Esta sí que nos la ha jugado

¿Quién iba a suponer que Pedro Sánchez, después de hacer tantas obras en La Mareta y en Las Marismillas, iba a tomar la decisión de veranear este año en Marruecos?


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 782 (8/AGO/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

Esta sí que nos la ha jugado

¿Quién iba a suponer que Pedro Sánchez, después de hacer tantas obras en La Mareta y en Las Marismillas, lugares sitos, como sabemos, en Lanzarote y en el Parque de Doñana, respectivamente, que tanto ha apetecido hasta ahora, iba a tomar la decisión de veranear este año en Marruecos? Desde luego, un servidor, en jamás de los jamases. A ver si va a salirnos ahora como un amigo que yo tenía que iba saltando de una vivienda a otra continuamente. Se compraba un piso en un lugar pipa, lo cambiaba del todo, se gastaba un pastón, y después de acostarse tres veces en él, compraba otro piso y la misma monserga, tirar tabiques, cambiar las cosas de sitio, hacer una nueva distribución, costarle otro pastón, y dormir solo cuatro noches. Claro que el importe de esas obras salía de su bolsillo, no como las que Pedro encarga hacer ya sea en La Mareta, ya en Las Marismillas, pues estas corren a cargo del Estado, es decir de ti y de mí.

Claro que, ya lo sabemos, porque nos lo ha dicho él, Pedro Sánchez cambia de criterio en un periquete en determinados casos, como este, sin decírselo anticipadamente a quien debiera dada su cualidad de presidente del Gobierno, y no, cual un saltimbanqui hacer la pirueta que le viene en gana. En esta ocasión, al decir de los que saben cosas de tal magnitud, referido a la cuestión de su ida de vacaciones, incluso ocultó a la seguridad de La Mareta su cambio de plan y apareció como por arte de birla birloque en Marruecos, en Marrakech, y allí surgió vestido de turista irremediable, con su gorrita inclusive, en la plaza de Jamaa el-Fna, no sabemos si para tomar un café en El Gran Balcón del Café Glacier, a iniciar el recorrido por la Medina camino de la Kutubia para saludar al imán de la mezquita, o a callejear por el Zoco a comprar cualquier cosilla o a disfrutar de los aromas de las diferentes especias que cautivan y dan ese sabor tan señalado a las comidas árabes. Eso sí, acompañado de 20 miembros de la guardia real de Mohamed, señal evidente que había una entente al respecto.

Desde Marrakech saltó a Tánger suponemos que recordando los tiempos en los que España andaba por allí; y otro tanto haría en el siguiente brinco a Tetuán; así como al pisar Chefchaouen, lugar encantador que uno lo conoce con el solo nombre de Chaouen; para, después de desperdiciar ver y disfrutar de otros rincones primorosos de Marruecos, ¡por fin! saltar a La Mareta el día 7! Y a descansar.

Con todo este tejemaneje, ¿habrá tenido tiempo para ocuparse de los problemas que tiene España? Con la melé que hay parece que lo lógico es que se hubiera renunciado a sus vacaciones, como tantos otros, pues tiene la obligación de estar presente cuando se anda en tantas negociaciones para conseguir la designación a tornillo –como todo lo que va consiguiendo– de la presidencia del Gobierno, a lo que él aspira con ansias desacostumbradas en persona normal, para poder dirigir a sus tropas en el programa que debe tener, y para templar las ocurrencias de algunos adheridos que le prestan su voto. Entre los que cabe incluir a la líder de Sumar –ese aglomerado de ambiciosos de todo tipo procedentes de todas las ocurrencias creativas de partidos políticos– la vicepresidenta segunda del Gobierno en funciones, Yolanda Díaz, que ha lanzado la aseveración de que iniciará la nueva legislatura con una reforma del Reglamento del Congreso para que los diputados puedan utilizar las lenguas cooficiales: el catalán, el vasco y el gallego. Suponemos que en el siguiente empujón, pedirá que se puedan utilizar las diferentes lenguas que hay en los distintos pueblos del país para que así puedan dormir tranquilos los moradores de todos los lugares de la nación; por ejemplo el valenciano, el aragonés, las diferentes variantes del catalán, el aranés, el asturiano, el banasqués, el cántabro, el romaní, el extremeño, el leonés, el murciano, el caló, el silbo gomero,... y otros que surgen de subdividirse estos... Aunque esa sandez ya se aprobó en el Senado con los tres idiomas cabecera, es decir, el catalán, el vasco y el gallego, afortunadamente los senadores han sido más sensatos y no han intentado utilizarlos. Porque, además, de aprobarse, habría que montar un buen rimero de traductores para que se enteraran sus señorías de lo que dicen unos u otros.

Pero, como decimos, de solucionar los grandes problemas que tienen los españoles, ni mu. Aquí cada uno está luchando por el asiento para seguir mandando a ser posible, cobrando generosamente por no hacer nada y parecer alguien cuando no dejan de ser unos incultos para el lugar en el que ocupan. No atienden los rumores de que la economía española decaerá sin falta en el mes de septiembre; que el problema de los parados no se soluciona de ninguna manera pues siguen sin trabajo cerca de tres millones de españoles –arreglando los tejemanejes de ERES y otros casos subvencionados–; que cada vez van desapareciendo más autónomos que son una de las bases de la economía patria; sin olvidar la forma en que los capitales otean fuera de nuestras fronteras debido a que en los alrededores los tratan sin respeto y con la bravuconería del comunismo que practican no pocos de nuestros pretendientes al mando. Más todo lo que cuelga como consecuencia de estos problemas.

Pero a Sánchez le va Marruecos y el compadreo con su amigo Mohamed VI. Y, una vez solucionados los asuntos de allí, ir a La Mareta. Mientras pirulea y descansa por aquí y por allá, que se partan la crisma sus sicarios. El ministro Bolaños que aprovecha para destilar la mala leche inconmensurable que condensa en todas sus intervenciones, y, de paso, hacer méritos ayudando a Pedro Sánchez, pues huele que piensa trocar en presidente del Congreso; o María Jesús Montero que, con independencia de que la encanta verse en la tele, parece tiene la misión de soltar memeces con aspavientos y no en pocas oportunidades actuar como un payaso malabarista; con el complemento de Isabel Rodríguez, que no es fácil saber qué hace, pero que también tiene la lengua pronta para soltar venablos, vengan o no vengan al caso; sin olvidar a Pilar Alegría moza que cuando apareció parecía una chiquita modosita y amable, y se ha destapado como una pequeña víbora dispuesta a morder en cualquier momento; de Marlaska digamos que es quien tiene la misión de hacer no pocas cosas desagradables desde su ministerio, cayendo en el error con frecuencia por no decir que se equivoca no poco por actuar de mala fe; la más espabilada y lista parece ser Natalia Calviño que, con la disculpa de que ella no es del partido, se escurre en todo menos en conseguir asignaciones monetarias para el negocio de su marido; Teresa Rivero es como un caimán que anda despacito a la caza de su presa, pero que, pase lo que pase, la engancha inexorablemente; por su parte, Albares es un individuo que también es difícil saber qué es lo que hace sensatamente y que, al menos físicamente, resulta lo menos parecido a un diplomático; y... cortamos para no hacerlo más largo, que con esto hay bastante.

Es decir, que en España vivimos este verano, además de agobiados por el calor, dentro de un berenjenal de gentes que, de momento, nadie tiene capacidad para arreglar, ni interés de otra cosa que conseguir, como decíamos, el sillón para aguantar cuatro años sin hacer nada práctico y recibiendo unos generosos emolumentos. Por su parte, una parte importante de españoles, sin tener en cuenta sus problemas, arreglan un poco el desaguisado en el que estamos metidos con las «merecidas vacaciones», la playa, la montaña, algunas escapadas a conocer mundo, pues, al parecer, en estos momentos cierran los ojos y los oídos y solo le interesa no tener que ir a trabajar. De lo que Pedro Sánchez da buen ejemplo y, por ende, es el cabecilla.




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