Leer en Navidad

10/DIC.- Si yo hubiera estado en el elenco que fallaba los premios (Planeta), habría concedido el premio a Últimos días en Berlín y como finalista La bestia. Pero doctores tiene la Iglesia.

Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 558, de 10 de diciembre de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP).

Toda mi vida ha estado marcada por la pasión a leer. Desde bien temprano me embarqué en esta afición, bebiendo los libros que había en la breve biblioteca de mi padre. He leído de todo porque ansiaba saber y conocer lo que las gentes anteriores a mí pensaron y escribieron, aunque no puedo decir que mi meollo haya aprovechado como debiera lo que habían escrito en todos esos libros. Pero algo quedó.

En todo ese racimo de libros que pasó por mis manos no pocos estaban dentro de la literatura narrativa. De todos los tipos, de todos los ambientes, desde la novela de aventuras en mi tiempo mozo, hasta las más sesudas a medida que los años me iban encaminando por los grandes autores del género. Teniendo que agradecer no poco a José Manuel Lara el suministro de material al fundar la editorial Planeta en 1949, y posteriormente cuando, en 1952, crea el Premio Planeta, que junto con el Nadal, nos presentaban de lo mejor del momento.

Tras la Transición, la cosa cayó no poco, pues fueron desterradas las magníficas firmas que publicaron en los años de la preguerra y después de la misma, sustituyendo a aquellos grandes novelistas, autores de teatro y guionistas de cine, por unos escritores mediocres, plastas hasta el agotamiento, que se hicieron famosos con obras procaces, obtusas y unos bodrios monumentales que trataban de poner de manifiesto la «nueva cultura» –que hoy diría Pedro Sánchez–, pero carente de imaginación y valores agregados, –salvo excepciones, que sin duda las hubo– que es lo importante en literatura. Afortunadamente me pilló en una época en la que estaba muy ocupado y me resultaba imposible dedicar tiempo a mi gran afición.

Cuando de nuevo pude recogerme para disfrutar teniendo un libro entre las manos, e introducirme de lleno en la creación literaria, sorpresivamente me encontré con que habían ido surgiendo unos escritores magníficos, entre los que casi se podía decir que predominaban las mujeres. A lo que colaboraba, fundamentalmente, el Premio Planeta y la editorial que lo mantenía año tras año. Ahora continúo gozando diariamente de lo que cae en mis manos.

En estos momentos acabo de terminar la lectura del último Premio Planeta, titulado La bestia, firmado por Carmen Mola, seudónimo de la trinca que forman sus autores, Jorge Díaz, Antonio Mercero y Agustín Martínez, situada en el Madrid costumbrista de 1834, un Madrid cutre e inacabado, con los problemas del cólera, los carlistas, en los que una asociación mafiosa y oscurantista asesinaba a niñas de los barrios miserables para, con su sangre, salvar la vida de sus socios secretos. Sin duda es una novela bien tramada y desarrollada que nos muestra un Madrid que de ninguna forma quisiéramos haber vivido y, para mí, con el mérito de estar escrita por tres autores, cosas que me parece dificilísimo...

El premio finalista lo obtuvo Paloma Sánchez-Garnica por la novela Últimos días en Berlín. La autora ya cuenta con un buen ramillete de novelas publicadas con éxito. El tema se desarrolla, fundamentalmente, en el Berlín de Hitler y en la Rusia de Stalin y Beria. Es una obra magníficamente concebida, documentada y desarrollada, que tiene lugar en el tiempo que transcurre desde el principio del nacismo hasta el fin de la segunda guerra europea, y pone de manifiesto qué puede pasar en un país donde surge un iluminado que se hace con todos los mandos del mismo, o un déspota que lleva el comunismo hasta sus últimas consecuencias, uno y otro ejerciendo un control totalitario sobre la población y un sometimiento absolutista, de esclavización, opresión y tiranía inconcebibles. Y, naturalmente, todo ello disfrazado de bengalas que prometían libertad por todos los costados. (¡Nos suena algo!).

Si yo hubiera estado en el elenco que fallaba los premios, habría concedido el premio a Últimos días en Berlín y como finalista La bestia. Pero doctores tiene la Iglesia.

Traigo este tema con la idea de recomendar a los lectores intenten leer ambas novelas en éstas medio vacaciones navideñas; pero si solo pueden leer uno de los dos volúmenes, que se enfrente con Últimos días en Berlín.

Puestos a recomendar, como nadie me lo impide, incluso pondría Últimos días en Berlín como de obligada lectura en las clases de literatura de nuestros jóvenes, si es que existe todavía esa asignatura...

Lo que hago con alegría, cantando un villancico ante el Belén que hoy nos acompaña, debido a «alfareros de Castilla-La Mancha».



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