OPINIÓN | ACTUALIDAD

La vivienda como problema

Es posible emprender la tarea de dotar a los españoles de vivienda. No es un problema difícil si uno se lo propone. Con ello no será preciso atentar contra los que tienen viviendas vacías como pretenden algunos, ni está justificado permitir que los okupas entren en viviendas desocupadas, incluso con sus moradores dentro. 


Publicado en la revista Desde la Puerta del Sol núm. 540, de 12 de noviembre de 2021. Ver portada Desde la Puerta del Sol en La Razón de la Proa (LRP).

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La vivienda como problema

La vivienda como problema


Este es un problema difícil de solucionar, pues tiene dos vertientes: por un lado faltan viviendas para las familias de escasos ingresos, y por otro hay una abundancia considerable de viviendas de altos precios. En el primer caso, no se construyen viviendas baratas por dos razones: la empresa privada no puede hacerlo porque el costo no resulta económico, aparte que su actividad busca un beneficio justificado –aunque no son pocos los casos en los que el beneficio se pasa de la raya–; y por otro, el Estado, que, como piensan otros, sería quién podría hacer los posibles para construir viviendas más económicas, dado que dispone de solares y no ha de buscar el beneficio en la construcción. Pero el Estado hoy no se implica en la tarea y, a cambio, lo que es más sencillo, se adapta a lo que persigue la ideología comunista de romper la empresa privada mediante la cesión por parte de esta, a precios económicos, esas viviendas caras que por un medio natural va vendiendo poco a poco.

Complementariamente está el alquiler, negocio que los emprendedores explotan con el fin de obtener una rentabilidad de la inversión realizada, produciéndose, normalmente, un alza continuo por ir aprovechando el incremento constante del costo de la vida, lo que impide que las economías más débiles puedan acceder a esas viviendas. Probablemente también habría que culpar, en cierta medida, a esos propietarios que poner unos precios enormemente elevados, rayando no poco en la codicia.

No es la primera vez que en España se da la circunstancia de que falte vivienda para los más humildes y para las nuevas generaciones que no encuentran la forma de salir de casa de sus padres. Pero, en la última ocasión que ocurrió esto, y de la que tenemos memoria, el Estado tomó las medidas oportunas para solucionar el problema. Nos estamos refiriendo al periodo de la posguerra española, cuando había escasez de todo, incluso de la vivienda. Mas, ¿qué hicieron las autoridades de entonces? Coger el toro por los cuernos, pensar, y tomar las medidas necesarias para, en más o menos tiempo, solucionar el problema, lo que se consiguió.

Las medidas tomadas fueron sencillas. España estaba destruida, habían desaparecido pueblos enteros, en no pocas ciudades se habían derruido edificios de todo tipo, como hemos dicho, faltaba de todo, pero muy principalmente vivienda. Para su reconstrucción se crea, como primera acción, la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones que tomó con empeño ir arreglando el espacio nacional en esta materia; se creó el Instituto Nacional de la Vivienda que se ocupó de controlar cuanto se refería a esta actividad; surgió el Plan de Desarrollo; la Obra Sindical del Hogar levantó barrios enteros por toda España,... Y, por medio de las medidas que se iban tomando, se reconstruyeron pueblos destruidos durante la guerra y se crearon otros nuevos, surgió una Ley de vivienda protegida, nació una cooperativa de la vivienda con el fin de fomentar la construcción por el sistema cooperativo de sus propietarios; la banca oficial facilitó créditos a largo plazo y con amortizaciones reducidas, sin interés o con bajo interés; la banca privada siguió los mismos pasos;...

Lo que apuntamos como posibles sugerencias, de una forma desordenada, no tiene otro objetivo que traer el recuerdo que, poniéndose a trabajar es posible conseguir solucionar problemas que parecen irresolubles. No hemos precisado ni todos los organismos que se pusieron en marcha, ni toda la obra que si hizo, ni que España carecía de hierro, cemento, maquinaria pero supo ir solucionando los problemas que surgían, montando las fábricas adecuadas, los altos hornos, las cementeras, gracias a ello los españoles consiguieron su vivienda en propiedad, subieron de categoría menesterosa a clase media, y crearon la posibilidad de que hoy vivamos como lo hacemos. Por supuesto, en todo ese hacer no figuraba ninguna de las ideas comunistas que ahora plagan las decisiones del Gobierno de España.

Es posible emprender la tarea de dotar a los españoles de vivienda. No es un problema difícil si uno se lo propone. Con ello no será preciso atentar contra los que tienen viviendas vacías como pretenden algunos por falta de imaginación, ni está justificado permitir que los okupas entren en viviendas desocupadas, incluso con sus moradores dentro, y cuasi gocen de inmunidad ante la autoridad del orden público, como piensan otros.

Para colaborar con esa construcción que propugnamos, prometemos dotar de botijo a todos los tajos donde se trabaje en la tarea de levantar viviendas. Para ello ya hemos acordado con unos cuantos alfareros de La Mancha el suministro de los botijos que sean necesarios, del tipo habitual en estas obras, que nos ocuparemos de entregar en cada una mediante la joven manchega que nos acompaña en esta ocasión.


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