciones del bloque occidental. Inmediatamente después de Rusia en el ranking europeo que elabora el servicio de estudios de Trading Economics aparece nuestra nación con un resultado de 51,7 posicionándose por delante del Reino Unido que se sitúa en la periferia de la zona neutral y de Italia que aún con un valor que apunta a unas perspectivas no precisamente halagüeñas, desmiente el desplome que los analistas políticos de izquierdas y derechas preveían tras la llegada al poder de Georgia Meloni. La media para la zona euro está en 48,6 y por debajo de ella se encuentran la maquinaria alemana y Francia, nuestro principal socio comercial.

Habrá que ver cómo afecta en España al PMI compuesto un posible cambio en el Índice de Confianza del Consumidor que elabora el CIS. Lo escribo porque el último dato publicado de este índice lo fue para el mes de junio y registraba un fuerte aumento de mayo a junio. El índice de confianza subió desde los 91,5 puntos hasta los 101,6 (el valor 100 en este caso es el valor neutro). Unas expectativas de resultado electoral no cumplidas podría estar detrás de esta mejora y de su caída en la próxima encuesta.

En definitiva, seguimos con economías occidentales con expectativas débiles o negativas que hacen frente a una importante subida del precio del petróleo que no responde a una mayor demanda, a un repunte en el precio de las materias primas industriales difícil de explicar y a unas nuevas subidas, aunque moderadas, de los tipos de interés hasta terminar de embridar la inflación.




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