Calviño, la candidata

Nadia Calviño, haciéndose la propaganda para dar el salto a Luxemburgo, sucursal de Bruselas.


​​Publicado en la revista El mentidero de la Villa de Madrid núm. 785 (15/AGO/2023), continuadora de Desde la Puerta del Sol. Ver portada El Mentidero en La Razón de la Proa (LRP) Recibir el boletín de LRP.​

Calviño, la candidata

¡Qué barbaridad! ¡Qué forma de cantarse uno mismo! ¡Cómo esta tropa es capaz de sacarle a uno los colores del rostro con sus cosas! En esta oportunidad no es Pedro Sánchez sino su primera vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital en funciones, Nadia Calviño, haciéndose la propaganda para dar el salto a Luxemburgo, sucursal de Bruselas. ¿Qué para qué? Ella lo ha dicho hace unos días en Cádiz a donde fue a brujulear sobre la anulación del peaje de la AP-4 y, de paso, poner una zancadilla al Gobierno andaluz.

Pues sí, la Calviño aseguró que ella tiene mejor calibre que el...

...«resto de los competidores, el presidente Sánchez y yo vimos claramente que solamente una candidatura con mi nombre tenía las máximas opciones para prosperar, y cualquier otra candidatura, cualquier otro perfil sería dar la batalla por perdida», asegurando que la suya era «una candidatura fuerte que da a nuestro país las máximas opciones para tener éxito y conseguir por primera vez en nuestra historia la presidencia del Banco Europeo de Inversiones».

Palabra: al escucharla por la tele me avergoncé por la soberbia con que se manifestaba por encima de cualquier otra persona de la Unión Europea, dejando en la cuneta a no pocos españoles, ya hombres ya mujeres, que de eso saben cantidad y lo demuestran cada día.

Y repitiendo el tándem que forma con Pedro Sánchez, siguió su exposición asegurando que...

...«ha expresado claramente su confianza, y yo mi compromiso con él, para seguir liderando, dirigiendo y coordinando la política económica del gobierno en los próximos meses y en la siguiente legislatura».

¡Toma ya! Cómo le guarda el puesto a Pedro Sánchez y ella se reserva el que ahora tiene, al que suma el del banco Europeo. ¡Qué capacidad tiene esta chica, que arrogancia! Porque no termina ahí pues que no paró de animarse a sí misma mientras se dirigía a la prensa y a otros personajes que la acompañaban:

«La fortaleza de su candidatura es el reflejo del resultado de la política económica que hemos llevado durante estos cinco años [...] un resultado positivo, reconocido por todos los organismos internacionales, públicos y privados [...] porque todos los datos económico avalan la gestión que hemos desarrollado».

¡Jopé que cara tiene la señora! Supongo que eso no se lo está cantando a los casi tres millones de parados, a los que contentan con una miseria con la que no tienen para llegar a final de mes, con cuantos empresarios han tenido que echar el cierre o marcharse a otro país para poder seguir trabajando con tranquilidad, con la forma tan descarada que han ido aumentando la deuda pública, y, en general, con el desastre que es España.

Con ese desparpajo, también aseguró que «por eso, digamos que solo una candidatura como la mía podía dar a España las máximas opciones para este puesto de primer nivel en el ámbito europeo». Y «por primera vez en nuestra historia España puede optar a un puesto de primer nivel como es la presidencia del Banco Europeo de Inversiones [...] esto lo que refleja es el respeto, el cariño, el papel, el prestigio que hemos tenido».

¿Qué diría Coco Chanel que a puro pulso ganó el prestigio que tuvo? Porque no viene mal una cita de esta destacada mujer que aseguró que «No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase» las que distinguen a unos de otros. Ahí cabe incluir comparativamente a nuestra ilustre vicepresidenta primera del Gobierno en funciones. Y para saber quién es quién, esperar a que emigren de los edificios del Estado para hacer el resumen de su gestión y las cuentas de los dineros manejados. No tiene pudor, carece de recato, la modestia parece que no ha entrado en su casa, y no parece sentir vergüenza por manifestarse como lo hace. Que Dios la perdone.




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