La cacerolada de los irresponsables

22/03.- En esta España nuestra pasamos de los aplausos a las caceroladas, o viceversa, en un santiamén. Incluso a veces somos capaces de hacerlas coincidir.

Publicado en el número 281 de 'Desde la Puerta del Sol', 22 de marzo de 2020.
Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa.

La cacerolada de los irresponsables

En esta España nuestra pasamos de los aplausos a las caceroladas, o viceversa, en un santiamén. Incluso a veces somos capaces de hacerlas coincidir. Hemos de celebrar los aplausos de agradecimiento a quienes son capaces de comportarse con valor y hombría (incluyendo en esta hombría a las mujeres que saben ser mujeres con todas sus consecuencias, derechos y valores incluidos), aunque de las dos prácticas tenemos ejemplos estos días.

Los que estamos encerrados en casa aplaudimos desde terrazas y balcones a cuantos están trabajando sin descanso y con gran generosidad por los demás, sin mirar el reloj, sin reparar en los peligros, cumpliendo un deber moral con el que venimos al mundo. También aplauden los que se encuentran en las calles prestando un servicio insustituible, los Policías y Guardia Civil, a médicos y demás personal sanitario, sin los cuales esto resultaría insoportable y no podríamos vislumbrar un horizonte despejado para la vida futura; los aplausos van de igual forma a todos los que nos trasladan de unos lugares a otros, traen las mercancías que se precisan para la subsistencia, arrancan de los campos los alimentos precisos, etc.

Los médicos y sanitarios aplauden a su vez a los miembros de la Policía Nacional y Local, la Guardia Civil y el Ejército que nos cuidan en las calles vigilando lo que hacemos y cómo lo hacemos, atendiendo todo lo que sea preciso para cubrir necesidades.

Por otro lado están los de las caceroladas bajo la batuta de Pablo Iglesias, al que han sentado mal las palabras dichas por el Rey Felipe VI y considera que este es el momento en el que –encontrándose él en el poder– habría que aprovechar para despedir a la familia real sin indemnización ni subsidio por los ERES o ERTES.

A Dios gracias siguen primando los españoles que consideran que quien sobra es Pablo Iglesias y para demostrarlo, montaron la cacerolada del sábado contra él y sus repugnantes maquinaciones.

Porque Pablo Iglesias, que está en cuarentena como cualquier otro español, más teniendo en cuenta que está afectada por el coronavirus su barragana (= persona que se acompaña con otra» según ha quedado reducida la definición de este término en el diccionario de la RAE), no puede dejar un segundo de pensar en jorobar el país y a los españoles, pues, saltándose a la torera por segunda vez la obligación de permanecer en su casa, se plantó ante los españoles a través de la tele para intentar sacar provecho a las medidas tomadas por el Gobierno respecto a los previsibles despidos, explicando lo que ya había expuesto el presidente del Gobierno,pero con su natural actitud de proclama, como si fuera un Andrés Torrejón, alcalde de Móstoles, cuando declaró la guerra a Napoleón.

No dijo nada nuevo, ni siquiera confesó la responsabilidad que le cabe por no haber puesto en marcha,a mayor gloria del 8-M, tan patrocinado y querido por su compañera Inés Montero, las medidas necesarias para evitar se extendiera el virus. Claro que los que en días anteriores no han faltado a la cita de los aplausos, el sábado 21 dedicaron una cacerolada a Pablo Iglesias abriéndole la puerta para que se despida del Gobierno (junto con su pareja de hecho), pues nada pueden aportar a la comunidad salvo odio y carroña.

La penitencia por el 8-M la están padeciendo, entre otros muchísimos –unos responsables del pecado y otros totalmente ajenos a él– tanto Inés Montero, como Begoña Gómez –consorte de Pedro Sánchez–, así como alguna otra pieza del entorno de La Moncloa, al salirles mal la susodicha manifestación, pues fueron premiadas con el Covid 19, del que esperamos escapen con felicidad y buenas intenciones para el futuro.

Por nuestra parte, por culpa del virus, hemos dejado ya en el camino a un amigo y colaborador: Gonzalo Cerezo Barredo, que no pudo aguantarlo y emprendió hace unos días el viaje hacia los luceros, donde tenía plaza reservada desde hace años. Sentimos muy profundamente su marcha, pues sus consejos y su pluma eran certeros y su amistad de las de siempre. Rezamos por él.

Rezamos por todos los que nos están dejando, pues, es sabido, para los que viven con los ojos abiertos, y sin ninguna afección, en nosotros no cabe el odio y tenemos la consigna de amar a todos nuestros hermanos, amigos o no.

Lo aprendimos en el Catecismo, y lo practicamos en los campamentos, en la naturaleza, entre amapolas, donde es más fácil encontrar la limpieza y poder cantar con emoción: «Si vas por la pradera / no pises las amapolas / pues están regadas con sangre / española». Nos lo recuerda el botijo que hoy traemos en el que figuran unas amapolas pintadas a mano.

Mientras seguiremos con los aplausos y los rezos para los industriales que han cambiado el trabajo en sus fábricas o talleres y se han puesto a fabricar mascarillas, trajes para los servicios sanitarios, aparatos para la respiración, planchas aisladoras de metacrilato para evitar la contaminación, gafas, y todos los artilugios ingeniosos que están sacando a relucir para la protección de los que se encuentran en la primera fila del combate.

Sin olvidar a las monjas que, en la paz de los monasterios, además de pedir a Dios por toda la humanidad, trabajan fabricando mascarillas u otros complementos.


PD: Y nos sumamos a la nota que nos ha llegado por internet promocionando a D. Amancio Ortega para el premio Princesa de Asturias de la Concordia 2020, como referente ejemplar para la sociedad española, por su entrega al trabajo, su gran sentido de la solidaridad y ciudadano ejemplar para la sociedad española, con el fin de que estas clase de personas sean los referentes para nuestros hijos y nietos, que son el futuro de esta gran nación que ha de despertar del letargo en el que se encuentra.