«Estoy hasta los cojones de nosotros»

16/04.- Recoge perfectamente el estado en el que se encuentran la mayoría de los españoles hoy día al tener que aguantar la tropa que ha tomado la piel de toro.

​Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol, núm 430, de 16 de marzo de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa. Recibir actualizaciones de La Razón de la Proa.​

Un poco bronco en su expresión el parlamentario andaluz Fran Carrillo, del grupo Ciudadanos, al dirigirse a la Asamblea, mostrando su cansancio de la política y recordar los miles de personas que se ha llevado la pandemia. Claro que es preferible esa salida de tono que las sibilinas palabras del presidente del Gobierno cuando manifiesta haber vencido al covid-19 sin haber sido capaz de saber qué tenía que hacer en cada momento, tomándose las vacaciones veraniegas mientras el país andaba a la deriva.

Por otro lado, no es nuevo ese exabrupto, pues al parecer esa misma expresión ya la pronunció Estanislao Figueras, primer presidente de la Primera República, en junio de 1873, ante la incapacidad de aquella casta corralera y republicana cuando iba a dar una espantá política que hacía época. Por más que Pérez Galdós, en su Episodio Nacional correspondiente, se hizo eco de la frase pero matizándola: «Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco, ¡estoy hasta los cojones de todos vosotros!», que es como la cita Fernando García de Cortázar en su libro Los perdedores de la historia de España.

Dando los retoques que cada quién considere oportunos, lo cierto es que recoge perfectamente el estado en el que se encuentran la mayoría de los españoles hoy día al tener que aguantar la tropa que ha tomado la piel de toro. Tropa que en estos últimos días intenta tomar las posiciones ocupadas por el PP, como ha sido el asalto a Murcia de donde salió trasquilado, con la intención suprema de conquistar la plaza de Madrid que defiende con reaños Isabel Díaz Ayuso, heroína por la que no dábamos un euro cuando salió electa, pero que ha sabido ponerse por encima de los machos alfa Pedro&Pablo, aguardándolos con la mecha en la mano para reventar sus intenciones.

Porque, según la información que corre por el guasap:

El Gobierno ha montado un equipo especial, dirigido por Redondo, con participación de Abalos, Marlaska, Montero y Darías, compuesto por más de 100 personas, con el fin de boicotear, sabotear, divulgar infundios, propagar falsedades contra Isabel Díaz Ayuso.

En el equipo están miembros destacados de los sindicatos para organizar la paralización de servicios públicos y montaje diario de algaradas en Sanidad, Educación y Transportes de Madrid.

Se han dotado 20 millones de euros de fondos reservados para pagar a medios afines, contratar hackers, escenificar perfonmances, etc...

Todo ello para evitar que Ayuso les arrolle.

Evidentemente, ni podemos jurar que sea cierto ni podemos poner la mano en el fuego porque no lo sea. Lo que sí ha sido absolutamente real fue el asalto a las comunidades de Murcia y Castilla-León, y con retraso se ha producido en Madrid, para lo cual ya estaba preparado Ángel Gabilondo por el PSOE –al que no se le aprecian hechuras adecuadas para hacer una buena faena en el «foro»– e Ignacio Aguado por Ciudadanos, quien pone de manifiesto su ambición de presidir la capital del reino desde la legislatura anterior, habiendo confesado hace unos días que él quiere ser el presidente de la Comunidad madrileña.

Pero lo cierto es que, con todos estos manejos, más los que se trae cada día Pedro Sánchez para trincar de por vida –si fuera posible– el sillón de La Moncloa, ello puede representar la ruptura de España, con la vuelta al comunismo marxista hacia el que se inclina aunque con visos de capitalista de caspa.


La decisión de Pablo Iglesias de presentarse como candidato a la alcaldía de Madrid nos ha pillado por sorpresa, como al resto de los españoles. Quizá haya que decir, junto con Isabel Díaz Ayuso, que «España le debe una porque ha sacado a Pablo Iglesias de La Moncloa». Pero a pesar de conocer con tiempo la decisión del podemita de pretender hacer a Madrid base del comunismo europeo, no hemos querido levantar nada de lo preparado para este número, pues tiempo habrá para hablar al respecto.
 


Lo cierto es que los españoles estamos hasta el adverbio empleado por Fran Carrillo, u otro análogo o equivalente, por lo que parece que es preciso y necesario tomar unas riendas distintas a las que por ahora dirigen el pesado carruaje que supone el Estado. Y es forzoso poner manos a la obra. No es suficiente poner en evidencia las acciones y malas costumbres de los de enfrente, en el Parlamento; no, hay que sacar al Ágora la discusión con el fin de que tomen parte los sectores que de otra forma están inhabilitados para ello; y si es preciso, no solamente a la plaza, sino a la calle como hacen las izquierdas que pretenden poseer ese espacio solo para ellos. Y tanto el PP como VOX –que es lo único que queda para defender España–, han de hablar claro, y alto, utilizando todo el contenido del diccionario que sea necesario con el fin de que se les entienda. Exponiendo lo que esos partidos ofrecen, poniendo de manifiesto el futuro que Pedro&Pablo están dispuestos a dar a los españoles.

Un futuro en el que es preciso romper todas las maromas que han ido tendiendo para que la nave no se les fuera de las manos, situando en la carlinga a quienes sean capaces de marcar en buen rumbo. Para ello, si tienen que hacerlo, y lo tienen que hacer, nada mejor que cada uno de los partidos señalados cree un departamento especial en el que se vayan fichando a todos los que tienen las manos manchadas, estén imputados o todavía no, presentando cada día en la mesa del Parlamento, del Senado, de las comunidades autónomas, una o más peticiones para la creación de la correspondiente comisión al respecto para analizar las tropelías de toda esta banda, uno por uno, todos los días, tantas como sean necesarias, hasta que les ahoguen los papeles y tengan que reventar, acompañando con ello al «caso Bárcenas» para que no esté tan solo y nos dejen de agobiar con su cantinela. Mandando copia de todas esas peticiones-denuncia a la prensa tanto nacional como extranjera.

Quizá de esa forma, en poco tiempo, Fran Carrillo pueda decir, al partido en el que esté en ese momento: «Ya no estoy hasta los cojones de nosotros. Podemos seguir». Y con él, el resto de los españoles.

La decisión del alfarero, a la hora de hacer un botijo, tiene suma importancia, pues puede llenarlo de pitorros o lo puede dejar huérfano de los mismos. El autor en este caso, alfarero catalán de Piera tuvo la ocurrencia de juntar la boca y el pitorro del botijo en un mismo punto, tanto para llenarlo de agua como para usarlo para beber. ¡Qué le vamos a hacer!