¡Cuál gritan esos malditos!

No es ni la derechona ni los fascistas ni la ultraderecha los que claman por su patria. Es el pueblo que ellos tanto enarbolan cuando les interesa.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid (14/NOV/2023). Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP). Solicita recibir el boletín semanal de LRP.

¡Cuál gritan esos malditos!

¡Cuál gritan esos malditos!
Pero ¡mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!

Ya han pasado los días de traer a cuento al Don Juan de José Zorrilla. Ya hemos dejado atrás con prisas el recuerdo de los difuntos, y andamos a la gresca de los vivos. Pero a una parte de estos, a los vivos, nos apetece soltar el grito que el Tenorio profiriera al entrar en una taberna quejándose del barullo que fuera había como consecuencia de los carnavales. Es decir, que a nosotros nos apetece hacer lo mismo que clamara don Juan al escuchar gritar parabienes a los políticos que presentan los acuerdos conseguidos con los enemigos de la nación por el solo hecho de sentar en la silla del presidente de Gobierno al mentiroso mayor que ha conocido el reino.

Y para contrarrestar tales acuerdos, los españoles que aman a España han tomado la decisión de salir a la calle reivindicando una España como la convenida en la Constitución de la que se ha ido alejando por acción de estos indignos e infames gobernantes de pacotilla. Como consecuencia, se han cambiado los dueños de la calle. Ya no pueden decir que «la calle es suya» ni gritar el famoso «no pasarán». La calle en estos momentos es de sus opuestos, de los españoles natos, de los que al fin se han dado cuenta de cuál es la ralea de los que enarbolan la hoz y el martillo con dirección a un progresismos que es destrucción, hoz y martillo que han vuelto a traer cuando tanto costo extirparlo anteriormente. La calle ha cambiado de dueños; y tampoco son los mismos los lugares a los que hay que ir a ondear las banderas, que ahora no es solo roja sino rojo y gualda.

Cual gritan esos malditos, sean ministros u otros elementos de la manada, incapacitados para utilizar su propia mente, por lo que se limitan a repetir insistentemente lo que les indica el boyero que dirige la manada. Ayer ellos violaban las leyes y la Constitución y clamaban porque la oposición no pasaba por el llevar las aguas a su molino, y hoy han de escuchar los deseos de quienes desean mantener los tres poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial, y no el poder dictatorial con el que habían ido adueñado de España.

No es ni la derechona ni los fascistas ni la ultraderecha los que claman por su patria. Es el pueblo que ellos tanto enarbolan cuando les interesa; son numerosas asociaciones del país; son mayoría de gestores de comunidades autónomas; son mayoría del Consejo General del Poder Judicial acompañado por las asociaciones provinciales de jueces de toda España; son asociaciones económicas; asociaciones de fiscales; asociaciones de guardias civiles; es una buena parte del socialismo tradicional que los abandona... ¿Necesitan más para que arríen su bandera?




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