Dónde está el error

Luis Rubiales fue creando una Federación a imagen y semejanza de Pedro Sánchez, al llenar los organismos del Estado de encastrados vinculados a sus especulaciones.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 803 (26/SEP/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín semanal de LRP.

Dónde está el error

Dios me libre ponerme en uno de los dos platillos de la balanza sin estar en posesión de la verdad. Porque la Verdad solo es una realidad absoluta en la mano de Dios y, por ello, nuestras opiniones apenas son un dictamen o una sentencia aproximativa según el juicio de quien la emite.

Estoy pensando, mientras intento escribir, en el célebre beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. Desde luego fue una patochada fuera de lugar de Luis Rubiales. ¿Con qué intención la hizo? Pues es difícil saberlo si no lo dice él, y si la acción era indebida sin duda se merece un zurriagazo por memo. Claro que también ella, Jenni Hermoso, puede soltar su opinión al respecto desde su ser. ¿Pero será justa y verdadera? Está claro que la verdad no la vamos a conocer nunca, pues cada quién tiene su particularidad para esconder esa realidad.

Repito: lo que sí podemos es calificarlo como actuación indebida en un momento inadecuado y en un lugar que merece un comportamiento más moderado porque, además, todo el conglomerado de personas que allí se encuentran, y las que andan por el mundo, están disfrutando de un hecho que merece alegría en todos los que participan directamente o indirectamente en él, como son los espectadores que toman el triunfo como suyo. Y, si no me equivoco, fue un dislate, presuntamente producido de una de las dos personas que en él intervinieron, que, en un principio, se vio simplemente como demostración de regocijo por el laurel conseguido, pero que, no tardando mucho, se convirtió en uno de los desatinos de la mitología, donde los dioses griegos eran inmortales y aprovechaban cada día como si fuera el último, de cuyos disparates surgieron la Madre Tierra o Gea, el abismo del Tártaro y Erosuno, y algunos más. Es decir, quedó casi como una transgresión insoportable de la relación hombre-mujer, cuando era gesto normal salvo el detalle del piconeo de Rubiales en los labios de Jenni.

A mí me da la sensación de que Jenni Hermoso se ha visto liada por sus compañeras, máxime por las revoltosas que ansiaban cargarse a los miembros del enjambre que se ocupa del fútbol español, a lo que inmediatamente se encaramó el plasmo seguidor de los preceptos de Pedro Sánchez camino de la presidencia del Gobierno, quién, aumentando el error, se puso a la cabeza para explotar a su favor el barullo organizado por el presidente de la RFEF. Y lo consiguió. Y lo metieron en los tribunales. Y echaron al protagonista de su importante puesto. Y estas chicas chantajearon el ambiente para intentar limpiar la Federación de Fútbol, como era su deseo desde hacía tiempo.

Quizá este sinsentido para poner en la calle a Luis Rubiales se podía haber llevado a cabo por otros procedimientos, ya que, al parecer, hay motivos suficientes para ello, pues ha manejado la Federación como Pedro Sánchez ha manoseado la nación española, de forma inadmisible diríamos, pues han convertido su lugar de trabajo, el uno y el otro, en una dictadura con la ficción de que eran los adalides de una democracia como ninguna ha existido en el mundo antes de aparecer ellos.

Juntando todo esto, pienso, que quien ha salido perdiendo ha sido Jenni Hermoso, que anda por Pachuca, lugar de Méjico donde ha ido a esconderse. Probablemente a pensar que se equivocó al hacer caso tanto a sus compañeras como a las avanzadillas de Pedro Sánchez, que la empujaron a desgranar unas declaraciones de las que ella misma está confusa, pues cabe pensar que también participó, consciente o inconscientemente, en el pico que la proporcionó Ruabiales, ya que no respondió con una bofetada en el momento adecuado como suele acontecer en situaciones de esa especie.

Desde hace tiempo Rubiales no era bien recibido en muchos lugares. No gozaba de buen prestigio. Se le adjudicaban hechos poco satisfactorios para la comunidad. Y un día u otro tenía que tropezar. Y, al parecer, lo hizo de la forma más absurda. Llevando tras sí, por el impulso del equipo selectivo femenino, a la limpieza de la Federación que él fue creando, a imagen y semejanza de Pedro Sánchez al llenar los organismos del Estado de encastrados vinculados a sus especulaciones.



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