Semblanzas

El jonsista rebelde.

Santiago Montero Díaz (Mugardos, La Coruña, 21/01/1911 - Madrid, 24/7/1985). Uno de los recuperadores y compiladores de la obra de Ramiro Ledesma Ramos.


Artículo recuperado de noviembre de 2020. Recibir el boletín de LRP.​

Santiago Montero Díaz, el jonsista rebelde


Entiende biente lo digo a ti porque ni un solo momento reconozco otro jefe políticoque mi fe nacionalsindicalista no ha sufrido ni sufrirá el más mínimo quebranto

Uno de los recuperadores y compiladores de la obra de Ramiro Ledesma Ramos. Un fiel y sentido amigo, sin duda. Montero fue primero un fuerte polemista intelectual de Ramiro en el ateneo madrileño, siendo miembro del PCE. Después de una visita en 1933 a Alemania, se unió a Ramiro y al nacionalsindicalismo.

Jonsista, opuesto a la unificación con Falange, se desvinculó de la misma en razonada carta (marzo de 1934) con aquella despedida: camarada, hasta que tú quieras [1].

Doctor en Filosofía y Letras, ganó en Murcia cátedra de Historia de la Edad Media Universal en 1936. Luchó en la Cruzada en una bandera aragonesa y desde el frente leridano, ya en 1938 y 1939. Prologa y escribe el epílogo del Discurso a las juventudes de España [1]. Si el camarada ya no podía acudir, Montero no iba a olvidarlo. En1941 publicó La evolución intelectual de Ramiro Ledesma, para que no se perdiese la persona y la obra política de su amigo y líder. Este estudio consta como prólogo del libro La filosofía, disciplina imperial, que es el título que Ramiro quería dar a un volumen que reuniese una selección de sus escritos filosóficos cuando, en 1930, a sus 25 años, decidió cambiar la vida de estudio por la acción política.

Ejemplo de la España de la Paz, Santiago Montero pronunció, terminada la Cruzada, el discurso de apertura del curso 1939-1940 en la Universidad de Murcia, La Universidad y los orígenes del nacionalsindicalismo. En aquel “terrible ambiente de represión” pronunció su discurso a fines de 1939, para el 11 de enero de 1940 ser reintegrado a su función activa, sin imposición de sanción, tras el oportuno expediente de depuración (BOE del 27 de enero de 1940), porque la ley era para todos, hasta para los excombatientes.

Santiago Montero ​Díaz, un titán intelectual y con un carácter indómito. Un claro ejemplo del “desierto intelectual” de aquella España. Dirigió 44 tesis doctorales, la primera en 1940 la última en 1983. El filósofo Gustavo Bueno, que no asistió a sus clases, pero al cual Montero dirigió su tesis doctoral, consideraba al mismo como su maestro fuera de ellas, según le confesaba:

Independientemente del aparente alejamiento en que vivo respecto de Vd., sigue Vd. siendo para mí lo que fue siempre: mi maestro y consejero, una referencia inexcusable (haz esto como si don Santiago te viese”, me he dicho muchas veces), un hombre a quien mi respeto aumenta con el tiempo.

Transcribo un párrafo de su panegírico (1985), escrito por Antonio Fontán:

"El profesor Montero Díaz nos deslumbraba, en tercero de facultad, con una visión histórica del formidable amanecer que fue la ciencia griega (de sus labios oímos, por primera vez, lo que desde los puntos de vista del método y de los contenidos mismos debe la filosofía occidental a la medicina jonia, así como que, para entender el problema del poder político, en cualquier situación histórica, hay que acercarse a estudiarlo en toda su desnudez en el imperio romano)."

(Atentos a la frase en negrita del anterior párrafo por si algún filósofo o con estudios de filosofía puede explicar hoy cuánto se debe).

Inmersos en el páramo cultural que nos asola en este 2020, es bueno recordar la calidad intelectual de Santiago Moreno. La recopilación de sus escritos históricos y políticos en el período 1935/1946, se titula De Calicles a Trajano: Estudios sobre historia política del mundo antiguo.

Su bibliografía se inicia en 1930 para terminar en 1969 con Flavio Claudio Juliano, llamado el Apóstata, un emperador intelectual y comprende unos 43 libros, ensayos, tratados, conferencias. En 1940, obtuvo el traslado a la Universidad de Madrid, donde se encargó de la cátedra de Historia de la Filosofía antigua en la Facultad de Filosofía y Letras.

Indómito y pendenciero intelectualmente, su gran tema fue la Patria. Pero no una patria cualquiera, sino la que encuentra su futuro en el Imperio, pasando por la represión y por la guerra. En esta era liberal que nos toca soportar, conviene leer, las ardorosas palabras con las que Díaz iluminó en 1943 a sus oyentes, bajo los auspicios de la Escuela de Capacitación y Formación de la Vieja Guardia de Madrid, nada menos:

La política interior ha de estar hoy determinada por nuestra necesidad de expansión y de conquista, por nuestra ineludible urgencia de tomar un puesto en el conflicto. O, dicho de otro modo, una auténtica política nacional no puede ser en estos momentos otra cosa que una preparación para el Imperio.

Desterrado en 1944 y en 1945 por sus ataques al Gobierno en resonantes conferencias, por no ser suficientemente nazi o fascista. En febrero de 1965 fue uno de los catedráticos que encabezó en Madrid la manifestación estudiantil que supuso su expulsión de la Universidad. Santiago Montero Díaz falleció en 1985.

Entiende biente lo digo a ti porque ni un solo momento reconozco otro jefe políticoque mi fe nacionalsindicalista no ha sufrido ni sufrirá el más mínimo quebranto.” [2]

Dimitió de sus cargos y se dio de baja en la organización. El 12 de marzo de 1934 escribe Montero Díaz a Ramiro Ledesma:

Querido camarada Ledesma: Las J.O.N.S. no se desvían, decían los números 5 y 6 de nuestra revista, refiriéndose a F.E.

Y cuando ingresé en las J.O.N.S., llevando un compacto grupo de militantes conmigo, hice de esta plataforma una consigna. Manteníamos el sentido patriota y revolucionario de las J.O.N.S. como nuestra bandera de combate más diáfana.

Llegó el Consejo Nacional, al que no pude asistir. Ya conoces la opinión que os remití.

Centuplicar nuestras actividades, aclarar nuestra actitud; no fundirnos con un movimiento cuyas limitaciones derechistas eran bien patentes.

Y las J.O.N.S. se desviaron.

Yo, por la campaña que hice en toda Galicia contra la F.E., basándose en aquellas circulares vuestras; porque sé que, a pesar de todas las declaraciones verbalistas en contrario, las gentes, el contenido y las maneras políticas de la Falange están en abierta oposición a la revolución nacional, y siguen estándolo, me encuentro totalmente desplazado dentro de un movimiento que quiere unir dos tendencias en realidad tan distintas como las primitivas J.O.N.S. y la Falange.

Y los revolucionarios de envergadura española os sentiréis también desplazados muy pronto.

Aquella campaña mía me inutiliza en Galicia para militar bajo la doble advocación de F.E. de las J.O.N.S., cuya irreductibilidad mantuve a capa y espada.

Mi íntima convicción de que, 'malgré lui', los contingentes falangistas están muy lejos de entender y sentir los objetivos reales de nuestra revolución, me impide prestar la disciplina inquebrantable y fanática que necesito dar al Partido.

Por esto, camarada, y en congruencia con mi tajante opinión, remitida al Consejo Nacional, prefiero situarme voluntariamente fuera de la nueva disciplina.

Entiende biente lo digo a ti porque ni un solo momento reconozco otro jefe políticoque mi fe nacionalsindicalista no ha sufrido ni sufrirá el más mínimo quebranto. Pero mi colaboración bajo otros jefes, que sé que representan otro concepto de la revolución, es imposible.

Se llamará izquierdista a esta actitud. Y no lo es. Es, en cambio, derechista la esencia misma de la Falange. Esa esencia se conserva a pesar de la unión. Y se impondrá, por desgracia, camarada Ledesma. Algún día te darás cuenta de ello.

Y si ese día decides recobrar la independencia del movimiento o crear uno nuevo bajo las mismas orientaciones que las primitivas J.O.N.S., planteando la lucha con el marxismo en el plano de la rivalidad revolucionaria, me volverás a tener incondicionalmente bajo tu jefatura.

Si ese día no llega, o mientras no llegue, puedes tener la seguridad de que mi retirada de toda actividad política será radical y definitiva. Pondré en mi silencio la misma energía que me has visto poner en la acción jonsista en Galicia.

Salud, camarada, y hasta que tú quieras.
Santiago Montero Díaz. 12 de marzo de 1934.




[1Prólogo a Ramiro Ledesma Ramos, Discurso a las juventudes de España, 3ª Edición, Ediciones EFE, Barcelona 1939. [2] Epílogo a Ramiro Ledesma Ramos, Discurso a las juventudes de España, 2ª edición, Ediciones EFE, mayo 1938, págs. 207-212 (firmado en el Frente de Lérida, 17 de mayo de 1938, II Año Triunfal).


Editorial FIDES (dentro de su colección Azul Mahón) ha publicado una recopilación de escritos y discursos de Santiago Montero con un prólogo de Erik Norling (40 págs.). Más info.

En 1962 publicó Ramiro Ledesma Ramos, por medio del Círculo Cultural "Ramiro Ledesma Ramos" de Madrid, No parar hasta conquistar.




Para saber más: