El doncel de Sigüenza y Jano, dos falangistas

27/JUL.- Nos emocionamos al contemplar la ejemplaridad del doncel de Sigüenza, y nos esforzamos en mirar con los dos ojos; en mostrar las dos caras, como Jano.

Publicado en Gaceta Fund. J. A. núm. 358 (JUL/2022). Ver portada de Gaceta FJA en La Razón de la Proa (LRP). Recibir el boletín semanal de LRP.

El doncel de Sigüenza y Jano, dos falangistas

El doncel de Sigüenza y Jano, dos falangistas


En las referencias históricas y los arquetipos tradicionales, generaciones de falangistas nos hemos inspirado en modelos, imaginarios o reales que han acompasado –o exaltado– nuestro comportamiento. Modelos que, muchas veces, nos han llevado a mundos utópicos, irreales…

Porque el doncel de Sigüenza, que ya tenía 25 años cuando murió a finales del siglo XV, en la toma de Granada, es representado, en su maravilloso sepulcro, como plácidamente dormido, con vestimenta militar y con un libro entre sus manos. Su actitud mitad monje; mitad soldado ha inspirado muchos comportamientos y virtudes ejemplares entre nosotros, los falangistas.

Otro arquetipo falangista, menos conocido y menos esgrimido es el dios Jano, ese dios mitológico, rey de Roma, al ser expulsado del paraíso por Zeus, junto a Saturno. Y, como compensación, le dio el don de poder ver el pasado y el futuro.

Y es que el ideal del falangista es el que mantiene y recita el nada de un párrafo de gracias, y el que reclama una política de síntesis, la que mira con el ojo derecho y el ojo izquierdo.

En la política de las camisas, de los crespones, de las antorchas se entremezclan nuestros grandes valores patrióticos, espirituales, eternos, que contemplamos desde 1933 con nuestro ojo derecho, tantas veces empañado por lágrimas. Y hubo decenios en que el estilo, la ética y aquellos grandes valores prevalecieron entre nosotros. Sí, la cara derecha del dios Jano.

Pero, afortunadamente, Jano tiene también el perfil izquierdo, el de la política social; el de la política económica. Esa política nos la insinuaban a los niños de los años sesenta aquellos libros del bachillerato: Política económica, Política social, de la pluma de Velarde Fuertes y otros.

Después, Manuel Cantarero del Castillo, con su Síntesis, frente a la tesis y antitesis, y su valoración objetiva del socialismo. Y Manuel Funes Robert, nuestro ”Keynes”, alternando argumentos con ⎼otra vez⎼ Juan Verlarde, nuestro ”Hayek”. Y, ya ahora, José Manuel Cansino y otros…

Muchos de nosotros, los falangistas, seguimos emocionados al contemplar la ejemplaridad del doncel de Sigüenza. Y nos esforzamos en mirar con los dos ojos; en mostrar las dos caras. Como Jano.



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