Cantarero

7/07.- Él nunca dejó de sentirse y proclamarse joseantoniano. Por lo que me gustaría verlo entre mis amigos, mis camaradas, mis admirados joseatonianos ilustres.

Publicado en la Gaceta de la FJA, núm. 346, de julio de 2021. | Ver ​portada de la Gaceta FJA. en La Razón de la Proa (LRP) | ​Recibir actualizaciones de LRP.​

Como en tantas otras tardes, he releído los nombres de todos (todas y todes, diríamos ahora), de los que forman la maravillosa centuria de joseantonianos ilustres, y me he maravillado al comprobar que yo, un cartagenero, estudiante en el Madrid de los años sesenta, había conocido, había hablado o, simplemente, había saludado a muchos de los que han adquirido esa inmejorable titulación. Algunos de ellos felizmente vivos y activos.

Entre nosotros, veteranos cansados de cantar el Cara al Sol en tumbas de camaradas, aún me sorprendo de estar ahí, con ilusiones de futuro, con esperanzas de revoluciones y de justicias. Y vuelvo a repasar los nombres, y a hacerlo, en algunos se me saltan las lágrimas. Y sé que hay muchos más; unos anónimos camaradas, que han entregado su vida a la Falange, desde su modesta grandeza. Y otros muchos que no conozco; de otros lugares, de otras épocas. Pero, entre esos ”otros muchos” hay un personaje importante que merece sobradamente el título de “joseantoniano ilustre”. Me refiero a Manuel Cantarero del Castillo.

Lo conocí cuando era presidente de la Agrupación de Antiguos Miembros del Frente de Juventudes, y yo un jovencito estudiante de Medicina, de las Falanges Universitarias, mandadas por otro "ilustre" recientemente fallecido, Federico Sánchez Aguilar; con sede en aquella calle junto a las Cortes, ahora desaparecida ¿Floridablanca?

Sus libros Ideas Actuales, Tragedia del Socialismo Español y Falange y Socialismo” marcaron para mí un hito, tanto en la reconciliación como en la deseada evolución del nacionalsindicalismo hacia el futuro. No pudo ser.

Y no pudo ser porque muchos de nosotros, "falangistas valerosos" no estábamos maduros para el cambio, para la adaptación a un nuevo modelo de convivencia y de ⎼como decía Franco⎼ «ordenada concurrencia de criterio». Casi proscrito en los medios falangistas al uso, fundó Reforma Social Española (RSE), entonces acogida a la Ley de Asociaciones.

Estuve en la promoción de RSE en Madrid, en Cartagena, retorciendo mis sensaciones ante un léxico nuevo que no era el mío, y Cantarero vino a Cartagena, y fue testigo en mi boda. Y en una reunión de la RSE (creo recordar que en el Ateneo de Madrid ), en vez de cantar el Cara al Sol ⎼como me habría encantado⎼ algunos asistentes saludaron con el puñico cerrado... No pude más, y pese a mi cariño y admiración, abandoné la reunió, abandoné RSE y abandoné a Cantarero para siempre...

Pero él nunca dejó de sentirse y proclamarse joseantoniano. Por lo que me gustaría verlo entre mis amigos, mis camaradas, mis admirados joseatonianos ilustres. Y desde su lucero ⎼¡también creía en eso!⎼ nos sonreirá.